Las mentiras de la victoria
Grossman, considerado un h¨¦roe, fue acallado por denunciar el antisemitismo de Stalin
La verdad despiadada de la guerra" de la que hablaba Vasili Grossman fue cruelmente desairada por las autoridades sovi¨¦ticas, especialmente con su intento de ocultar informaci¨®n sobre el Holocausto. En un primer momento, Grossman se neg¨® a creer que el sistema sovi¨¦tico pudiera amparar el antisemitismo. Cre¨ªa que los exabruptos de Sholojov que tanto hab¨ªan indignado a Ehrenburg y a ¨¦l mismo eran un ejemplo aislado de sentimientos reaccionarios, herencia del pasado prerrevolucionario; pero pronto iba a descubrir, despu¨¦s de la guerra, que el propio sistema estalinista pod¨ªa ser profundamente antisemita. Mucho m¨¢s tarde, cuando escribi¨®
Vida y destino, retrotrajo ese antisemitismo a la ¨¦poca de la guerra, pero entonces se trataba ¨²nicamente de indicios, por ominosos que fueran. El antisemitismo del r¨¦gimen no se mostr¨® abiertamente hasta 1948, y se hizo virulento en 1952 con la campa?a "anticosmopolita" de Stalin y la teor¨ªa de la conspiraci¨®n de unos m¨¦dicos jud¨ªos que supuestamente pretend¨ªan asesinar a los l¨ªderes sovi¨¦ticos. Aun as¨ª, el antisemitismo de Stalin no era exactamente igual que el de los nazis; se basaba m¨¢s en suspicacias xen¨®fobas que en el odio de raza.
El antisemitismo del r¨¦gimen no se mostr¨® abiertamente hasta 1948, y se hizo virulento en 1952 con la campa?a "anticosmopolita" de Iosif Stalin
Ya en 1937 y 1938, el menor asomo de contacto con extranjeros hab¨ªa sido suficiente para condenar a innumerables v¨ªctimas del Gran Terror
En enero de 1953, un grupo de m¨¦dicos, la mayor¨ªa de ellos jud¨ªos, fueron acusados en la prensa de conspirar para asesinar a los l¨ªderes sovi¨¦ticos
La novela de Grossman sobre Stalingrado, 'Por una causa justa', fue publicada por entregas en una versi¨®n muy edulcorada para hacer el texto pol¨ªticamente aceptable
El Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo (Evreiskii Antifashistskii Komitet, EAK), constituido en abril de 1942 tras el llamamiento un a?o antes a los "hermanos jud¨ªos" de todo el mundo para contribuir a la lucha contra el fascismo, no pod¨ªa sino suscitar la desconfianza de Stalin. Ya en 1937 y 1938 el menor asomo de contacto con extranjeros hab¨ªa sido suficiente para condenar a innumerables v¨ªctimas del Gran Terror. S¨®lo durante los primeros meses de la guerra, cuando el pa¨ªs se enfrentaba a una amenaza mortal, pudo aceptar Stalin la idea de que los jud¨ªos sovi¨¦ticos establecieran un contacto directo con los jud¨ªos brit¨¢nicos y americanos; pero la sugerencia de que se pudiera formar una especie de brigada internacional de jud¨ªos extranjeros, especialmente americanos, para luchar como una unidad especial del Ej¨¦rcito Rojo, fue vetada terminantemente. Es quiz¨¢ significativo que, casi inmediatamente despu¨¦s de que en diciembre de 1941 fracasara el intento de la Wehrmacht de atacar Mosc¨², dos de los proponentes originales del plan, los jud¨ªos polacos Henryk Erlich y Wiktor Aher, fueran detenidos. Erlich se suicid¨® en prisi¨®n y Aher fue ejecutado.
