"Lo siento, usted no existe"
Los inmigrantes tra¨ªdos de Canarias quedan libres con un expediente de expulsi¨®n que impide asignarles siquiera una filiaci¨®n
El despacho est¨¢ justo encima del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche (Madrid). Sobre la mesa se alzan torres de carpetas marrones, y m¨¢s en el armario, y en la otra mesa... El inspector de polic¨ªa abre una por una. En todas hay una foto de un extranjero indocumentado. Una foto, una orden de expulsi¨®n, una partida de nacimiento falsa, una hoja con sus datos personales... y cualquier papel aportado que pueda acreditar su identidad. El inspector, a tenor de esos documentos e interpretando el reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa, debe dilucidar si esa persona es quien dice ser y, en consecuencia, si se le puede atribuir una filiaci¨®n.
Decide as¨ª si esa persona puede existir (legalmente) en la sociedad espa?ola. Ni m¨¢s, ni menos. Simplemente si puede tener una identidad, ser alguien de cara a la sociedad m¨¢s all¨¢ de un ser humano completo, y no quedar en cualquier especie de limbo.
Red Acoge: "No tiene sentido acogerlos y dejarlos sin salidas legales 15 d¨ªas despu¨¦s"
"Aqu¨ª acaban recalando todos aquellos que llegan en pateras y cayucos. Concedo unas 1.000 c¨¦dulas al a?o. Pero al principio, cuando llegu¨¦ a este departamento hace tres a?os, denegaba miles", explica el inspector. "A estos morenitos casi nunca se la puedo otorgar porque vienen con un expediente de expulsi¨®n bajo el brazo y el reglamento es muy claro a ese respecto (Art. 107). Sin embargo, en otros casos, la ley es poco expl¨ªcita en cuanto a los m¨ªnimos documentos exigibles, y he tenido que inventar un protocolo". Y otras veces, pide que se acrediten cosas como "razones excepcionales de ¨ªndole humanitaria"... "Y yo me pregunto '?c¨®mo se acredita eso? y despu¨¦s pienso: 'y si le pasa algo despu¨¦s a ese indocumentado, le decimos: 'lo siento, usted no existe. Es un trozo de carne con ojos."
Mustaf¨¢ Fall, 18 a?os, y Mustaf¨¢ Ndou, 25, se conocieron hace cuatro d¨ªas en un hostal de Madrid. Son senegaleses y, antes y por separado, pasaron ocho y nueve d¨ªas de traves¨ªa en un cayuco. Luego m¨¢s de 20 d¨ªas en un centro de internamiento de Canarias. Despu¨¦s les subieron a un avi¨®n con destino Madrid con otras decenas de personas en su misma situaci¨®n, luego en un coche de polic¨ªa que les condujo hasta el centro de internamiento de Aluche, les dieron un bocadillo y les tomaron los datos para entregarles un expediente de expulsi¨®n. Fueron recogidos all¨ª mismo por miembros de la Cruz Roja y conducidos a uno de los centros de la ONG. Llamaron a sus familiares en Dakar para decir que estaban bien, volvieron a contar su historia a las personas de Cruz Roja, intentaron contactar con alguno de sus conocidos en la pen¨ªnsula y, finalmente, acabaron hospedados en el mismo hostal madrile?o, donde podr¨¢n permanecer un m¨¢ximo de tres meses (aunque lo normal son menos de 15 d¨ªas), mientras se re¨²nen con alg¨²n conocido y emprenden su personal e individual vuelo al limbo. Un protocolo de actuaci¨®n muy similar se lleva a cabo en Catalu?a, donde este a?o han sido trasladados 832 inmigrantes desde Canarias, con la diferencia de que las ONG les acompa?an desde el mismo aeropuerto de El Prat, informa Jes¨²s Garc¨ªa.
Fall y Ndou se sienten triunfantes por haber llegado y agradecen, en perfecto franc¨¦s, el trato recibido por la Administraci¨®n espa?ola. No tienen ni idea de que el expediente de expulsi¨®n que les abrieron les imposibilita para existir legalmente en Espa?a, por contundente y real que sea su presencia.
