Sudores, facturas y Ventoso
Espectacular victoria al 'sprint' de un nuevo c¨¢ntabro r¨¢pido tras una calurosa y larga etapa
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
En la meta, pol¨ªgono industrial de Almendralejo, interminable recta, ni un solo ¨¢rbol, 40 grados a la sombra o m¨¢s, pelot¨®n que nunca llega, letan¨ªa infatigable de comentaristas, Thor Hushovd, que es el l¨ªder, que es grand¨ªsimo, que es noruego, dijo (en su idioma, o sea en ingl¨¦s): "Oz¨², qu¨¦ calor. He aguantado la etapa porque no he parado de beber agua".
Unos cuantos metros, unos cuantos puestos, m¨¢s atr¨¢s, en la misma meta, final de la etapa m¨¢s larga en kil¨®metros, 220, de la Vuelta, casi seis horas a la humana media de 38 por hora entre dehesas y campos bald¨ªos, Jos¨¦ Antonio Garrido, el aguador gal¨¢ctico, repet¨ªa (en espa?ol) la salmodia con una ligera variante: "Oz¨², qu¨¦ calor [mientras lo dec¨ªa, se liberaba del casco y dejaba al sudor chorrear libremente desde su frente]. No he parado de subir y bajar. Al coche, a por bidones. Al pelot¨®n, a dar de beber a los compa?eros". Garrido ostenta el r¨¦cord mundial, con una capacidad porteadora de 24 bidones de medio litro por viaje, pero ayer no estaba el d¨ªa para locuras. "Ja", dice el gregario vasco de Bettini; "c¨®mo para andar cargando tanto con este calor. Habr¨¦ bajado al coche unas diez veces y en cada viaje habr¨¦ tirado con ocho o diez bidones". Cubri¨® m¨¢s o menos la mitad de las necesidades de su equipo, cifradas, como las de los dem¨¢s, en unos 180 bidones de agua y sales, unos 20 por cabeza, lo que llev¨® a algunos conjuntos, poco previsores, a situaciones de penuria, con auxiliares recogiendo por las cunetas botellines desechados por sus corredores y rellen¨¢ndolos en fuentes p¨²blicas.
Cogi¨® la rueda de O'Grady, desbord¨® a Zabel y McEwen y aguant¨® la remontada de Hushovd
No muy lejos de Garrido y sus sudores, m¨¢s cerca de ¨¦l que de Hushovd, de todas maneras, Alejandro Valverde, el crack vestido de blanco, se secaba la frente, se levantaba las gafas de sol, explicaba que por prudencia (el miedo, el miedo, las ca¨ªdas), al final de la etapa, ¨¦l, un habitual de los sprints, un corredor r¨¢pido como el viento, se hab¨ªa refugiado con medio equipo a cola de pelot¨®n, lejos de los afiladores, de los frenazos, de los mogollones. Y hablaba, m¨¢s o menos, del cobrador del frac, de c¨®mo un d¨ªa tan pesado como el que hab¨ªan llevado seguramente pasar¨ªa factura en un futuro no muy lejano. "Ya veremos el mi¨¦rcoles en La Covatilla", dijo, y a ¨¦l le hicieron eco todos los bichos vivientes de su alrededor. Ay, la factura; ay, La Covatilla, ma?ana, la primera llegada en alto.
En el mismo Almendralejo, mismo escenario, diferentes historias, hubo un ciclista, uno s¨®lo, que no se quej¨® del calor, que no luci¨® cara lacia, que no llor¨®. Fue el ganador, claro. Un sprinter, por supuesto. Hasta ah¨ª, f¨¢cil. Pero la adivinanza se complica si borramos de la lista a los cl¨¢sicos: a McEwen, a Hushovd, a Petacchi, a Napolitano, a Zabel, a O'Grady... Y m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: un sprinter espa?ol, c¨¢ntabro para precisar. No, exactamente; Freire no participa. No; se trata de Ventoso, de Francisco Jos¨¦, Fran, Ventoso, 24 a?os, soltero, natural de Reinosa y all¨ª residente, que dir¨ªa Fazio. De la tierra de Alfonso Guti¨¦rrez y ?scar Freire, feraz vivero de sprinters pese a tanta monta?a, pese al ancestro Trueba. "Pero ¨¦ste no es de la escuela de ninguno de los dos", dice orgulloso, ancho pecho, su director, Josean Matxin; "¨¦ste es de la escuela de Saunier Duval, pues ha pasado all¨ª 12 a?os, desde que era alev¨ªn y el ¨²nico chico del grupo, por lo que ten¨ªa que salir con las chicas, hasta ahora, que es profesional. Y tambi¨¦n de cadete, de juvenil y de amateur, cuando en el invierno trabajaba de encofrador, palista con retroexcavadora y fontanero para ahorrar y poder bajarse a entrenar a Andaluc¨ªa. Y fue quien en Qatar, hace dos a?os, logr¨® el primer triunfo profesional de nuestro equipo. Si hasta gan¨® en Filadelfia el campeonato de Estados Unidos". Siempre al sprint, pese a que su planta no asuste. Siempre solo, busc¨¢ndose la vida entre equipos organizados, entre trenes veloces, entre kamikazes de las llegadas. Solo, como sus ¨ªdolos, Freire, su paisano; como Yamolid¨ªn Abduyap¨¢rov, el terrible uzbeco de ojos negros como tiznones cuya mirada ard¨ªa de furia, asustaba, le abr¨ªa el camino. Ventoso, que ya ha aprendido a no cortarse ante los grandes nombres, repiti¨®, m¨¢s o menos, la jugada de Bettini la v¨ªspera: cogi¨® la rueda de O'Grady, desbord¨® a Zabel y McEwen y aguant¨® la remontada de Hushovd.
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