Fernando Trueba: "No hay que dejarse esclavizar por el propio coraz¨®n"
Concha Buika: "Pero es que el coraz¨®n s¨®lo bombea sangre"
Fernando. ?Te sientes mallorquina?
Concha. Yo no me siento, me vivo. Creo que es un hobby lo de sentirse un poco jovial.
Fernando. Es una afici¨®n rara.
Concha. Hay que jugar a sentirse a todas, hombre.
Fernando. Cuando me pidieron que buscara a alguien con quien conversar me acord¨¦ de c¨®mo comenzaste un concierto en Madrid: "Se lo quiero dedicar a las dos personas que m¨¢s quiero en este mundo: mi marido y mi mujer". Me pareci¨® grandioso. ?Si hubiera tenido cohetes los habr¨ªa disparado, y habr¨ªa tocado el tambor! Me pareci¨® de las cosas m¨¢s hermosas que he escuchado. El Papa estuvo en Espa?a y reiter¨® la importancia del matrimonio entre un hombre y una mujer. Yo pienso que la familia est¨¢ en extinci¨®n, al menos como la piensa el Vaticano...
Concha. Yo creo que el hombre est¨¢ condenado al matrimonio con su propio latido, m¨¢s que con el latido de otra persona. La comuni¨®n, el bautismo, el matrimonio: pero consigo mismo. La ¨²nica dictadura que una persona deber¨ªa soportar es la del latido propio.
Fernando. Que ya es mucho.
Concha. Es una dictadura real. Uno acepta las dictaduras reales.
Fernando. Pero habr¨ªa que rebelarse tambi¨¦n contra esa.
Concha. Una hace lo que puede.
Fernando. Pero no habr¨ªa que dejarse esclavizar por el coraz¨®n.
Concha. El coraz¨®n tan s¨®lo bombea sangre. Es una dictadura que acepto de buen grado. Siempre tendemos a verbalizar las cosas, y nos inventamos un lenguaje propio con cosas que o¨ªmos de aqu¨ª y de all¨¢. ?Nos inventamos una torre de Babel, con lo del latido, con lo del amor!...
Fernando. Me ha fascinado un libro de un antrop¨®logo chino, que descubri¨® que en una tribu del sudeste asi¨¢tico, la tribu Na, no exist¨ªa la palabra padre, ni exist¨ªan los celos. ?l hablaba de los celos y los Na le miraban como si estuviera habl¨¢ndoles de un animal mitol¨®gico. Entonces pienso si no ser¨¢ que esta civilizaci¨®n nuestra ha sido inventada por el Vaticano y por Hollywood. ?Las relaciones humanas podr¨ªan ser m¨¢s divertidas, m¨¢s abiertas, m¨¢s libres!
Concha. ?Lo son, pero la gente no se da cuenta!
Fernando. En el avi¨®n ven¨ªa leyendo un art¨ªculo de un bi¨®logo norteamericano que hablaba de la sexualidad de los animales, y explicaba las org¨ªas gay de los machos jirafas, y arremet¨ªa contra Darwin. ?Los machos jirafa son unos maricones tremendos, y las macacos japonesas son lesbianas! ?Y los primates m¨¢s cercanos a nosotros hacen duelos de penes, como si hicieran esgrima, y tienen unas eyaculaciones impresionantes! Yo no creo ni en la homosexualidad ni en la heterosexualidad, y ves por ah¨ª a los animales, felices, y sin psiquiatra.
Concha. En ?frica ves a las muchachitas que salen y si no ligan lo hacen entre ellas; y no reconocen la palabra homosexual, no saben lo que es el lesbianismo, ni entienden nada de todo eso. Y todas tienen sus hijos y el marido no existe.
Fernando. El marido es un donante de esperma.
Concha. Hay que tener sexo y amor, s¨ª; tenemos una funci¨®n biol¨®gica muy fuerte, que consiste en dejar el esperma all¨ª donde se pueda. ?La especie humana es de las pocas donde los machos follan tanto! Y si eso es as¨ª, ?por qu¨¦ ese se?or que dice que es mi marido no se va a donar esperma por ah¨ª? Yo tengo una funci¨®n conmigo misma, que es la de realizarme como artista; lo del amor es un premio. Creo que la vida de uno mismo ya cansa, imag¨ªnate soportar la de otro. El amor va por otros derroteros: es un disfrute.
Fernando. La humanidad se jodi¨® el d¨ªa en que Mois¨¦s se subi¨® a un monte y baj¨® cargado de leyes. ?Esas leyes lo que hicieron fue legislar la intimidad de la gente a niveles que el Gobierno m¨¢s totalitario no se hubiera atrevido! ?Como no encendieron el fuego con esas leyes!
