Sin equ¨ªvocos
Ahora que estamos en tiempos de memoria hist¨®rica, me acuerdo de un viejo y querido amigo republicano que me ense?¨® muchas cosas sobre aquella ¨¦poca convulsa. Sol¨ªa asegurar que uno de los mayores aciertos del franquismo fue inventar el t¨¦rmino "rojos" para englobar a todos sus adversarios, desde los liberales hasta los estalinistas: de ese modo simplificaba sus argumentos ideol¨®gicos contra ellos, cort¨¢ndolos todos a medida de su conveniencia. De un abuso semejante se quejaba hace pocos d¨ªas (EL PA?S, 3-IX-06) Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao al denunciar que hoy se cuenta la Segunda Guerra Mundial como si hubiera sido "un conflicto moral entre un ¨²nico culpable, encarnaci¨®n del mal y la tiran¨ªa, y una constelaci¨®n m¨¢s o menos amplia de inocentes, encarnaci¨®n del bien y la democracia". Ambas interesadas y sectarias abreviaturas se asemejan mucho a otra de nuestra actual pol¨ªtica dom¨¦stica, la que convierte cualquier objeci¨®n a las iniciativas gubernamentales en parte de un globo aborrecible, "lo que dice el PP". Y tras este tel¨®n pintado ya no hay que molestarse en dar m¨¢s detenidas explicaciones. Creo que la tal normativa propagand¨ªstica es especialmente evidente en lo que toca al llamado "proceso de paz" en el Pa¨ªs Vasco.
Desde luego, varios de quienes no lo vemos todo claro en este asunto no compartimos los planteamientos m¨¢s truculentos de la oposici¨®n: no creemos que el presidente Zapatero sea un nuevo avatar del traidor conde Don Juli¨¢n y a¨²n menos que Rubalcaba sea la Cava. Yo incluso considero con cierto optimismo el sesgo cauteloso adoptado este verano por el Ejecutivo en sus tanteos a la banda criminal sometida a desguace. Es muy buena se?al que tanto la propia ETA como Batasuna y otros representantes del nacionalismo m¨¢s radical hayan coincidido en lamentar el par¨®n sufrido por el "proceso" y aseguren que estamos en crisis y ellos a punto de un ataque de nervios: est¨¢ claro que no obtienen sin m¨¢s lo que buscan, lo cual contribuir¨¢ positivamente a que se acostumbren a buscar cosas m¨¢s a su alcance. Si les vi¨¦semos m¨¢s satisfechos, ya ser¨ªa cosa de irse preocupando seriamente. Como tampoco debemos congestionarles la cabeza con excesivas ideas, que por falta de costumbre en su manejo pueden provocarles encefalitis, parece acertado atenerse ahora a mensajes sencillos y reiterados: la legalidad no piensa aceptar a la Batasuna pro-terrorista; por lo tanto, es Batasuna quien tendr¨¢ que resignarse a aceptar la legalidad. ?Que se niegan y amenazan con volver a las andadas? Pues mal asunto..., sobre todo para ellos, dado que fuera de la legalidad, sin subvenciones y con una ETA semijubilada, les va a caer una rasca que no veas. A fuerza de kale borroka fastidiar¨¢n a bastantes, pero cada vez asustan a menos y desde luego no persuaden a nadie. En cuanto a los presos... Pues eso, que est¨¢n presos y -m¨¢s cerca o m¨¢s lejos de casa- lo van a seguir estando muchos a?os: para ellos la larga, larga cuenta atr¨¢s, no puede empezar hasta que de veras ETA se desmantele del todo, de modo que ya tienen claro lo que les conviene. Punto y seguido.
As¨ª que lo preocupante no es tanto c¨®mo van las cosas por el momento, sino los equ¨ªvocos sobre el concepto mismo de lo que est¨¢ en juego. Las suspicacias ante la expresi¨®n megal¨®mana "proceso de paz" no son meros tiquismiquis terminol¨®gicos, sino que van m¨¢s al fondo del asunto. Un proceso de paz no s¨®lo implica dos partes enfrentadas en algo as¨ª como una guerra, sino sobre todo dos partes en principio igualmente distantes de lo que luego ser¨¢ llamado finalmente "paz". Lo cual poco tiene que ver con el caso que nos ocupa, donde la paz a conseguir es el disfrute sin coacciones ni amenazas de las garant¨ªas constitucionales vigentes en nuestro Estado de Derecho, que es lo que han defendido quienes han luchado contra ETA y sus servicios auxiliares. Dar a entender otra cosa, permitir que prospere el equ¨ªvoco de que finalmente para acabar con la violencia hay que instrumentar algo distinto al terrorismo, pero tambi¨¦n distinto a la legalidad constitucional (hablando, por ejemplo, de "normalizaci¨®n pol¨ªtica", como si la pol¨ªtica vasca hubiera sido hasta ahora "anormal" por algo distinto a las amenazas y atentados sufridos por los no nacionalistas), es desconcertante y desmoralizador para los dem¨®cratas, mientras que tonifica a quienes por medio de los cr¨ªmenes o al socaire de ellos s¨®lo han buscado reforzar el nacionalismo obligatorio en el Pa¨ªs Vasco. Y permite el crecimiento de flores ret¨®ricas como la propuesta del menguante Madrazo, que recomienda consultas a los "colectivos sociales" antes, durante y despu¨¦s del proceso (con un cuestionario dise?ado por ¨¦l, supongo) para sondear qu¨¦ quiere la gente en la "tabula rasa" de Euskadi. O sea que, gracias al sacrificio de ETA, por fin el pueblo va a ser escuchado... Por cierto, comprendo los remordimientos de G¨¹nter Grass por su pasado juvenil en las SS nazis: sin llegar a tanto, yo me muero de verg¨¹enza al recordar que, siendo yamucho menos joven, a¨²n votaba a Izquierda Unida.
