Una sentencia que vale 1.200 millones de euros
Un m¨ªnimo de 1.200 millones de euros est¨¢n en juego en Chamart¨ªn. Una futura sentencia de la Audiencia Nacional -que se conocer¨¢ dentro de siete meses- decidir¨¢ qui¨¦n es el propietario de casi dos millones de metros cuadrados en este distrito. Mientras tanto, las dos partes en juego, la empresa Duch y 1.200 particulares descendientes de los cientos de personas que fueron expropiadas hace 60 a?os para construir la actual estaci¨®n de Chamart¨ªn, se tantean. Al tiempo, nuevos actores (bancos, intermediarios, constructoras, promotores) buscan parte de este negocio. Se aproximan a los reversionistas e intentan comprarles sus supuestos derechos.
La historia comienza en los a?os cuarenta y cincuenta, cuando los propietarios de unos terrenos a las afueras de Madrid (en lo que era el pueblo de Chamart¨ªn) son expropiados para la construcci¨®n de una estaci¨®n. La ley dice que, si en alg¨²n momento se cambiase el uso de los terrenos, ¨¦stos volver¨ªan a sus propietarios o descendientes.
A finales de los ochenta se decide reformar la zona. Donde se trazaron las v¨ªas de la estaci¨®n se levantar¨¢n miles de oficinas y pisos. Con las plusval¨ªas se reformar¨¢ la estaci¨®n, de la que saldr¨¢n los nuevos AVE. Tres millones de metros cuadrados en uno de los distritos m¨¢s caros de la ciudad. Y ah¨ª surge el conflicto judicial. Los descendientes de los expropiados reclaman sus derechos: a ellos les corresponden 1,9 millones de metros cuadrados de suelo, dicen.
Pero el 29 de julio de 1994 el Gobierno, entonces socialista, adjudica a la empresa Duch el desarrollo de este suelo. Duch queda obligada a atender los derechos de los reversionistas y a pagarles lo que legalmente les corresponde.
Ya con el PP en el poder, el entonces ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, promueve una modificaci¨®n de la ley. Se promulga la Ley de Ordenaci¨®n de la Edificaci¨®n (Ley 38/99), que en su disposici¨®n adicional 5? deroga los derechos de los reversionistas 10 a?os despu¨¦s de haberse llevado a cabo la expropiaci¨®n. Comienza as¨ª la batalla judicial. Los reversionistas acuden a los tribunales: alegan que la ley no puede ser retroactiva.
Los reversionistas (agrupados en su gran mayor¨ªa en torno a la organizaci¨®n Asociaci¨®n No Abuso) ya est¨¢n escuchando las primeras ofertas. Todo depende de una sentencia.
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