Deuda saldada
Despu¨¦s de darle tantas vueltas a los efectos que pod¨ªa producir la baja de Pau Gasol, va el equipo espa?ol y reduce a cenizas a una Grecia exultante por su gran triunfo ante EEUU. De todas las posibilidades barajadas, el convertir en una caricatura de equipo al campe¨®n de Europa no era una de las m¨¢s previsibles y s¨®lo manejando las cuestiones sicol¨®gicas que gravitan sobre cualquier partido de esta envergadura pueden explicar tama?a diferencia. Una vez visto lo ocurrido, resulta m¨¢s f¨¢cil de explicar. La baja de Pau tuvo un efecto tan saludable en los espa?oles como da?ino en los griegos. Su ausencia plante¨® un escenario diferente al previsto. De repente, los griegos estaban obligados a aprovecharse del supuesto golpe de suerte y en cambio Espa?a llegaba el partido con coartada. No es este grupo amigo de buscar excusas, pero la hab¨ªa. Pero en lugar de recordar al ausente los once jugadores de Pepu Hern¨¢ndez encontraron el momento propicio de saldar una deuda. La que tienen con el maravilloso Pau. Ellos saben que son un equipo, conocen la fuerza que les da el colectivo, pero de la misma manera comprenden a la perfecci¨®n que la extraordinaria racha que vive la selecci¨®n espa?ola de baloncesto no ser¨ªa tal sin el concurso de Gasol. Su determinaci¨®n para venir a representar a Espa?a, su convencimiento de que el t¨ªtulo no era un sue?o y su rendimiento fuera de serie han sido otros de los elementos de cohesi¨®n que ha dado como resultado este grupo ejemplar. Por eso, y por supuesto por la amistad y admiraci¨®n que le profesan, todos se conjuraron en devolverle la sonrisa. Igual no se puede ganar un campeonato del mundo sin Gasol, pero s¨ª un partido.
Con esta situaci¨®n emocional tan particular, el equipo espa?ol sali¨® dispuesto a comerse a los griegos. Y vaya que si lo consiguieron. Sobre todo en defensa. Entre el impecable planteamiento t¨¢ctico y el ardor que pusieron todos, Grecia se vio tan sorprendida que, cuando se quiso dar cuenta, ten¨ªa medio partido perdido. Al principio se pod¨ªa pensar que cuando saliesen del banquillo Papaloukas y Spanoulis, unido al angelito Schortsianitis la cosa no ser¨ªa tan sencilla. Hab¨ªa ocurrido en otras ocasiones. Iannakis les da unos minutos para que puedan observar desde fuera el desarrollo del partido y luego les otorga mando en plaza para que aprovechen esa mirada externa. Pero esta vez quiz¨¢s se le fue la mano. Cuando entraron en cancha, el equipo espa?ol estaba lanzado y m¨¢s convencido que nunca de que su sue?o estaba cerca de cumplirse. Ni con unos ni con otros Grecia encontraba un resquicio donde poder llegar a unos n¨²meros m¨ªnimamente presentables en ataque. Iban entrando los reemplazos espa?oles y aquello se pon¨ªa cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Muy inteligente la opci¨®n Cabezas-Berni, en lugar de la de Sergio-Rudy, m¨¢s l¨®gica si se ten¨ªa en cuenta lo ocurrido en la semifinal. Pero Pepu entendi¨® con acierto que para lo que pretend¨ªa, que los griegos siguiesen sin encontrar donde estaba el aro, los malague?os eran mejor elecci¨®n. Y all¨ª estaban Felipe y Marc Gasol para pegarse con Schortsianitis, y Jim¨¦nez para coger todos los rebotes, Navarro para poner el marcador fuera de alcance y Garbajosa para todo. Vaya partido se casc¨® el futuro Raptor. Estuvo en misa y repicando, cuando dice el refr¨¢n que eso es imposible. Pero esta vez lo consigui¨®. Triples, defensa, intimidaci¨®n, pr¨¢cticamente todo lo que hizo tuvo sentido y oportunidad. Con una actuaci¨®n ejemplar se gan¨® el derecho de formar parte del quinteto ideal del campeonato.
Al final de tercer cuarto, el pescado estaba todo vendido, por lo que de ah¨ª hasta el final, fiesta. Llegaba el momento de acercarse uno por uno a Pau, de decirle que aquello iba por ¨¦l, de que se abrazasen los hermanos llorando, se desatase la locura y todos, jugadores, dem¨¢s componentes del equipo, periodistas y aficionados disfrut¨¢semos de un ¨¦xito sin precedentes. Espa?a es campe¨®n del mundo. Cuesta hasta escribirlo.
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