Las autoridades sovi¨¦ticas toleraron el Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo como un frente propagand¨ªstico en un momento en que la ayuda americana era vital para la supervivencia del pa¨ªs; pero la resoluci¨®n y el esfuerzo del comit¨¦ en ampliar sus actividades para incluir el Holocausto iba a entrar inevitablemente en colisi¨®n con la pol¨ªtica estalinista. El hecho de que la idea hubiera partido de Albert Einstein y otros destacados jud¨ªos americanos hizo al Libro Negro (Chornaia Kniga) a¨²n m¨¢s inaceptable para la mentalidad estalinista, por m¨¢s que la Oficina de Informaci¨®n Sovi¨¦tica (SovInformBiuro) hubiera dado su consentimiento al proyecto en el verano de 1943. El patriota ruso Grossman y el franc¨®filo Ehrenburg eran ambos jud¨ªos asimilados que nunca se hab¨ªan preocupado por el ritual ortodoxo; pero ahora se identificaban con la suerte de todos los jud¨ªos europeos. Durante el verano de 1943, una vez que el curso de la guerra se hubo vuelto decisivamente contra los nazis, tanto Ehrenburg como Grossman comprobaron que las principales publicaciones rechazaban la mayor¨ªa de sus art¨ªculos sobre el tema. S¨®lo peque?as revistas jud¨ªas los aceptaban, por lo que concentraron sus esfuerzos en el proyecto del Libro Negro, en el que participaban m¨¢s de veinte escritores tan s¨®lo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. M¨¢s tarde, Grossman pidi¨® insistentemente a Konstantin Simonov que contribuyera con un estudio sobre Maidanek, pero ¨¦ste se excus¨® arguyendo que estaba demasiado ocupado. Simonov no estaba dispuesto, evidentemente, a enfrentarse con las autoridades.
A finales de 1944, Ehrenburg ri?¨® con los dem¨¢s miembros del comit¨¦ literario del EAK y Grossman asumi¨® la responsabilidad editorial; pero en febrero de 1945 el SovInformBiuro critic¨® la insistencia en la actividad de los colaboracionistas en los territorios ocupados y en su participaci¨®n en la aniquilaci¨®n de los jud¨ªos. ?sta era una cuesti¨®n sobre la que Grossman se hab¨ªa enfrentado apasionadamente con Ehrenburg, mucho m¨¢s cauto. Para las autoridades, la ¨²nica utilidad del Libro Negro era como testimonio en los juicios contra la Alemania fascista.
Despu¨¦s de la guerra
Despu¨¦s de la guerra, al Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo le result¨® imposible obtener de las autoridades la autorizaci¨®n para publicar el Libro Negro.
En noviembre de 1946, Ehrenburg, Grossman y Solomon Mijoels, el presidente del EAK, dirigieron una petici¨®n a Andrei Zhdanov, secretario del Comit¨¦ Central del PCUS. No hubo respuesta. Finalmente, 11 meses despu¨¦s, en octubre de 1947, el comit¨¦ fue informado de que el libro conten¨ªa "graves errores pol¨ªticos" y hab¨ªa sido prohibido. La guerra fr¨ªa hab¨ªa comenzado aquel mes de septiembre, y el Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo resultaba a¨²n m¨¢s sospechoso por sus contactos con Estados Unidos. Su sede fue registrada dos meses despu¨¦s y se destruyeron las pruebas de imprenta del Libro Negro. En enero de 1948, Solomon Mijoels fue atropellado y muerto por un cami¨®n en Minsk. M¨¢s tarde se demostr¨® que se hab¨ªa tratado de una operaci¨®n del Ministerio de Seguridad del Estado para eliminarlo. Grossman, que hab¨ªa acompa?ado a Mijoels hasta la estaci¨®n aquel d¨ªa fatal, pudo sospechar algo cuando recibi¨® la noticia, pero el m¨¦todo utilizado para asesinarlo era casi demasiado brutal para creerlo.
