La Biblioteca Marta Mata de Saifores
A partir de este mes de septiembre las cenizas de Marta Mata descansar¨¢n en Saifores (Baix Pened¨¨s) debajo del frondoso almez, convertido en el anagrama y s¨ªmbolo de la Fundaci¨®n ?ngels Garriga de Mata. Si bien es verdad que habl¨¦ con ella muchas veces bajo este imponente ¨¢rbol, sobre todo lo hice en su querida biblioteca, lugar donde tuve la oportunidad de intervenir y sobre todo de conocer m¨¢s a fondo a Marta y su mundo.
Hace ya algunos a?os escrib¨ª un art¨ªculo sobre ella, a la que calificaba como una persona de talante humanista por sus m¨²ltiples intereses, por su constante curiosidad, por su pasi¨®n por el saber, por su fascinaci¨®n por el mundo de los libros y de las bibliotecas.
Umberto Eco, en su c¨¦lebre novela El nombre de la rosa, mitific¨® la biblioteca al situar en ella el epicentro de su trama narrativa, que se convirti¨® en un best-seller literario y f¨ªlmico de los a?os ochenta. Pero la verdad es que las bibliotecas no han tenido que esperar a la novela de Eco para ser revaluadas y contempladas como lugares especiales. Existe una abundante literatura y una amplia filmograf¨ªa en que la acci¨®n se enmarca en una biblioteca para transmitir valores cultos o m¨¢gicos. Por otra parte, cabe resaltar que una biblioteca entra?a un potente metalenguaje simb¨®lico que va m¨¢s all¨¢ de los libros que contiene, impregnando tanto su arquitectura como su espacio interior.
Este lenguaje simb¨®lico est¨¢ magnificado particularmente en las grandes bibliotecas p¨²blicas; por ejemplo, la Biblioteca de Catalunya, la Biblioteca Nacional de Francia y la Biblioteca P¨²blica de Nueva York, verdaderas geograf¨ªas del conocimiento, pero tambi¨¦n es visible en las privadas y m¨¢s peque?as, como es el caso de la Biblioteca Marta Mata en Saifores.
La Biblioteca de Catalunya, por ejemplo, situada en el coraz¨®n de Barcelona, est¨¢ ubicada en un magn¨ªfico edificio g¨®tico, el antiguo hospital de la Santa Cruz. Su arquitectura se constituye en llama perenne de la gloriosa historia medieval de Catalu?a. A su vez, la nueva sede de la Biblioteca Nacional de Francia se alza majestuosa e imponente en la gigantesca explanada rectangular de Tolbiac (Par¨ªs), rematando cada uno de sus extremos con una edificaci¨®n en forma de libro abierto. No hay duda de que Francia opt¨® por una biblioteca-s¨ªmbolo que fuera como un nuevo faro de Alejandr¨ªa alumbrando a la contemporaneidad.
La Biblioteca P¨²blica de Nueva York se orient¨®, por su parte, hacia un modelo de columnas y frontones legados por la antig¨¹edad y el renacimiento. Este estilo se adopt¨® como s¨ªmbolo de orden, prestigio y tradici¨®n.
Marta Mata conoc¨ªa y admiraba estos monumentos del saber y dej¨® una huella indeleble con la creaci¨®n de su propia biblioteca, ubicada en la casa familiar de los Mata en Saifores, un antiguo edificio utilizado como vivienda y explotaci¨®n agr¨ªcola. La biblioteca recibi¨® el nombre de Curt¨®, rememorando el nombre de un libro de ?ngels Garriga, la madre de Marta Mata, que se titulaba Un r¨¨tol per a Curt¨®, nombre literario de Saifores.
Esta biblioteca se inici¨® con los fondos familiares y fue creciendo con diversas donaciones; se especializ¨® como biblioteca escolar, infantil y juvenil, y dedicada a otros temas: la renovaci¨®n pedag¨®gica, la pol¨ªtica educativa y las comarcas del Pened¨¨s.
Pero lo realmente fascinante es contemplar como este mundo de los libros se fue organizando y estructurando siguiendo el pensamiento y los valores simb¨®licos de Marta. Los anaqueles del vest¨ªbulo se hallan repletos de diccionarios que expresan su profundo inter¨¦s por las palabras, por su etimolog¨ªa, por su sem¨¢ntica, por su lexicograf¨ªa, aspecto que se materializ¨® y concret¨® en diversas publicaciones suyas.
Un retrato de Angeleta Ferrer, hija de Rosa Sensat y ella misma tambi¨¦n relevante pedagoga, preside la sala que lleva su nombre, en la cual est¨¢ depositado el fondo bibliogr¨¢fico de renovaci¨®n pedag¨®gica, de la que Marta fue un cualificad¨ªsmo adalid.
La sala infantil lleva el nombre de Eul¨¤lia Mata, hermana suya y bibliotecaria, espacio que revela la constante preocupaci¨®n de Marta por el mundo de los m¨¢s peque?os, a la vez que refleja su extraordinario apego a la memoria familiar de los Mata-Garriga.
La sala de la Oca es donde se guardan los libros m¨¢gicos y maravillosos, as¨ª como los que narran las diversas tradiciones populares a lo largo del a?o; espacio tambi¨¦n pensado para la transmisi¨®n oral, para explicar cuentos cerca del fuego... Esta voluntad, sin duda, la liga a la vida misma, al n¨²cleo de la tierra.
Pero adem¨¢s de esta documentaci¨®n bibliogr¨¢fica api?ada en las estanter¨ªas de madera, la biblioteca custodia unos ricos archivos sobre las actividades p¨²blicas y privadas llevadas a cabo por Marta Mata a lo largo de su vida. Estos materiales necesariamente deber¨¢n tenerse en cuenta a la hora de escribir su intensa trayectoria vital o investigar la historia de la educaci¨®n en este pa¨ªs.
Pero en las bibliotecas no todo son libros y documentos. En simbiosis con ellos suelen convivir diversos objetos decorativos, los cuales acostumbran complementar el discurso impl¨ªcito en el universo de los libros. En la de Marta abundan los objetos cer¨¢micos, los f¨®siles, las artesan¨ªas populares que ella tanto amaba.
Ninguna biograf¨ªa sobre esta excelente pedagoga podr¨¢ omitir ni orillar su sentimiento y su sensibilidad hacia el mundo de los libros. Ninguna. Y es que su biblioteca, como instrumento de formaci¨®n, es decir de futuro, fue uno de sus proyectos m¨¢s queridos.
Immaculada Socias, Universidad de Barcelona.
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