Concha. S¨ª, ?pero qu¨¦ estaban haciendo cuando lleg¨® Mois¨¦s? Estaban follando, bebiendo, de puta madre, y diciendo: "?C¨®mo hemos seguido al tonto este?" Y el tonto legisla, era el camino f¨¢cil. Mois¨¦s que les dice: "No debes follar, no debes tocarte". Tu amigo Mois¨¦s.
Fernando. ?Enemigo! ?Soy enemigo de todas las religiones! Si hubiera que definir el mal, yo dir¨ªa que el mal es el puritanismo. La inmoralidad m¨¢s grande que existe es el puritanismo, no existe nada que vaya m¨¢s contra la vida, contra el ser humano. Es lo m¨¢s sucio, lo m¨¢s feo que existe.
Concha. Es cierto. Es incre¨ªble la capacidad que tenemos de acercarnos al dolor. Un animal ve humo y se larga. Pero es fascinante el ser humano, tan masoquista.
Fernando. Para putearse. ?Y no hay animales masoquistas?
Concha. Los perros no son masoquistas. Lo que es rid¨ªculo es el ser humano que se acerca a la muerte con miedo. Se viene a vivir, y cuando se va a morir se muere. Hay que vivir con gusto. ?Qu¨¦ la caricia da placer? Pues a gozar, aqu¨ª hemos venido a jugar, y quien no ha venido a jugar que se encierre con sus propias leyes. Que sufra, que disfrute de sufrir...
Fernando. Pero es que el disfrute favorito de mucha gente es no dejar jugar a los dem¨¢s. El gendarme que lleva dentro la mitad del g¨¦nero humano s¨®lo se divierte prohibiendo cosas a los dem¨¢s, en vez de prohib¨ªrselas a s¨ª mismos.
Concha. Los dem¨¢s dan por hecho que uno tambi¨¦n acepta esas prohibiciones.
Fernando. Tiras una piedra y sale un Acebes...
Concha. Pero Espa?a es un pa¨ªs con opciones: entran los miedos si t¨² les das permiso. Pero siempre tienes la opci¨®n de decir no. Cuando t¨² tocas el cielo con la yema de los dedos, nada te importa nada.
Fernando. Cantas copla, jazz, flamenco. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s te gusta cantar?
Concha. Me gusta contar. ?Y es que yo canto fatal! Cuando canto tengo hambre, 150 mil a?os de misterio, est¨¢ dentro de m¨ª. Lo vivo como algo org¨¢nico.
Fernando. Es tu ser.
Concha. No sabr¨ªa separar una nota de una palabra, duelen igual, satisfacen igual. Qu¨¦ que me parece Trueba, me preguntan estos de EL PA?S. Muy lindo, Trueba es muy lindo.
Fernando. Un bizco madrile?o.
Concha. Bizco es el que tiene los ojos pa dentro. T¨² tienes mirada fugaz.
Fernando. Yo soy estr¨¢bico. Dec¨ªa uno en mi barrio: "T¨² tienes un ojo que mira contra el Gobierno". Y contra la Iglesia. Cuando mi padre me llevaba a misa me entraban siempre unas ganas de cagar horribles. Cuando sal¨ªa me dec¨ªa: "?No me lo vuelvas a hacer!" Y no lo pod¨ªa remediar.
Concha. Yo estuve cantando en un coro; fui a la Iglesia hasta los diecis¨¦is a?os. Mi mam¨¢ iba para monja cuando conoci¨® a mi padre. En Guinea est¨¢bamos colonizados por la iglesia y por el Estado a la vez.
Fernando. Un t¨ªo m¨ªo fue de misionero a Liberia. Acab¨® enamor¨¢ndose de una monja. ?En ?frica descubri¨® que hab¨ªa m¨¢s cositas!
Concha. ?Por qu¨¦ odias tanto a la Iglesia?
Fernando. Porque de peque?o me daban con ella todo el rato. No es odio; odio todo lo que limita, odio dar ¨®rdenes.
Concha. La gente tiene la necesidad de que le imponga algo.
Fernando. Cuando la religi¨®n es la creencia ¨ªntima de una persona es otra cosa. Pero las religiones han hecho mucho da?o al ser humano. Vendi¨¦ndoles que les iban a ayudar a morir, se hicieron cargo de la vida de la gente.
Concha. Si aceptas el nacimiento debes aceptar la muerte. Se meten conmigo porque no me apenan situaciones jodidas. ?Pero es que somos seres humanos, el joderse forma parte de mi idiosincrasia, y no me voy a sentir mal si alguien se jode! Es normal.
Fernando. Cuando a uno le duelen las muelas escribe una tragedia de Shakespeare.
Concha. Es verdad.
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