Cerrado por vacaciones
El mes de septiembre es tradicionalmente funesto para las parejas espa?olas. El veraneo coloca una lupa de aumento sobre problemas anteriores y a la vuelta se disparan las separaciones
Una de cada tres parejas en Espa?a se separa en septiembre. Seg¨²n los expertos, no sucede nada que no pasara ya desde antes, pero la convivencia, el cambio de din¨¢mica en la vida familiar y el exceso de expectativas puestas en esas tres semanas de calor amplifican las distancias y los desacuerdos. El coaching Eduardo Larriera opina que ser¨ªa ideal que el tiempo de descanso se viese como un tiempo para vivirse a otro ritmo. "Pero si el ambiente est¨¢ caldeado, en vacaciones hay muchas m¨¢s oportunidades para terminar en una buena pelea. El mayor tiempo de convivencia puede actuar como un catalizador que acelera procesos que est¨¢n en gestaci¨®n", argumenta este experto.
Una dif¨ªcil convivencia de tres semanas. El ritmo de vida, las largas jornadas laborales, las actividades del colegio o la mano que echa la abuela para cuidar a los ni?os amortiguan la convivencia a lo largo del a?o. Cuando la pareja se va de vacaciones con sus hijos tiene que empezar por reorganizarlo todo y hacer un nuevo reparto de roles. Puede que al padre o a la madre que llega a casa a cenar, con los ni?os a punto de meterse en la cama, le toque ahora cuidar de ellos, darles de comer y ejercer de padres a tiempo completo. La pareja, que se ve dos veces al d¨ªa y a toda carrera (una, a la hora del desayuno, y la otra, a la hora de la cena, con la tele por medio), tiene que verse las caras 24 horas y llegar a acuerdos para cosas que cada uno est¨¢ acostumbrado a hacer por su cuenta. Esto puede generar placer en una pareja bien avenida y una crisis en una menos s¨®lida. "A la velocidad en que se vive durante todo el a?o, los roles son m¨¢s fijos, est¨¢n asignados y aceptados. Pero durante las vacaciones, el que est¨¢ m¨¢s cargado con las responsabilidades familiares suele pedir que se le libere un poco, y la otra parte puede pensar que le quieren estropear los ¨²nicos d¨ªas que tiene para descansar. Hay personas que no tienen capacidad para disfrutar de sus hijos", asegura Larriera. El sex¨®logo Juan Jos¨¦ Borr¨¢s, director del Instituto Espill de Sexolog¨ªa y Psicoterapia, ha visto muchas veces c¨®mo las parejas se centran en el trabajo para estar fuera de casa. "?As¨ª es muy llevadera una relaci¨®n! Luego, enfrentarse a la realidad y a unos conflictos no resueltos que se han ido aplazando genera mucho malestar".
?Quiero revisar mi correo electr¨®nico! No son pocos los que acaban echando de menos la oficina. Ahora en la literatura anglosajona se les conoce como workaholic, pero son los adictos al trabajo de toda la vida. Edward Hallowell, profesor de psiquiatr¨ªa de la Universidad de Harvard, ha descrito el vac¨ªo que llena a muchas personas los domingos. "La sensaci¨®n de quedar marginados del mundo y de la realidad se traduce en una compulsi¨®n por estar permanentemente conectados para recibir informaci¨®n del exterior". Cuando el vac¨ªo, en lugar de un domingo, se alarga durante varias semanas de vacaciones, estos ejecutivos a tiempo completo son capaces de hacer malabares para no desconectar del todo. Seg¨²n el doctor en psicolog¨ªa Valent¨ªn Mart¨ªnez-Otero, "suelen ser personas incapaces de dedicarse equilibradamente a su actividad laboral, y cuando se ven forzadas a tomarse unas vacaciones experimentan sentimientos de vac¨ªo, tristeza e irritabilidad". En ninguna circunstancia como en unas vacaciones se hace tan obvio que alguien est¨¢ enganchado al trabajo y que todo lo dem¨¢s es una excusa, incluido el verano en familia. Para la psic¨®loga Paloma M¨¦ndez, detr¨¢s de esta dedicaci¨®n se esconden personas que han encontrado en su trabajo la ¨²nica posibilidad de realizaci¨®n personal y lo utilizan para reafirmarse y evadir problemas personales. La actitud ausente de una de las partes puede desencadenar la frustraci¨®n y el malestar en la otra.
Tenemos que hablar. Es la frase m¨¢s temida, suele ser la antesala de la discusi¨®n. Aunque podr¨ªa ser muy positivo que las parejas aprovecharan los d¨ªas de descanso para poner en orden sus cosas. "A diario siempre cuesta encontrar un momento para conversar", reconoce Larriera. "El fin de semana suele estar muy apretado y programado, y la pareja se queda con poco espacio. Si son conscientes, el verano puede ser una buena oportunidad de puesta al d¨ªa. Pero si uno de los dos no se da por enterado, y encima tiene la sensaci¨®n de que le est¨¢n pidiendo cuentas, la crisis es cuesti¨®n de tiempo". El t¨®pico de percibir septiembre como una rentr¨¦e a la que hay que llegar con buen pie y zapatos nuevos tambi¨¦n acelera decisiones. "Es un momento en que se ve con demasiada claridad lo que hay, y la gente se plantea si se va a pasar otro a?o igual. Ante la constataci¨®n de una realidad que ha sido escamoteada durante mucho tiempo, a la gente se le hace m¨¢s radical la visi¨®n de que la relaci¨®n ha cubierto su etapa", se?ala Juan Jos¨¦ Borr¨¢s.
Aprovechar la oportunidad Aunque todos los expertos consultados coinciden en que las vacaciones no hacen m¨¢s que amplificar los problemas que la pareja arrastra, tambi¨¦n es cierto que estos d¨ªas son una buena oportunidad para construir o reparar lo que se ha venido haciendo mal. "Las vacaciones pueden ser un buen alimento para la relaci¨®n si se emplean para poner puntos en com¨²n, arreglar desavenencias y ampliar la percepci¨®n sobre cosas importantes que se ha tragado la vor¨¢gine diaria", dice Larriera. Y esto s¨®lo es posible hacerlo entre dos. Si una de las partes est¨¢ convencida de que es in¨²til hacerse entender con la otra, lo va a seguir pensando en Madrid y en Tailandia.
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