En 1945 y 1946, la carrera de Grossman sigui¨® prosperando, pese a su trabajo en el
Libro Negro. Algunos de sus art¨ªculos para Estrella Roja fueron reimpresos en un peque?o volumen titulado Los a?os de guerra (Godi Voini), del que se hicieron varias traducciones a otras lenguas. Se public¨® una nueva edici¨®n de El pueblo inmortal que sirvi¨® como fuente para una pieza teatral; pero ese ¨¦xito no dur¨® mucho m¨¢s de un a?o: en agosto de 1946, Andrei Zhdanov inici¨® un periodo de represi¨®n ideol¨®gica y cultural conocido como la
zhdanovschina, evocando la denominaci¨®n de iezhovschina que se dio al Gran Terror. Aun sin su colaboraci¨®n en el
Libro Negro, un escritor tan honrado como Grossman estaba abocado a sufrir dificultades en ese "peque?o terror" de posguerra. En septiembre, su obra Si tuvi¨¦ramos que creer en los pitag¨®ricos fue duramente atacada en
Pravda; luego se lanz¨® una cr¨ªtica indirecta sobre sus escritos durante la guerra, pero el principal objetivo del disgusto oficial segu¨ªa siendo el Libro Negro.
Tambi¨¦n se produjeron varios ataques contra Grossman durante la campa?a "anticosmopolita" de Stalin, iniciada en noviembre de 1948 con la disoluci¨®n del Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo (con la retorcida l¨®gica del estalinismo, esto coincidi¨® aproximadamente con el reconocimiento por la Uni¨®n Sovi¨¦tica del Estado de Israel, una decisi¨®n destinada a incomodar al Reino Unido). Tres meses despu¨¦s, en enero de 1949, la prensa sovi¨¦tica inici¨® una campa?a masiva de propaganda "anticosmopolita" por orden del Kremlin. Quince miembros del comit¨¦ fueron detenidos, interrogados, torturados y sometidos finalmente a juicio en mayo de 1952. Las sesiones del juicio tuvieron lugar a puerta cerrada. Trece de los acusados fueron ejecutados en agosto. En enero de 1953, un grupo de m¨¦dicos, la mayor¨ªa de ellos jud¨ªos, fueron acusados en la prensa de conspirar para asesinar a los l¨ªderes sovi¨¦ticos. Esta campa?a descaradamente antisemita s¨®lo se detuvo gracias a la muerte de Stalin en marzo.
V¨ªktor Komarev, el vicejefe de la unidad de investigaci¨®n del Ministerio de Seguridad del Estado que interrog¨® a los miembros del Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo, alar-de¨® en una carta a Stalin de "lo mucho que odio a nuestros enemigos". Se jact¨® de su crueldad y del terror que inspiraba a sus v¨ªctimas.
Torturas
"Odiaba y fui especialmente despiadado con los nacionalistas jud¨ªos, a los que ve¨ªa como el m¨¢s peligroso y da?ino de nuestros enemigos. Debido a mi odio hacia ellos, era considerado un antisemita, no s¨®lo por los acusados, sino por antiguos funcionarios del MGB de nacionalidad jud¨ªa". Uno de los acusados, Bor¨ªs Shimeliovich, fue torturado tan cruelmente que tuvo que acudir a las sesiones del juicio en una silla de ruedas.
Vasili Grossman e Ilia Ehrenburg tuvieron la suerte de no estar entre los miembros del EAK detenidos en la primera oleada. Fueron incluidos en la investigaci¨®n en marzo de 1952, durante los preparativos para el juicio, pero finalmente quedaron descartados. La primera novela de Grossman sobre Stalingrado, Por una causa justa (Za pravoie dielo), fue publicada por entregas en una versi¨®n muy edulcorada para hacer el texto pol¨ªticamente aceptable. La novela fue seleccionada para el premio Stalin, pero poco despu¨¦s fue furiosamente denunciada en
Pravda. A los jerarcas del partido les horroriz¨® que se pudiera escribir sobre la batalla de Stalingrado sin mencionar a Stalin, pero la lista de cr¨ªticas era mucho m¨¢s extensa, y entre ellas hab¨ªa una particularmente maligna: Grossman hab¨ªa rebajado deliberadamente los logros y el papel del partido comunista en la victoria. Obligado a escribir una carta de arrepentimiento, se salv¨® del Gulag gracias a la muerte de Stalin en marzo de 1953.
Pero por mucho que llegara a aborrecer el estalinismo, con sus constantes mentiras y traiciones forzadas, Grossman nunca perdi¨® su fe en el sencillo soldado ruso y los enormes sacrificios de la Gran Guerra Patri¨®tica. Su hija describi¨® en una rememoraci¨®n c¨®mo la familia, incitada por ¨¦l, cantaba en privado canciones de la guerra.