El centro de estos equ¨ªvocos es, claro est¨¢, lo del "di¨¢logo". ?Qui¨¦n va a estar en contra del di¨¢logo? Imaginen que alguien les pregunta si opinan ustedes que en Kakania los toruguenses y los cabric¨¦falos deben resolver su secular conflicto dialogando, en lugar de a ca?onazos. Como ustedes no saben d¨®nde est¨¢ Kakania, ni conocen a toruguenses ni a cabric¨¦falos, ni tienen idea del conflicto que les enfrenta, responder¨¢n que s¨ª, que naturalmente siempre es mejor dialogar que matarse. De modo que el di¨¢logo es como el buen tiempo: todo el mundo est¨¢ a favor, lo malo es que lo entienden de modo distinto el agricultor que espera lluvia para su cosecha y el excursionista al que le conviene que haga sol. A favor del di¨¢logo est¨¢n, por ejemplo, los miembros del grupo de apoyo al Pa¨ªs Vasco del Parlamento Europeo, que pretenden que esta C¨¢mara intervenga, "entre otros muchos actores", en la soluci¨®n del problema de Kakania, digo del Pa¨ªs Vasco. Seg¨²n el portavoz de este grupo amistoso, que -?oh, sorpresa!- es el Sr. Bernat Joan, eurodiputado de ERC, "la ¨²nica soluci¨®n v¨¢lida es aquella que se acuerde entre todos a trav¨¦s del di¨¢logo y el reconocimiento de todos los derechos individuales y colectivos de los que viven en el pa¨ªs, independientemente de si residen bajo administraci¨®n francesa o espa?ola". Me encantar¨ªa saber cu¨¢les son esos derechos c¨ªvicos y pol¨ªticos que las tiran¨ªas espa?ola y francesa no respetan, as¨ª como qu¨¦ tiene que ver esa fantas¨ªa con el cese de la actividad de ETA..., que, por cierto, no act¨²a en Francia, donde las cotas auton¨®micas son algo m¨¢s bajas que en Espa?a. Pero eso en cuanto comience todo el mundo a dialogar, se aclarar¨¢ enseguida. ?Gran cosa, el Parlamento Europeo! Tiene un grupo de amigos de Cuba para apoyar a la dictadura castrista que pisotea los derechos c¨ªvicos y pol¨ªticos en la isla y, para compensar, un grupo de amigos del Pa¨ªs Vasco que solicita respeto a esos mismos derechos ante las democracias de Espa?a y Francia, haci¨¦ndose eco de las reivindicaciones de Batasuna. La verdad, no me explico por qu¨¦ no hace m¨¢s que disminuir el entusiasmo por las instituciones europeas... Tambi¨¦n ha mostrado mucha pasi¨®n por el di¨¢logo Mayor Zaragoza en una conferencia dada el pasado agosto en San Sebasti¨¢n: lo ha recomendado como una fuente de inspiraci¨®n que fue capaz de resolver conflictos como por ejemplo el de Sur¨¢frica. As¨ª ser¨¢, aunque yo no veo grandes similitudes entre Sur¨¢frica y el Pa¨ªs Vasco..., como no sea que bastantes vascos ya estamos "negros" de tanto o¨ªr pomposas vacuidades sobre nuestros males.
El di¨¢logo suele recetarse "sin imposiciones": o sea, que si se suspende ETA, se suspendan tambi¨¦n las leyes vigentes, salvo la de la gravedad y dos o tres m¨¢s. Pues no, mire, que no haya equ¨ªvocos: algunos queremos que siga vigente la imposici¨®n legal del Estado de Derecho y la Constituci¨®n. No queremos ni mucho menos un "Estado residual" que nos someta a caciques feudales de nuevo cu?o. Por eso no nos gusta la famosa mesa en la que tendr¨¢ lugar el famoso di¨¢logo, etc. En una pel¨ªcula de Monty Pithon, el inolvidable Terry Jones inventaba la silla, seg¨²n ¨¦l, "un artefacto para sentarse en el suelo pero m¨¢s arriba". La mesa de partidos es un artefacto para sentarse en el Parlamento, pero fuera y para buscar la legalidad sali¨¦ndose de ella. Que no haya equ¨ªvocos; es por eso por lo que no nos gusta, no porque lo diga el PP. Y ser¨ªa bueno que a los ciudadanos no se les alimentase con equ¨ªvocos, por saludable que al principio pueda parecer esa dieta estupefaciente.
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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