Platos al calor del sol
Existen medio mill¨®n de cocinas solares en el planeta. Una alternativa ecol¨®gica necesaria para los pa¨ªses en desarrollo con un uso recreativo en el Primer Mundo
A veces, la cocina s¨®lo es posible si el tiempo lo permite. Y hoy es posible. A las once de la ma?ana, en pleno mes de julio, los rayos de sol bombardean la terraza del Museo de la Ciencia y de la T¨¦cnica de Catalu?a, en Terrassa (Barcelona). En un rinc¨®n se erige un gigantesco reflector de ocho metros cuadrados de superficie hecho de hierro y cristal. La ambient¨®loga Marta Pahissa aprieta los ¨²ltimos tornillos mientras los cocineros Paco Guzm¨¢n y Albert Cases, protegidos con gafas de sol y blancos delantales, llenan la olla de agua. Los raviolis son el plato elegido. "Gasto 0 y felicidad 100%; es perfecto cocinar con el sol", dice Marta.
En el mundo existen cerca de medio mill¨®n de cocinas solares de distintas tecnolog¨ªas, calcula Jordi Miralles, presidente de la Fundaci¨®n Terra, entidad que promueve este tipo de experiencias. B¨¢sicamente hay dos formas de aprovechar la radiaci¨®n solar. La de acumulaci¨®n atrapa la energ¨ªa solar a trav¨¦s del efecto invernadero y hace de horno. Son cocinas sencillas de construir que no requieren de atenci¨®n permanente durante la cocci¨®n. Las cocinas solares de concentraci¨®n aprovechan la propiedad de reflexi¨®n de un espejo parab¨®lico o de otras formas. Los raviolis se est¨¢n cociendo en un reflector dise?ado por Wolfgang Scheffler, que mont¨® su primer aparato en 1986. Este f¨ªsico austriaco construye cocinas solares para colectivos. La mayor est¨¢ instalada en la India: 84 reflectores capaces de cocinar para 18.000 personas a diario. Marta ha trabajado en varias ocasiones con Scheffler y conoce a la perfecci¨®n estos artilugios; adem¨¢s fue la directora de la conferencia solar celebrada en julio en Granada. La joven subraya que Espa?a cuenta con el mayor centro de investigaci¨®n, desarrollo y ensayos de Europa dedicado a las tecnolog¨ªas solares de concentraci¨®n, la Plataforma Solar de Almer¨ªa.
Licenciada en ciencias ambientales, Marta ha extendido su devoci¨®n a la familia, que ya dispone de su propio horno solar; la abuela Victoria incluida. Marta defiende esta forma de cocinar para evitar, entre otras cosas, la deforestaci¨®n y las enfermedades oculares y respiratorias que provocan las cocinas a le?a. Existen unos 2.000 millones de personas con problemas de combustible para poder cocinar cada d¨ªa, subraya. En ¨¢reas rurales de pa¨ªses como India o en el ?frica Subsahariana se ven obligados a caminar entre una y cinco horas y hasta 15 kil¨®metros diarios para la recolecci¨®n. El reto es lograr 200 millones de cocinas solares para tratar de solucionar la crisis de la le?a en los pa¨ªses en desarrollo. Marta propone para nuestros hogares un uso recreativo de estas cocinas como barbacoa solar. Pero ?qu¨¦ comemos si no hay sol? "Es la pregunta que m¨¢s veces nos formulan? Si se nos acaba la bombona de butano, no podremos encender el fog¨®n, y si no hay sol, no podremos encender la cocina solar", explica Marta. "En ¨¢reas rurales de pa¨ªses en desarrollo se acostumbra a cocinar tambi¨¦n la cena durante el mediod¨ªa. En caso de tener un d¨ªa nublado, se puede usar el combustible tradicional. Y existen dispositivos de acumulaci¨®n y retenci¨®n del calor".
En otra terraza, en Barcelona, otras dos cocinas solares est¨¢n en marcha. Son dos aparatos dom¨¦sticos. Las manzanas se preparan en un horno que lleva el nombre de SOUL (Sun Oven Ultra Light), una simple caja de madera con lana natural que act¨²a de aislante, un vidrio de tapa y un reflector. Este modelo lo promueve la Fundaci¨®n Terra.
Albert agujerea las manzanas por el coraz¨®n, les introduce az¨²car, canela y mantequilla. Y a esperar. El cocinero no se conforma. Pone en marcha la cocina parab¨®lica KSOL, que concentra los rayos del sol en la paella para preparar un pollo con chanfaina. Coloca la paella en esta cocina que pesa 219 kilos y capaz para 12 raciones. Su potencia es de 600 vatios, y su precio, unos 150 euros. Albert saltea la cebolla tierna, el pimiento, el calabac¨ªn y la berenjena, todo cortado a dados; a?ade ajo y laurel, y el pollo marcado.
"Tiene sentido una cocina solar dom¨¦stica si cocinas al aire libre", asegura Miralles, pensando en las posibilidades de la barbacoa solar. Sin embargo, reconoce que en Europa no ha cuajado todav¨ªa. "Est¨¢ en la l¨ªnea de la cooperaci¨®n y la experimentaci¨®n". Y a?ade: "Si la gente tuviera conciencia de las emisiones t¨®xicas, la barbacoa del siglo XXI ser¨ªa solar".
Lo que hay que saber
01 Es indispensable que haga sol. En d¨ªas de buena radiaci¨®n solar, las cocinas parab¨®licas cocinan igual de r¨¢pido que las convencionales, seg¨²n los expertos.
02 Conviene cocinar siempre con gafas de sol.
03 Se recomienda que la olla sea negra, mate y lleve tapa, aunque pueden usarse otros recipientes. Es preferible que sean oscuros.
04 La par¨¢bola reflectora debe reorientarse cada 15 minutos.
05 Con una adecuada radiaci¨®n solar, un litro de agua tarda en hervir unos ocho o nueve minutos.
06 El precio de una cocina solar oscila entre los 100 y los 180 euros.
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