"Una gran sala vac¨ªa. Poca luz, porque se acerca la noche o quiz¨¢ porque llueve. En la habitaci¨®n estamos tres de nosotros. Pap¨¢, mi hermanastro Fedia y yo... cantamos algunas canciones de la guerra. Pap¨¢ comienza con una voz recia, atronadora. Su mal o¨ªdo no era un gran problema. La melod¨ªa, muy simple, nos era muy familiar:
El avi¨®n gira sobre nosotros, ruge, vuela hacia el pecho de la tierra...
Mi padre se pone ahora en pie. Fedka y yo tambi¨¦n nos levantamos. Aunque encorvado, mantiene los brazos r¨ªgidos a lo largo del cuerpo, como en un desfile. Su rostro es solemne y severo.
?lzate, gran pa¨ªs.
?lzate para la batalla mortal.
Contra la oscura fuerza fascista,contra la horda maldita.
Mi padre consideraba esta canci¨®n una obra genial: lo dec¨ªa a menudo y con mucha convicci¨®n... Siempre se pon¨ªa en pie cuando la cantaba".
Grossman tambi¨¦n segu¨ªa interesado por la cuesti¨®n del valor y la cobard¨ªa. Su hija anot¨® una conversaci¨®n en casa con algunos visitantes sobre el tema del comportamiento en la batalla. Uno de ellos dijo que cuando una persona experimenta fuertes emociones, como el patriotismo y la c¨®lera, el miedo desaparece. "Grossman respondi¨® que eso no era cierto. Del mismo modo que hay dos tipos de valor, creo que hay que distinguir entre diferentes tipos de miedo: el temor f¨ªsico, que es el miedo a la muerte, y el temor moral, que es el miedo a quedar mal frente a los dem¨¢s. Tvardovski, por ejemplo, pose¨ªa una alta dosis de valor moral. Otras personas, por ejemplo Simonov, no muestran valor en su comportamiento civil, aunque Kostia (Simonov) fue realmente valiente durante la guerra".
Grossman no era un proscrito pol¨ªtico, e incluso en los tiempos m¨¢s dif¨ªciles recibi¨® apoyo de algunos generales de Stalingrado. Rodimtsev, a quien siempre hab¨ªa reverenciado, sali¨® en su defensa cuando Por una causa justa fue atacado. Fue un acto de considerable gallard¨ªa. Y en 1955, tras la muerte de Stalin, cuando las cosas no parec¨ªan irle tan mal, Grossman tuvo un encuentro con un viejo compinche de Stalin, el mariscal Voroshilov, quien trat¨® de convencerle de que se uniera por fin al partido. Grossman insisti¨® en su negativa. "Bueno, me queda claro", respondi¨® Voroshilov de forma amable, "que es usted un bolchevique sin partido".
En 1954 se reedit¨® Por una causa justa, esta vez en forma de libro, y de nuevo fue alabada. Durante el resto de la d¨¦cada de 1950, Grossman trabaj¨® en una continuaci¨®n que iba a ser su obra maestra, Vida y destino (Yizn i sudba). Ese tributo deliberado a Guerra y paz, de Tolst¨®i, ten¨ªa la misma calidad ¨¦pica, pero con la batalla de Stalingrado como centro. Una de las grandes diferencias entre las dos novelas, empero, es la forma en que Grossman basa su historia y sus personajes en s¨ª mismo y en las personas que le fueron pr¨®ximas. El hecho de que gran parte del libro est¨¢ tomada de la vida real no reduce en modo alguno su eficacia como novela; por el contrario, constituye la base de su extraordinario poder.
