Esquelas de las dos Espa?as
La pol¨¦mica por la ley de memoria hist¨®rica propicia la publicaci¨®n en peri¨®dicos de necrol¨®gicas de v¨ªctimas de la Guerra Civil
Primero fueron las de los hijos y nietos de los represaliados por los nacionales. Despu¨¦s las de los muertos a manos de los republicanos. Decenas, en las ¨²ltimas semanas, en las p¨¢ginas de los diarios de mayor tirada: EL PA?S, El Mundo, y Abc; y, en menor medida, en algunos peri¨®dicos de provincias, como El Diario de ?vila. Desde el 17 de julio pasado, fecha en la que se public¨® a media p¨¢gina en este peri¨®dico la esquela del comandante de la base de hidroaviones del Atalay¨®n de Melilla, Virgilio Leret, fusilado al amanecer del 18 de julio de 1936, el goteo no ha cesado.
Su hija Carlota fue la que desencaden¨® esta pol¨¦mica batalla: "Quise darle un reconocimiento a mi padre, a sus suboficiales y a todos los que estaban con ¨¦l aquel d¨ªa en la base de Hidros", explica telef¨®nicamente desde Caracas (Venezuela). El 17 de julio, se cumpl¨ªa el 70 aniversario de la primera batalla de la Guerra Civil, en Melilla, en la que Leret defendi¨® la legalidad de la Rep¨²blica frente al ej¨¦rcito de regulares ind¨ªgenas, sublevados al mando del Comandante Mohammed Ben Mizzian, y Carlota pens¨® que "ahora o nunca".
Una mujer public¨® una esquela en memoria de su t¨ªo en la que cuenta qui¨¦n le delat¨®
"Durante 40 a?os no pudimos hacer nada. Me sent¨ª paralizado", explica Jos¨¦ Toribio
La esquela de Primo de Rivera, fundador de Falange Espa?ola, se publica desde 1937
"El mismo sentimiento de impotencia, de injusticia y abandono que yo sent¨ªa est¨¢ dentro de la Espa?a de los vencidos y humillados, yo lo ¨²nico que hice fue quitarle el tap¨®n a la botella; prender la mecha de una bomba de tiempo". Y la mecha prendi¨®.
Apenas un mes despu¨¦s, otros peri¨®dicos empezaban a publicar esquelas de fallecidos en el bando nacional o a manos de los republicanos. Algunos de los familiares que lo hicieron no quisieron abundar, en conversaciones con este peri¨®dico, sobre los motivos que tuvieron. Uno de ellos, que no desea revelar su nombre, explic¨® que "ser¨ªa mejor no haber empezado con esto y haber dejado las cosas como estaban". Pero respeta a los republicanos que lo hacen, y se?ala que ¨¦l tiene el mismo derecho a poner la esquela de su padre, "que fue asesinado por los rojos sin tener nada que ver con la pol¨ªtica".
Sin duda, la m¨¢s controvertida que ha aparecido es la de un sacerdote v¨ªctima de los republicanos. Carmen Bonell public¨® en memoria de su t¨ªo, Jes¨²s Mar¨ªa y Arroyo, una esquela en la que cuenta con todo lujo de detalles quien le delat¨® y la condena que le fue impuesta.
Juan Toribio Bravo, el padre de Jos¨¦, de 84 a?os, fue detenido en Aguilar de Campoo (Palencia), sometido a juicio sumar¨ªsimo y fusilado en la noche del 19 al 20 de agosto, justo cuando la Guerra Civil estaba quemando sus primeros cartuchos. ?l tiene claro cuales fueron sus motivos: "Durante 40 a?os no pudimos hacer nada. Me sent¨ªa paralizado por esa dictadura horrible. Aunque con la democracia hemos ido avanzando un poquito, ten¨ªa que empezarse a hablar para que nosotros nos atrevi¨¦ramos a sacar lo que llev¨¢bamos dentro". Se le quiebra la voz y uno se lo imagina escribiendo la esquela que public¨® en EL PA?S del 19 de agosto: "Te perdimos en el brumoso amanecer del 20 de agosto de 1936..."
Han pasado 70 a?os y las heridas parecen seguir abiertas. El proyecto de ley de memoria hist¨®rica, que a nadie satisface, la apertura de fosas de republicanos asesinados, pel¨ªculas y documentales parecen haber abonado el terreno para que se abra un nuevo frente entre vencedores y vencidos. La voz, que en ocasiones se les ha negado a las v¨ªctimas de esa guerra, se ha alzado en los peri¨®dicos a trav¨¦s de un medio inusual o cuando menos, sorprendente. Pero, ?por qu¨¦ surge la pol¨¦mica en este momento?
