?Quo vadis, PSC?
Agosto no es un mes demasiado pr¨®digo en veladas televisivas. Por diversas y muy variadas razones, seguro. Que la programaci¨®n no acompa?a es, desde luego, de una obviedad aplastante y bien contrastada. Sin embargo, siempre cabe esperar alguna que otra bondadosa y casual sorpresa, como la del monogr¨¢fico de hora y media que el pasado 28 de agosto el canal 33 de Televisi¨®n de Catalu?a brind¨® a la figura de Pierre Mend¨¦s-France, pol¨ªtico social-radical franc¨¦s, clave en la Francia de buena parte del siglo XX -especialmente durante los las d¨¦cadas de 1950 y 1960- y a¨²n hoy muy presente en el imaginario colectivo del pa¨ªs vecino. En el excelente reportaje, Mend¨¦s-France, quien a mediados del siglo pasado ya consideraba est¨¦ril el uso y abuso excesivos de la dicotom¨ªa entre izquierdas y derechas, repet¨ªa en voz propia y con singular adem¨¢n, unas palabras de su amigo y maestro L¨¦on Blum. "Existen -dec¨ªa casi al final de su larga trayectoria, en tono algo ir¨®nico pero sin pizca de ira ni de reproche-, dos clases de pol¨ªticos: los que se repiten y los que se contradicen". Y a?ad¨ªa luego, inmediatamente: "yo he procurado ser de los primeros".
Apostamos por una segunda transformaci¨®n del catalanismo integrador
Con Montilla se desvanece el socialismo catal¨¢n con cariz propio
Todo el mundo convendr¨ªa hoy en afirmar -quienes le han juzgado desde la simpat¨ªa y quienes no- que Jordi Pujol es otro de esos escasos estadistas europeos b¨¢sicamente firmes en sus convicciones y coherentes en su actuar a lo largo de una extens¨ªsima trayectoria en el ejercicio de sus responsabilidades. Jordi Pujol ha fundamentado su carisma y su liderazgo pol¨ªtico en una idea central, permanente, repetida hasta la saciedad e irrenunciable. A saber: sea donde sea que se ejecute la acci¨®n y la negociaci¨®n pol¨ªtica -en Catalu?a mismo, en Espa?a, en Europa, o en el resto del mundo-, la prioridad la constituye ante todo el bienestar del conjunto de los ciudadanos de este pa¨ªs. Por eso, y no por ninguna otra raz¨®n, Pujol se ha definido siempre y por encima de cualquier etiqueta menos controvertida, como un nacionalista personalista, ¨¢vido de querer demostrar que nacionalismo puede ser sin¨®nimo de eficacia, buen gobierno, progreso, libertad, democracia, convivencia y valores. Esa concepci¨®n de un catalanismo con vocaci¨®n de pal de paller en una sociedad plural, compleja y cambiante -como toda sociedad avanzada-, ha sido plenamente recogida y reformulada por la nueva generaci¨®n de dirigentes de CiU. La propuesta lanzada recientemente por Artur Mas ante la nueva di¨¢spora socialista -y es de prever, tambi¨¦n, que tarde o temprano desde las filas de ERC- ha sido bien clara: apostamos -nuevo Estatuto en mano- por una segunda gran transformaci¨®n de nuestra sociedad desde la casa com¨²n que representa el catalanismo abierto, central, integrador y constructivo de CiU.
De donde venimos y quienes somos los nacionalistas de CiU es, pues, bien claro. Pero, ?qui¨¦nes son hoy los socialistas del PSC? ?Existe, de hecho, el socialismo catal¨¢n? Sabido es que el proyecto de un socialismo catalanista, plenamente aut¨®nomo y sin dependencias externas, muri¨® con Josep Pallach y su PSC-Reagrupament, que en 1977 concurri¨® en ese gran proyecto amplio de centro izquierda, junto con CDC y la EDC de Trias Fargas, que fue llamado Pacte Democr¨¤tic per Catalunya. Sabido es tambi¨¦n que durante los ¨²ltimos 25 a?os el PSC ha optado por ser b¨¢sicamente un partido sucursalista, con un pie en Barcelona y otro en Madrid, con una elite de origen burgu¨¦s, sensible a una determinada visi¨®n de pa¨ªs pero incapaz de convencer y arrastrar al grueso de sus huestes. Sin embargo, hoy, a tenor de los hechos y de los episodios ocurridos en su seno, ?hacia d¨®nde va el PSC?
A mi modo de ver, muy pronto ya no cabr¨¢ hablar ni tan siquiera de sucursalismo. Existe un socialismo espa?ol s¨®lido del cual el PSC va en camino de convertirse en un simple ap¨¦ndice, en un mero subproducto como lo es el andaluz, el madrile?o o el extreme?o; sin una idea clara de pa¨ªs ni un proyecto propio de Gobierno, con unos dirigentes sin referente alguno y en contradicci¨®n permanente que incluso parecen haber hecho t¨¢bula rasa de la etapa m¨¢s reciente y supuestamente m¨¢s exitosa de su historia, tres a?os durante los cuales habr¨¢n monopolizado el conjunto de las instituciones m¨¢s importantes del pa¨ªs. Despu¨¦s de 23 a?os de cr¨ªtica permanente, intento de ridiculizaci¨®n y menosprecio constante hacia la figura de Jordi Pujol y sus gobiernos, pretenden erigirse ahora en depositarios leg¨ªtimos de parte de su formidable legado. Una prueba m¨¢s, sin duda alguna, de la profunda crisis de identidad en la que est¨¢n hoy sumidos los socialistas en Catalu?a. Y una prueba m¨¢s, tambi¨¦n, de la sorprendente facilidad con la que abjuran de su propio papel en la reciente etapa tripartita, con Maragall al frente.
As¨ª pues, ?hay socialismo en Catalu?a? Por supuesto, claro que s¨ª; existe a pesar incluso de que quienes tienen dicha D. O. prefieran colgarse ahora la etiqueta de liberales, como recientemente -y desde una profunda contradicci¨®n- ha hecho el mismo Montilla. ?Hay socialistas catalanes? Por descontado, no en vano las siglas PSC equivalen a Partit dels Socialistes de Catalunya. Pero, ?existe un socialismo no ya catalanista, sino catal¨¢n, con car¨¢cter propio y con un proyecto de pa¨ªs ligeramente diferente al neoautonomismo que pueda ofrecer el PSOE de Zapatero? De esto ya no podemos estar tan seguros. Muy probablemente con Montilla y la nueva hornada de dirigentes socialistas se haya desvanecido para siempre la tradici¨®n pol¨ªtica de un socialismo catal¨¢n con cariz propio malgr¨¦ tout. La nueva l¨ªnea pol¨ªtica del PSC ser¨¢ sim¨¦trica a la del PSOE, cosa que no hay que valorar ni positiva ni negativamente. Con ponerlo sobre la mesa es suficiente. El nuevo socialismo en Catalu?a ser¨¢ un socialismo cien por cien de importaci¨®n.
Felip Puig es portavoz de CiU en el Parlamento de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.