"Un nuevo Gobierno en Cuba deber¨¢ mantener el consenso"
Hace 10 a?os Rafael Hern¨¢ndez (La Habana, 1948) dirig¨ªa las investigaciones sobre EE UU en el Centro de Estudios de Am¨¦rica (CEA). En aquel momento, el CEA, adscrito al Comit¨¦ Central del Partido Comunista, era reconocido dentro y fuera de Cuba por el rigor cient¨ªfico de sus trabajos y la audacia de sus propuestas, que inclu¨ªan repensar el socialismo cubano para hacerlo m¨¢s democr¨¢tico y viable en lo econ¨®mico. En 1996, el centro fue acusado de dedicar "demasiado" tiempo a los problemas de Cuba y proyectar una posici¨®n "alternativa" a la del Gobierno. Durante meses, Hern¨¢ndez y sus compa?eros se enfrentaron a una comisi¨®n del Comit¨¦ Central defendiendo su derecho a expresar posiciones divergentes dentro de la revoluci¨®n. Finalmente, el CEA qued¨® desmantelado, pero ninguno de ellos fue sancionado. Desde entonces, Hern¨¢ndez dirige la revista Temas, uno de los pocos espacios de debate en la isla. Es miembro del Partido Comunista.
"Creo en una democracia socialista donde la gente de abajo pueda intervenir"
Pregunta. ?Qu¨¦ responsabilidad tiene EE UU en la radicalizaci¨®n pol¨ªtica de Cuba?
Respuesta. EE UU siempre ha tenido un peso en la historia de Cuba, y en estos ¨²ltimos 40 a?os ese factor ha sido determinante. La revoluci¨®n ten¨ªa su camino, pero la velocidad y el ritmo de esa radicalizaci¨®n, el punto que alcanz¨®, es inseparable del conflicto con EE UU. Por ejemplo, Cuba no ten¨ªa por qu¨¦ haber quedado aislada en el hemisferio. Las relaciones con los revolucionarios de Am¨¦rica Latina no debieron convertirse en los a?os sesenta en la ¨²nica opci¨®n, pero no qued¨® m¨¢s remedio. Cuando Cuba pudo tener relaciones no s¨®lo con los movimientos armados, demostr¨® que pod¨ªa convivir con el resto del hemisferio.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ el recrudecimiento de la presi¨®n norteamericana en los momentos que est¨¢ viviendo su pa¨ªs?
R. El efecto es contraproducente. Todas las presiones externas, no s¨®lo sobre el Gobierno, sino sobre la forma de pensar de la gente, sobre el nacionalismo cubano, que va m¨¢s all¨¢ del Gobierno, tienden a hacer m¨¢s extrema la expresi¨®n de ese nacionalismo. Y esto sin duda afecta los espacios que podr¨ªan desarrollarse, porque es parte de los intereses del pueblo cubano que se desarrolle un socialismo m¨¢s democr¨¢tico, que haya m¨¢s libertad de expresi¨®n, etc¨¦tera.
P. ?Se corre el riesgo de repetir los errores del inicio de la revoluci¨®n?
R. EE UU nunca han sabido c¨®mo lidiar con el nacionalismo cubano. Para ellos, el ¨²nico modo de negociar con Ra¨²l ser¨ªa si aceptara los planes norteamericanos de transici¨®n para Cuba, y eso es totalmente inviable. El Gobierno cubano que asumiera eso perder¨ªa completamente el prestigio ante el pueblo.
P. ?Con la enfermedad de Fidel, se recupere o no, comienza una nueva etapa en Cuba?
R. S¨ª. Pero hay que tener en cuenta que los cambios en la gente y en la sociedad cubana empezaron en los noventa. Un Gobierno presidido por Ra¨²l o por cualquier otro va a tener que seguir lidiando con ese proceso, que brota desde abajo. Las pol¨ªticas tienen un impacto en la sociedad civil y es ¨¦sta la que ha estado cambiando y seguir¨¢ cambiando.
P. ?Las pol¨ªticas oficiales no han ido siempre por detr¨¢s de los cambios en la sociedad?
R. Hay medidas que pod¨ªan haberse tomado antes y otras que no se han tomado todav¨ªa. No es un proceso concluido; sin embargo, creo que el factor desestabilizador que representa EE UU y el fantasma de lo que ocurri¨® en las transiciones de Europa del Este inciden sobre la dirigencia pol¨ªtica cubana, y eso es algo que hay que entender.
P. ?Un gobierno sin Fidel tendr¨¢ que articular un nuevo consenso?
R. Lo ha dicho el propio Ra¨²l: el consenso con que ha contado Fidel, por su prestigio personal y como resultado de su posici¨®n al frente de la revoluci¨®n, es algo con lo que no puede contar autom¨¢ticamente quien le suceda. Las instituciones tienen que facilitar y fortalecer el consenso, que se estrech¨® como resultado de la crisis y tambi¨¦n por la percepci¨®n popular de que no hay todav¨ªa suficientes medidas pol¨ªticas como para avanzar y elevar el nivel de vida de la gente. Pero eso lo sabe el Gobierno.
P. ?La revoluci¨®n cubana puede sobrevivir a medio plazo sin una apertura econ¨®mica y sin abrir espacios pol¨ªticos?
R. Los economistas con los que hablo coinciden en que las reformas econ¨®micas est¨¢n interrumpidas y en que se requieren cambios. Al mismo tiempo, la sociedad cubana ha ido conquistando espacios de debate, como la misma revista Temas; yo creo en la importancia de que estos espacios se expandan y pueda desarrollarse cada vez m¨¢s un proceso de expresi¨®n de ideas diferentes dentro de la revoluci¨®n.
P. ?Ve posibilidad de que se produzcan cambios?
R. Se van a ir produciendo cambios, con mayor o menor gradualidad, porque son imprescindibles para el desarrollo de la sociedad. No creo que pueda haber un desarrollo social efectivo sin una mayor democracia popular, si no se avanza en el sentido de una serie de cambios que es necesario hacer. Yo estoy de acuerdo en que esos cambios los haga el PCC, en la medida en que asuma de hecho la tarea inmensa de ser el partido de la naci¨®n cubana.
P. ?C¨®mo deber¨ªa ser este socialismo democr¨¢tico del que habla?
R. No me hago idea de un modelo determinado. Creo en una democracia socialista donde la gente de abajo pueda intervenir en las decisiones y controlarlas.
P. ?Y ahora puede?
R. En menor medida de lo que se deber¨ªa.
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