"Esto no lo va a aceptar nadie"

Jaime Viqueira alza las cejas tras la caja registradora de su tienda cuando el periodista despliega la p¨¢gina del diario que dice que su municipio es candidato a albergar un cementerio nuclear. "?Esto no puede ser!. ?No me lo creo!". Viqueira prefiere no hablar en nombre de la asociaci¨®n de comerciantes que preside, Centro Comercial Aberto de Carballo (A Coru?a), antes de consultar con los compa?eros, pero adelanta su opini¨®n: "Me opongo tajantemente. Ahora que empezamos a tener turismo, quieren acabar con ¨¦l". En ese momento entra en la tienda un cliente, V¨ªctor Sambade, que se declara militante del BNG y de inmediato comparte el asombro: "Es imposible que Evencio apruebe esto".

"?Nos quieren poner una bomba en el pueblo!", se queja un hombre de Carballo

Vandell¨°s, que ya tiene una central nuclear, ha votado contra el dep¨®sito

Evencio Ferrero es el alcalde nacionalista de Carballo, y, efectivamente, ha desautorizado la iniciativa tomada por uno de sus socios en el gobierno, el edil independiente Francisco P¨¦rez Ferreiro, de solicitar informaci¨®n al Ministerio de Industria sobre las condiciones de instalaci¨®n de un almac¨¦n de residuos radiactivos. "Si fuera diciembre, pensar¨ªa que ha sido una inocentada", dice el alcalde. "Lo hizo por su cuenta, sin informar a nadie. Ha sido un desliz lamentable. Que la gente est¨¦ tranquila, porque esto no va a ir adelante". La situaci¨®n es doblemente embarazosa para Ferrero, ya que la v¨ªspera de enterarse por la prensa de la iniciativa de su concejal, el BNG logr¨® que el Parlamento auton¨®mico declarase a Galicia zona desnuclearizada.

La perplejidad se sucede en los encuestados en este municipio de 30.000 habitantes, situado entre A Coru?a y la Costa da Morte. Aunque la principal industria de Carballo, la f¨¢brica de conservas Calvo, est¨¢ reduciendo plantilla, la situaci¨®n econ¨®mica del pueblo no es precisamente cr¨ªtica. "Yo llegu¨¦ aqu¨ª hace cuatro a?os y encontr¨¦ trabajo a los cuatro d¨ªas", cuenta Anal¨ªa N¨²?ez, una camarera argentina de origen gallego. "As¨ª que no veo la necesidad de quedarnos con esa porquer¨ªa".

A Jos¨¦ Manuel, veterinario de profesi¨®n, casi se le atraganta el vino cuando le muestran el peri¨®dico. Sin m¨¢s, coge el m¨®vil y llama a un amigo del concejal: "?Pero Paco se ha vuelto tonto o qu¨¦?. Dile que no alucine". En el corrillo que se ha formado, los hombres mascullan. Bautista, otro veterinario jubilado, se hace cruces literalmente. A Jos¨¦ le da la risa: "?Y ahora nos quieren poner una bomba en el pueblo!. Esto no lo va a aceptar nadie. ?No habremos tenido ya bastante con todo el monte que ha ardido este verano?".

"En alg¨²n sitio habr¨¢ que colocarlo, lo que pasa es que todo nos termina por llegar aqu¨ª". As¨ª piensa Jordi N¨²?ez, propietario de un restaurante en Vandell¨°s i L'Hospitalet de l'Infant (Tarragona), con respecto al Almac¨¦n Temporal Centralizado (ATC). Y es una opini¨®n generalizada en Tarragona, una demarcaci¨®n con tres centrales nucleares en servicio -Asc¨® I y II y Vandell¨°s II-, y otra desmantelada tras el peor accidente del sector en Espa?a -Vandell¨°s I, que sufri¨® un incendio en 1989-. Varios grupos ecologistas locales, junto a Greenpeace y Ecologistas en Acci¨®n, han constituido ya una plataforma cuya funci¨®n ser¨¢ forzar a los ayuntamientos tarraconenses y otras administraciones a pronunciarse sobre el almac¨¦n.

Tarragona cuenta, adem¨¢s, con el mayor pol¨ªgono industrial petroqu¨ªmico del sur de Europa, adem¨¢s de dos centrales hidroel¨¦ctricas, la mayor¨ªa de la energ¨ªa e¨®lica catalana y dos centrales t¨¦rmicas de ciclo combinado. "Que pongan el ATC en otro lado", se?ala Damaris del Castillo, vecina de Vandell¨°s i L'Hospitalet de l'Infant. Este municipio es el ¨²nico que hasta el momento ha aprobado en su pleno una moci¨®n de rechazo al ATC. Su alcalde, Josep Castellnou (CiU), que adem¨¢s preside la Asociaci¨®n de Municipios Afectados por Centrales nucleares (AMAC), se ha hartado de repetir que no va a promover el almac¨¦n.

Tarragona aporta el 23% de municipios agrupados en la AMAC y no ha habido ninguno hasta el momento que se haya posicionado a favor de albergar esta instalaci¨®n. Las pasadas elecciones auton¨®micas consiguieron unir a las izquierdas de la zona contra el Plan Hidrol¨®gico Nacional y tambi¨¦n contra una pol¨ªtica energ¨¦tica catalana que derivaba cualquier proyecto pol¨¦mico hacia el sur. Los dirigentes de todas las formaciones de la izquierda catalana coinciden en se?alar que Tarragona ha cumplido ya con su parte de solidaridad.

El portavoz de la plataforma ecologista, Sergi Saladi¨¦, explica que al margen de ir pueblo a pueblo para informar, su objetivo es forzar a los ayuntamientos de las ¨¢reas de Asc¨® y Vandell¨°s a posicionarse p¨²blicamente.

Fuentes del sector nuclear ya daban por hecho antes de que el Ministerio del Interior abriera el actual periodo de solicitud de informaci¨®n que Tarragona dif¨ªcilmente acabar¨ªa albergando el dep¨®sito, debido al temor que genera en la industria una campa?a ecologista de larga duraci¨®n contra lo nuclear, precisamente en una ¨¦poca en la que el propio sector se ha encargado de reabrir el debate sobre la conveniencia de ampliar el uso de la energ¨ªa at¨®mica.