"El debate sobre la memoria hist¨®rica se est¨¢ diseminando en muchos soportes. Y est¨¢ penetrando en todo el tejido social. Las esquelas no son sino un elemento, un espacio simb¨®lico m¨¢s donde continuar esta guerra de guerrillas", se?ala Francisco Ferr¨¢ndiz, titular de Antropolog¨ªa Social de la Universidad de Extremadura, no muy satisfecho con la met¨¢fora b¨¦lica que emplea. "La generaci¨®n de nietos de la derrota no est¨¢ conforme con los pactos de la transici¨®n. Hay un v¨¦rtigo por rescatar sobre todo testimonios". Al ponerse en marcha este rescate de los vencidos se pone en marcha tambi¨¦n un proceso de revisionismo por parte de los vencedores. "Cuando empezaron a producirse estas manifestaciones de reivindicaci¨®n de memoria hubo conciencia por parte de los otros de que est¨¢n perdiendo una guerra que ya hab¨ªan ganado".
Emilio Silva, presidente de la Asociaci¨®n por la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica considera normal que se publiquen estos homenajes familiares. "Yo mismo hice una cuando enterr¨¦ a mi abuelo en octubre de 2003. Mi familia decidi¨® hacer una esquela, porque es una forma de normalizar la muerte de una persona".
El fen¨®meno de la contienda en las p¨¢ginas necrol¨®gicas es nuevo, pero la publicaci¨®n de recordatorios de este tipo no lo es. La de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Espa?ola, fusilado en 1936, aparece publicada en un diario de tirada nacional cada 19 de noviembre desde 1937.
Desde hace alg¨²n tiempo la sociedad espa?ola est¨¢ siendo golpeada con im¨¢genes de cr¨¢neos agujereados por las balas, enterrados en fosas que podr¨ªa imaginar en otras partes del mundo, pero nunca aqu¨ª. "Eso ha removido algo que durante a?os se hab¨ªa cubierto y hay gente que quiere hablar claramente sobre lo que sucedi¨®", concluye Ferr¨¢ndiz.
"Es bueno que se acabe con el tab¨² y que se acabe con los miedos de la guerra. Que haya una libre expresi¨®n y que la gente recuerde a sus muertos", se?ala Antonio Elorza, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Complutense de Madrid. "El momento es bueno, el problema es que sigue habiendo mentalidad de guerra en algunos sectores". Elorza recuerda una esquela en la que se llamaba asesino al nacional Queipo de Llano. "Me pareci¨® muy bien, porque si ese se?or era lo que era, no est¨¢ mal que alguien lo recuerde. No me parecer¨ªa mal tampoco que alguien recordase que [el dirigente militar republicano] Enrique L¨ªster, tambi¨¦n lo fue o que se hable de las checas, porque existieron, pero ya lo de las hordas marxistas..."
De la guerra se puede decir que fue cruel, sangrienta o despiadada pero no se puede decir que fuera justa. Las guerras nunca lo son y en el caso de la que se libr¨® en Espa?a entre 1936 y 1939, los sentimientos se llevan al extremo. Eso se ha podido ver tambi¨¦n en las esquelas. El lenguaje que resuena entre l¨ªneas recuerda al que retumba en la memoria de los que la sufrieron. "Hay una gran diferencia entre esquelas y es algo que hemos estado estudiando", asegura el antrop¨®logo Francisco Ferr¨¢ndiz. "En las de familiares de nacionales se usa una ret¨®rica determinada y que ya estaba establecida durante el r¨¦gimen franquista. 'Vilmente asesinado por las hordas marxistas'. 'Las hordas rojas'. Todo eso es un lenguaje usado durante la dictadura. Disponen de un repertorio. En las esquelas republicanas se ve un tono mucho m¨¢s intimista".
De un modo u otro esta guerra, a¨²n hoy, no deja a nadie indiferente. Y muchos coinciden en que la historia est¨¢ desequilibrada. "Los vencedores tambi¨¦n sufrieron ejecuciones injustas, pero tuvieron 40 a?os para rendir homenaje a sus muertos. Esta gente no tuvo oportunidad", afirma Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn, magistrado em¨¦rito del Tribunal Supremo. Para Antonio Elorza, "la clave es que sustituyamos las condenas y las reprobaciones por el di¨¢logo y el an¨¢lisis".
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