Cinco a?os despu¨¦s

Los neoconservadores criticaron a Clinton durante su presidencia por no aprovecharla para situar a Estados Unidos en el centro de un mundo unipolar tras el fin de la guerra fr¨ªa. Clinton comprendi¨® que EE UU, con un poder militar y econ¨®mico sin parang¨®n, no pod¨ªa imponer por s¨ª solo este nuevo orden. El brutal atentado

del 11-S, del que hoy se cumplen cinco a?os, tom¨® por sorpresa a Bush y su Administraci¨®n, pero inmediatamente lo aprovecharon para imponer su propia agenda neocon, mediante la acci¨®n unilateral, el abandono de la diplomacia en favor de la presi¨®n militar, la erosi¨®n de las libertades p¨²blicas y la expansi¨®n de los poderes presidenciales.

El resultado, un lustro m¨¢s tarde, es un mundo m¨¢s peligroso. Se ha producido una invasi¨®n comprensible pero chapucera de Afganist¨¢n -de la que ahora se est¨¢n pagando los resultados- y una guerra injustificada y equivocada en Irak, de donde Estados Unidos no sabe ni c¨®mo irse ni c¨®mo quedarse, y que ha convertido al pa¨ªs ¨¢rabe en escuela de yihadistas y en escenario de una guerra civil entre sun¨ªes y chi¨ªes. Los atentados de Bali, Casablanca, Madrid -del que se cumplen dos a?os y medio- y Londres han demostrado la expansi¨®n de un terrorismo que, en este tiempo, no ha vuelto a golpear a Estados Unidos, algo que la Casa Blanca no deja de exhibir como el principal resultado de su cruzada.

Pero lo peor de todo es que los m¨¦todos de los terroristas han contaminado y erosionado la moral de las democracias que les combaten, empezando por Estados Unidos. Ah¨ª est¨¢n los casos de Guant¨¢namo y Abu Ghraib, o las matanzas de civiles en Irak, como aut¨¦nticos triunfos de la moral del terror sobre la humanidad.La muy conservadora se?ora Thatcher fue la primera en se?alar que el mundo cambi¨® sobre todo porque el 11-S hizo cambiar a EE UU, pero esta gran democracia y pa¨ªs admirable debe recuperar cuanto antes sus esencias y valores m¨¢s profundos de la libertad y de la democracia, sin regresar por ello al aislacionismo.

La Administraci¨®n de Bush ten¨ªa todo en su mano para impulsar un nuevo orden mundial m¨¢s justo y sensato. Pero por acci¨®n (Irak) u omisi¨®n (Oriente Pr¨®ximo) s¨®lo ha sabido fomentar el desorden. Crey¨® que la democracia se pod¨ªa imponer por decreto en el mundo ¨¢rabe, pero, cuando han podido, muchos de estos ciudadanos han optado por votar a radicales, ya sea Hezbol¨¢ entre los chi¨ªes de L¨ªbano o Ham¨¢s entre los palestinos. Aunque no haya seguridad perfecta, especialmente cuando los terroristas est¨¢n dispuestos a morir en su empe?o, la cooperaci¨®n internacional ha impedido muchos atentados. La guerra contra el terror de Bush es un error que debe sustituirse por pol¨ªticas antiterroristas a largo plazo, conformadas sobre todo de inteligencia y de prevenci¨®n policiales, y mucho menos militarizadas.

La Asamblea General de la ONU ha tardado cinco a?os en consensuar una estrategia global para luchar contra el terrorismo, cuyas bases las puso Kofi Annan en la conferencia sobre democracia y terrorismo organizada por el Club de Madrid en marzo de 2005. Finalmente, se opta por atender no s¨®lo a los medios para combatir esta amenaza, sino tambi¨¦n a hacerlo respetando el Estado de derecho, los derechos humanos y yendo a las causas de los problemas. Uno de los problemas que habr¨¢ que superar son los recelos mutuos entre el mundo occidental y el musulm¨¢n, que han aumentado como resultado de las pol¨ªticas equivocadas.