Grossman estaba convencido de que con Nikita Jruschov, el principal comisario en Stalingrado y acusador de Stalin en el XX Congreso del PCUS en febrero de 1956, se hab¨ªa abierto por fin la v¨ªa para contar la verdad. Pero la escasa conciencia pol¨ªtica de Grossman le volvi¨® a jugar una mala pasada: no vio que el paralelismo impl¨ªcito entre nazismo y estalinismo en su novela constitu¨ªa una realidad demasiado desagradable. Los heroicos mitos de la Gran Guerra Patri¨®tica hab¨ªan arraigado demasiado a fondo. Tambi¨¦n tendr¨ªa que haberse dado cuenta del significado que cobraba la suerte del levantamiento h¨²ngaro de 1956, aplastado brutalmente por el general Babadyanian, su h¨¦roe de
El pueblo inmortal (Narod bessmerten).
'Vida y destino' y la KGB
Grossman complet¨® Vida y destino en 1960 y present¨® el manuscrito a la revista Znamia. Parec¨ªa como si la novela hubiera quedado apartada por incompetencia o pereza, pero de hecho sus editores estaban llenos de temor y consternaci¨®n y decidieron consultar a las autoridades. El 14 de febrero de 1961 se presentaron tres altos funcionarios del KGB para confiscar todas las copias del manuscrito. Saquearon los apartamentos de Grossman y su mecan¨®grafa, llev¨¢ndose hasta el papel carb¨®n y las cintas de la m¨¢quina de escribir. El manuscrito pas¨® a Mija¨ªl Suslov, principal ide¨®logo del partido comunista y jefe todopoderoso de la secci¨®n cultural del Comit¨¦ Central, cuyo veredicto fue que no se podr¨ªa publicar en doscientos a?os. Esta observaci¨®n era un reconocimiento impl¨ªcito de la importancia de la novela.
La derrota parec¨ªa total. Los libros anteriores de Grossman fueron retirados de la circulaci¨®n. Reducido a la penuria y con s¨®lo un pu?ado de amigos dispuestos a mantener relaciones con ¨¦l, pronto fue v¨ªctima de un c¨¢ncer de est¨®mago. Muri¨® en el verano de 1964, asumiendo que su gran obra hab¨ªa sido suprimida para siempre. Ehrenburg se ofreci¨® a presidir un comit¨¦ sobre la obra de Grossman, pero la Uni¨®n de Escritores lo rechaz¨®. A ojos de las autoridades sovi¨¦ticas, Vasili Grossman se hab¨ªa convertido pr¨¢cticamente en una no-persona en t¨¦rminos pol¨ªticos.
Sin embargo, Grossman hab¨ªa entregado una copia del manuscrito a un amigo, y ¨¦ste, tras meterla en un saquito de lona, la dej¨® colgando de una percha bajo unos abrigos en su dacha. Finalmente, el manuscrito fue descubierto y microfilmado, se dice que por Andrei Sajarov, el gran f¨ªsico y disidente sovi¨¦tico. Vlad¨ªmir Voinovich, el novelista sat¨ªrico creador del soldado Chonkin (equivalente sovi¨¦tico al soldado Schwejk de Jaroslav Hasek), pas¨® de contrabando el microfilme a Suiza. Vida y destino fue publicado all¨ª y en muchos otros pa¨ªses del mundo, pero en Rusia no apareci¨® hasta el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La promesa de Grossman a su madre se vio as¨ª finalmente cumplida: recobr¨® la vida en la novela como Anna Shtrum. Puede que Grossman fuera despedazado por el siglo de los perros-lobo, pero su humanidad y su valor han sobrevivido en sus escritos.
Antony Beevor
El historiador se top¨® por primera vez con las notas de Vasili Grossman mientras trabajaba en su libro 'Stalingrado' (2000), ganador de varios premios prestigiosos. Es autor tambi¨¦n, entre otros, de 'Berl¨ªn, la ca¨ªda' y 'La guerra civil espa?ola'.
Un escritor en guerra
Ed. Cr¨ªtica
Vasili Grossman, uno de los grandes escritores de la ¨¦poca sovi¨¦tica, fue reportero para el peri¨®dico del ej¨¦rcito entre 1941 y 1945. Aquella experiencia en los frentes de la Segunda Guerra Mundial fue luego vital para crear su gran obra maestra, 'Vida y destino', prohibida por el r¨¦gimen comunista.
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