El realismo progresista
Los sondeos en Estados Unidos reflejan una exigua aprobaci¨®n ciudadana de la gesti¨®n del presidente George W. Bush en pol¨ªtica exterior, pero tambi¨¦n un escaso consenso respecto a qu¨¦ deber¨ªa ocupar su lugar. Las desenfrenadas ambiciones de los neoconservadores y los nacionalistas autoritarios durante su primera legislatura crearon una pol¨ªtica exterior que parec¨ªa un coche con acelerador, pero sin frenos. Estaba abocada a salirse de la carretera.
Pero, ?c¨®mo deber¨ªa utilizar Estados Unidos su poder y qu¨¦ papel deber¨ªan desempe?ar los valores? El Partido Dem¨®crata podr¨ªa resolver este problema adoptando la sugerencia de Robert Wright y otros de perseverar en el "realismo progresista". ?Qu¨¦ constituir¨ªa una pol¨ªtica exterior realista y progresista?
Una pol¨ªtica exterior realista y progresista empezar¨ªa por entender la fuerza y los l¨ªmites del poder estadounidense. Estados Unidos es la ¨²nica superpotencia, pero preponderancia no es sin¨®nimo de imperio o de hegemon¨ªa. Estados Unidos puede influir en otras partes del mundo, pero no controlarlas. El poder siempre depende del contexto, y el contexto de la pol¨ªtica mundial actual es como una partida de ajedrez tridimensional. El tablero superior del poder militar es unipolar, pero en el tablero intermedio de las relaciones econ¨®micas el mundo es multipolar, y en el tablero inferior de las relaciones transnacionales -que comprenden cuestiones como el cambio clim¨¢tico, las drogas, la gripe aviar o el terrorismo- el poder est¨¢ distribuido de forma ca¨®tica.
El poder militar es una peque?a parte de la soluci¨®n para responder a las nuevas amenazas que se encuentran en el tablero inferior de las relaciones internacionales. ?stas exigen cooperaci¨®n entre los gobiernos y las instituciones internacionales. Incluso en el tablero superior (donde Estados Unidos representa casi la mitad del gasto mundial en defensa), el Ej¨¦rcito tiene superioridad en las zonas globales comunes del aire, el mar y el espacio, pero est¨¢ m¨¢s limitado en su capacidad para controlar a poblaciones nacionalistas en regiones ocupadas.
Una pol¨ªtica realista y progresista tambi¨¦n har¨ªa hincapi¨¦ en la importancia de desarrollar una gran estrategia integrada que combine poder militar "duro" con un atractivo poder "blando" en un solo poder "inteligente", del tipo que gan¨® la guerra fr¨ªa. Estados Unidos debe utilizar el poder duro contra los terroristas, pero no puede esperar imponerse en esta batalla a menos que se gane el coraz¨®n y la mente de los moderados. El mal uso del poder duro (como en Abu Ghraib o Haditha) engendra nuevos reclutas para el terrorismo.
Actualmente, Estados Unidos carece de esa estrategia integrada para combinar poder duro y blando. Muchos instrumentos oficiales de poder blando -diplomacia, programas de intercambio, ayuda al desarrollo, paliaci¨®n de los desastres o contactos entre ej¨¦rcitos- se encuentran repartidos por todo el Gobierno, y no existe ninguna estrategia general. Estados Unidos gasta unas 500 veces m¨¢s en su Ej¨¦rcito que en difusi¨®n e intercambios. ?Es la proporci¨®n adecuada? ?Y c¨®mo deber¨ªa relacionarse el Gobierno con los generadores no oficiales de poder blando -desde Hollywood a Harvard, pasando por la Fundaci¨®n Gates- que emanan de la sociedad civil?