No llegan a entender que la ausencia de papeles, con la que han vivido toda su vida en Senegal, les impide aqu¨ª acceder a un permiso de residencia y a un trabajo regular y les condena a vivir al margen, a engrosar la bolsa de irregulares en Espa?a.
"No, no tengo pasaporte. En mi pa¨ªs eso cuesta dinero y no me lo pod¨ªa pagar.Yo quiero trabajar. He venido a trabajar. En los campos o en las f¨¢bricas", dice Fall con una t¨ªmida sonrisa. Est¨¢ pendiente de que le conteste un amigo que vive en Madrid para irse a su casa y empezar su nueva vida. Ndou, en cambio, se ir¨¢ pronto a Tarragona, en cuanto los responsables de Cruz Roja comprueben que efectivamente all¨ª le espera un familiar.
"No podemos expulsarles porque sus pa¨ªses no aceptan la devoluci¨®n y tampoco podemos retenerles m¨¢s de 40 d¨ªas. De hecho, no es conveniente agotar el tiempo de retenci¨®n establecido por la ley porque quiz¨¢ podamos demostrar su lugar de origen m¨¢s adelante y detenerlos para devolverlos a su pa¨ªs. Si agoto todos los d¨ªas me condeno a no poder retenerlos nunca m¨¢s", explica un agente de la Brigada de Extranjer¨ªa y Documentaci¨®n de Madrid, que invierte toda clase de medios, humanos y materiales, propios y de otras comisarias, en los traslados diarios de inmigrantes.
El resultado es que las aproximadamente 11.000 personas que, en lo que va de a?o, han sido trasladadas a la pen¨ªnsula desde Canarias (6.500 a Madrid), seg¨²n los datos facilitados por la Secretaria de Estado de Inmigraci¨®n, Consuelo Rum¨ª, vivir¨¢n en una especie de limbo en nuestro pa¨ªs mientras no se arbitren medidas para integrarlos o devolverlos de alguna manera. Porque desintegrarse no se van a desintegrar. "Yo me voy a quedar aqu¨ª", afirma con la rotundidad de su presencia Fall, despu¨¦s de conocer todas las dificultades.
Algunas organizaciones como la Red Acoge, desde hace a?os dedicada exclusivamente a los inmigrantes con 26 delegaciones en toda Espa?a, se han desmarcado de este dispositivo de acogida del Gobierno, por considerar que es insuficiente e incoherente.
"No me parece l¨®gico acoger durante 15 d¨ªas a un extranjero indocumentado, atenderle y luego dejarle ir sabiendo que no tiene salidas legales y que tiene las puertas de la integraci¨®n cerradas. As¨ª se lo hicimos saber a la secretaria de Estado cuando se solicit¨® nuestra ayuda a principios de a?o", comenta Sonia Rodr¨ªguez, presidenta de la organizaci¨®n. "No es que pidamos papeles para todos, pero no se puede condenar a una persona a la marginalidad, dejarle expuesto a todo tipo de abusos por parte de mafias que quieran venderles papeles falsos o explotarlos laboralmente. Atendemos a todo el que llama a nuestras puertas pero no hemos querido participar en este proyecto concreto porque no nos parece una soluci¨®n", agrega.
Otras organizaciones, como Cruz Roja, la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) o la Asociaci¨®n Comisi¨®n Cat¨®lica Espa?ola de Migraciones (Accem), reconocen esos problemas pero consideran que, una vez aqu¨ª, hay que darles una asistencia humanitaria b¨¢sica y por eso, aseguran, colaboran en el dispositivo financiado por Trabajo.
Entre tanto, representantes del Gobierno y de las Fuerzas de Seguridad del Estado tratan, por tercera vez en los ¨²ltimos cuatro meses, de establecer acuerdos con los pa¨ªses de origen (Senegal, Mauritania, Guinea...) para taponar las salidas en las costas africanas y parar este incesante trasvase de personas.
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