Siesta '¨¹ber alles'
El verano empez¨® con la satisfacci¨®n de que, calidad del f¨²tbol aparte, todo sali¨® en el Mundial a pedir de boca. Y para que no faltase nada hasta una ola de calor tropical se instal¨® gracias al anticicl¨®n Zorro que proporcion¨® un mes maravilloso. A Zorro le sucedi¨® Bruno y la temperatura ha llegado hasta l¨ªmites inusitados. Lo de Bruno fue un homenaje al famoso plant¨ªgrado -vilmente asesinado por cazadores de Baviera- que durante m¨¢s de un mes tuvo en vilo a Alemania con sus correr¨ªas por la regi¨®n alpina lim¨ªtrofe con Austria.
Los calores de Bruno han trastornado al pa¨ªs. En el idioma alem¨¢n, a punto de desaparecer por la invasi¨®n de anglicismos, apenas existen unas cuantas palabras procedentes del espa?ol. Adem¨¢s de las cl¨¢sicas como guerrilla, se pueden escuchar en viejas pel¨ªculas del oeste, dobladas al alem¨¢n, expresiones en espa?ol del tipo "?Vamos muchachos!" o "?Hasta la vista, amigo!" Lo de amigo entr¨® en el alem¨¢n como sin¨®nimo de corrupci¨®n cuando hace un par de a?os unos pol¨ªticos b¨¢varos se vieron involucrados en un esc¨¢ndalo de nepotismo y negocios sucios. Tambi¨¦n desde hace a?os existe el sustantivo masculino Der Manolo para designar a esos se?ores que van al f¨²tbol con un bombo para animar a su equipo a base de destrozar el t¨ªmpano a cuantos les rodean.
Alguna televisi¨®n alab¨® la sabidur¨ªa de los espa?oles. Y hay pol¨ªticos favorables a un cambio de los h¨¢bitos de vida
La ola de calor introdujo un nuevo femenino espa?ol en el l¨¦xico alem¨¢n: Die Siesta. En alg¨²n reportaje de televisi¨®n se alab¨® la sabidur¨ªa de los espa?oles. Hasta aparecieron un par de m¨¦dicos expertos en enfermedades del sue?o que destacaron los efectos beneficiosos de la siesta. A la vista del cambio clim¨¢tico varios pol¨ªticos se han pronunciado ya a favor de modificar los h¨¢bitos de vida en Alemania y han entonado una especie de Siesta ¨¹ber alles. Se tratar¨ªa de introducir la siesta en Alemania, una pausa desde el mediod¨ªa hasta las cuatro de la tarde.
La propuesta, que habr¨ªa sido her¨¦tica hace unos pocos a?os, no ha tenido mala acogida. En la moderna Alemania se necesitaron m¨¢s de 40 a?os para modificar una ley federal que obligaba a cerrar los comercios en todo el pa¨ªs a las 18.00 y los s¨¢bados a las 14.00. Desde el s¨¢bado a las dos de la tarde hasta el lunes a las ocho de la ma?ana las ciudades parec¨ªan haber sufrido un ataque con la bomba de neutrones: calles vac¨ªas de gente. La supresi¨®n de esa f¨¦rrea ley permite ahora a los alemanes comprar hasta las ocho de la tarde, s¨¢bados inclusive.
Con el Mundial el desmadre en los horarios fue total y algunas tiendas abr¨ªan las 24 horas. Como efecto colateral beneficioso, la regulaci¨®n de los horarios comerciales, que ha quedado en manos de los Estados federados, ha llevado a que en muchos ya se han liberalizado casi por completo las horas de cierre, salvo el sacrosanto domingo.
La siesta no afectar¨ªa en Alemania a algunos perceptores de las prestaciones del seguro de paro que parecen dedicados a practicarla todo el d¨ªa. Las nuevas disposiciones para obligar a los parados a trabajar en la cosecha de la fresa y el esp¨¢rrago han resultado un fracaso. Para rebajar el paro se oblig¨® a los due?os a emplear un 10% de alemanes, en vez de la mano de obra importada del Este. El resultado ha sido ruinoso. Los empresarios agr¨ªcolas se quejan de que la mayor¨ªa de los parados alemanes no se presentaron. Las p¨¦rdidas en la cosecha por la obligaci¨®n de dar trabajo a parados alemanes incrementan los costos y da?an la competitividad de la fresa alemana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.