Una pol¨ªtica realista y progresista debe fomentar la promesa de "vida, libertad y b¨²squeda de la felicidad" de la tradici¨®n estadounidense. Esa gran estrategia tendr¨ªa cuatro pilares fundamentales: ofrecer seguridad a Estados Unidos y sus aliados; mantener una s¨®lida econom¨ªa nacional e internacional; evitar desastres medioambientales, y alentar la democracia y los derechos humanos en el territorio nacional y, donde sea factible, en el extranjero.
Eso no implica imponer los valores estadounidenses por la fuerza. La atracci¨®n es mejor que la coacci¨®n a la hora de fomentar la democracia, y se necesita tiempo y paciencia. Ser¨ªa inteligente que Estados Unidos impulsara la evoluci¨®n gradual de la democracia, y de un modo que acepte la realidad de la diversidad cultural.
Esa gran estrategia se centrar¨ªa en cuatro amenazas principales. Probablemente el mayor peligro sea la intersecci¨®n de terrorismo y material nuclear. El impedirlo requiere pol¨ªticas para contraatacar el terrorismo y fomentar la no proliferaci¨®n, una mejor protecci¨®n de los materiales nucleares, la estabilidad en Oriente Pr¨®ximo y una mayor atenci¨®n a los Estados fallidos. El segundo gran desaf¨ªo es el auge de una hegemon¨ªa hostil a medida que Asia recupera su cuota de las tres quintas partes de la econom¨ªa mundial que se corresponden con sus tres quintas partes de la poblaci¨®n mundial. Esto exige una pol¨ªtica que integre a China como accionista global responsable, pero que proteja sus intereses frente a una posible hostilidad manteniendo estrechas relaciones con Jap¨®n, India y otros pa¨ªses de la regi¨®n. La tercera gran amenaza es una gran depresi¨®n econ¨®mica, que podr¨ªa verse desencadenada por una mala gesti¨®n econ¨®mica o una crisis que alterara el acceso global a los flujos petrol¨ªferos del golfo P¨¦rsico, donde se encuentran dos tercios de las reservas mundiales de petr¨®leo. Esto requerir¨¢ unas pol¨ªticas que reduzcan progresivamente la dependencia del petr¨®leo. La cuarta gran amenaza son los desastres ecol¨®gicos, como las pandemias y un cambio clim¨¢tico negativo. Esto requerir¨¢ unas pol¨ªticas energ¨¦ticas prudentes, adem¨¢s de una mayor cooperaci¨®n a trav¨¦s de instituciones internacionales como la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
Una pol¨ªtica realista y progresista deber¨ªa centrarse en la evoluci¨®n del mundo a largo plazo y ser consciente de la responsabilidad que tiene el pa¨ªs m¨¢s poderoso y grande del sistema internacional de generar bienes globales o comunes. En el siglo XIX, Reino Unido defini¨® su inter¨¦s nacional de forma que incluyera el fomento de la libertad en los mares, de una econom¨ªa internacional abierta y de un equilibrio de poderes estable en Europa. Esos bienes comunes ayudaron a Reino Unido, pero tambi¨¦n a otros pa¨ªses. Tambi¨¦n contribuyeron a la legitimidad y el poder blando de Reino Unido.
Estados Unidos, que ahora ocupa el lugar de Reino Unido, deber¨ªa desempe?ar un papel similar fomentando una econom¨ªa y unas zonas comunes internacionales abiertas (mares, espacio, Internet), mediando en las disputas internacionales antes de que se agraven, y desarrollando normativas e instituciones mundiales.
Dado que la globalizaci¨®n propagar¨¢ las capacidades t¨¦cnicas, y la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n permitir¨¢ una mayor participaci¨®n en las comunicaciones globales, la preponderancia estadounidense ser¨¢ menos dominante en este siglo. El realismo progresista exige a Estados Unidos que se prepare para ese futuro definiendo su inter¨¦s nacional de un modo que beneficie a todo el mundo.
Joseph S. Nye fue subsecretario de Defensa y director del Organismo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y en la actualidad es catedr¨¢tico de la Universidad de Harvard. Traducci¨®n de News Clips. ? Project Syndicate 2006.
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