Bush vuelve a la 'zona cero'
El aniversario del 11-S, escenario de un fuerte enfrentamiento pol¨ªtico en Estados Unidos
La arrolladora maquinaria de la Casa Blanca est¨¢ de nuevo en campa?a electoral, y el quinto aniversario del 11-S es la rampa de lanzamiento de las legislativas del 7 de noviembre. En esta batalla, en la que los atentados terroristas en los que murieron casi 3.000 personas entran de lleno y sin pudor en la pelea pol¨ªtica, hay dos novedades: primera, que el presidente es m¨¢s vulnerable que nunca; segunda, que los dem¨®cratas le acosan, tambi¨¦n como nunca, para lograr que las elecciones se conviertan en un refer¨¦ndum sobre ¨¦l. "Es el hombre que nos meti¨® en Irak", dicen; "es el presidente que sabe c¨®mo luchar contra el terrorismo", contraataca la Casa Blanca.
Bush no se presenta en noviembre, pero se juega tanto como si lo hiciera. Si los republicanos, que lograron el control del Congreso en la barrida de 1994, pierden una o las dos C¨¢maras, la oposici¨®n tendr¨¢ en sus manos los instrumentos para lanzar comisiones de investigaci¨®n sobre las razones de la invasi¨®n, los programas secretos de escuchas y todas las herramientas de la guerra contra el terrorismo. Es improbable que todo eso desemboque en un proceso de destituci¨®n, pero el ruido estar¨ªa garantizado, y el vuelco servir¨ªa para abrir una larga y apasionante campa?a para las presidenciales de 2008.
El acoso dem¨®crata tiene cuatro letras: Irak. "La guerra ha sido un foco de atracci¨®n para los yihadistas en todo el mundo musulm¨¢n, y ahora hay m¨¢s terroristas que hace cinco a?os", dijo ayer en la cadena ABC el dem¨®crata Richard Ben-Veniste, que estuvo en la Comisi¨®n del 11-S. El senador Jay Rockefeller fue a¨²n m¨¢s lejos y dijo en la CBS: "EE UU estar¨ªa hoy mejor si Sadam Husein siguiera en el poder". El 58% de los norteamericanos, seg¨²n un sondeo de la CNN, se opone a la guerra.
Pero una mayor¨ªa -el 55%, seg¨²n la encuesta de Newsweek- respalda la forma en la que Bush se enfrenta al terrorismo, 11 puntos m¨¢s que en mayo (el apoyo al presidente tambi¨¦n ha subido hasta el 40%). Y el 44%, frente al 39%, prefiere que los republicanos lleven esas riendas; el Pew Center confirma esta fotograf¨ªa y se?ala que el 74% cree que el Gobierno ha actuado bien o muy bien en la reducci¨®n de la amenaza terrorista (en todo lo dem¨¢s, desde Irak hasta la econom¨ªa, los estadounidenses conf¨ªan m¨¢s en los dem¨®cratas; y el 53% preferir¨ªa que controlasen el Congreso, seg¨²n Newsweek).
Con estos datos, la ofensiva republicana se basa en una palabra: seguridad. La estrategia, trazada milim¨¦tricamente por Karl Rove y el n¨²cleo duro de la Casa Blanca, es evidente: usar su ¨²nica ventaja y envolver la guerra de Irak en la lucha contra el terrorismo. ?C¨®mo? Con frases como ¨¦sta de Bush: "Si abandonamos el combate en las calles de Bagdad, nos enfrentaremos a los terroristas en las calles de nuestras ciudades".
Despu¨¦s de cuatro discursos preparatorios, el presidente est¨¢ en la recta final de la rampa de lanzamiento: ayer deposit¨® una corona de flores en la zona cero; esta ma?ana est¨¢ con los bomberos y polic¨ªas de Nueva York; a mediod¨ªa pondr¨¢ flores en el lugar de Pensilvania en el que se estrell¨® el vuelo 93 de United; despu¨¦s har¨¢ lo mismo en el Pent¨¢gono. Es la primera vez, desde 2002, que recorre los tres escenarios. Por la noche, a la hora de m¨¢xima audiencia, lanzar¨¢ un mensaje a la naci¨®n desde el Despacho Oval.
?Funcionar¨¢? Faltan ocho semanas, y son legislativas: los factores locales y personales cuentan. Precisamente por eso, y para contrarrestar el objetivo dem¨®crata del refer¨¦ndum sobre Bush, los republicanos -seg¨²n The Washington Post- van a personalizar las campa?as locales investigando el historial de sus adversarios e invirtiendo fuertes cantidades de dinero en publicidad negativa: "La investigaci¨®n es clave para definir a los adversarios", dice al diario Thomas Reynolds, presidente de los republicanos en el Congreso. Los dem¨®cratas tienen poderosas armas -Irak, Katrina, el hartazgo con un congreso in¨²til, la impopularidad de Bush-, pero deben evitar que su oposici¨®n a la guerra sea calificada de derrotista -defeatocrats, seg¨²n el t¨¦rmino del portavoz de la Casa Blanca- y resolver las dudas sobre su ausencia de una alternativa ¨²nica y coherente.
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