Jos¨¦ Antonio Nieves Conde, director de cine
Entre sus pel¨ªculas destacan la popular 'Balarrasa' y la revolucionaria 'Surcos'
M¨¢s de 20 pel¨ªculas a lo largo de 30 a?os de carrera son el legado del cineasta Jos¨¦ Antonio Nieves Conde, uno de los referentes en la historia del cine espa?ol tanto por su talento como por su capacidad innovadora. Nieves Conde, autor de pel¨ªculas tan populares como Balarrasa y tan revolucionaras como Surcos, muri¨® ayer en su domicilio de Madrid a los 94 a?os. Uno de sus siete hijos inform¨® de que falleci¨® pl¨¢cidamente tras leer el peri¨®dico: "Ha muerto como ¨¦l quer¨ªa, leyendo". Nieves Conde hab¨ªa nacido en Segovia el 22 de diciembre de 1911 y estaba retirado del mundo del cine desde 1977.
Hijo de familia numerosa y de padre militar, inici¨® la carrera de Derecho en Madrid para abandonarla al estallar la Guerra Civil, en la que particip¨® como voluntario falangista. Tras la contienda regres¨® a Segovia, donde trabaj¨® en la prensa y la radio hasta su regreso a la capital para ejercer de cr¨ªtico de cine del diario Pueblo y en la revista cinematogr¨¢fica Primer Plano.
Su trayectoria profesional dentro del mundo del cine comenz¨® en 1942, a?o en el que escribi¨® el gui¨®n de Vidas cruzadas, adaptaci¨®n de una obra de Benavente que dirigir¨ªa Luis Marquina. Pronto supo que su lugar, aun m¨¢s que ante los folios, estaba tras la c¨¢mara, y en 1943 ejerci¨® de ayudante de direcci¨®n en dos filmes de Rafael Gil, Huella de luz y Elo¨ªsa est¨¢ debajo de un almendro. Gil ser¨ªa su amigo y mentor, y tras curtirse a sus ¨®rdenes en dos obras m¨¢s, la recordada El clavo (1944) y la olvidable comedia El fantasma y do?a Juanita (1945), Nieves Conde debutar¨ªa como director en 1946 con Senda ignorada, una intriga interpretada por Alicia Palacios y Enrique Guitart, en la que tambi¨¦n ejercer¨ªa de guionista. Dos pel¨ªculas como Angustia (1947) y Black Jack (1950), esta ¨²ltima codirigida junto con Julien Duvivier, preludian a las claras sus logros mayores de los a?os cincuenta, una d¨¦cada que comienza con dos hitos de nuestro cine: Balarrasa, interpretada por Fernando Fern¨¢n G¨®mez y escrita por Vicente Escriv¨¢, se Jos¨¦ Antonio Nieves Conde naci¨® en Segovia el 22 de diciembre de 1911. Dirigi¨® dos decenas de pel¨ªculas, entre ellas algunas de las m¨¢s emblem¨¢ticas del cine espa?ol de mitad del siglo pasado. Falleci¨® ayer en Madrid a los 94 a?os.convierte en un ¨¦xito monumental al relatar los recuerdos de un misionero que repasa su vida antes de morir en tierras de Alaska; un perfecto ejemplo de cine "oficial" (ser¨ªa catalogada como "de inter¨¦s nacional") al tiempo que una muestra de dominio narrativo; nada oficial, sin embargo, ser¨ªa Surcos, hito irrepetible, obra maestra sangrante y comprometida que levantar¨ªa ampollas y suscitar¨ªa todo tipo de cr¨ªticas al mostrar la historia de una familia rural obligada a trasladarse a la ciudad, y abordar sin tapujos el tema del estraperlo, adem¨¢s de dibujar una Espa?a gris y sufriente; la censura mutil¨® parte de la obra, pero no logr¨® anular su audacia y hondura y lleg¨® a obtener el segundo Premio Nacional del Sindicato del Espect¨¢culo y el primer premio del C¨ªrculo de Escritores Cinematogr¨¢ficos.
Cierto es que la carrera de Nieves Conde nunca volver¨ªa a rayar a semejante altura, pero en su labor se cuentan un buen pu?ado de pel¨ªculas notables, adem¨¢s de alguna memorable como el soberbio drama Los peces rojos (1955), con Arturo de Cordova y Emma Panella; los a?os sesenta lo muestran aliado con Tony Leblanc en una comedia menor como Don Lucio y el hermano P¨ªo (1960) y con Francisco Rabal en la m¨¢s apreciable El diablo tambi¨¦n llora (1965), y tambi¨¦n embarcado en El sonido prehist¨®rico, pel¨ªcula aventurera y terror¨ªfica. El a?o 1966 lo devuelve al primer plano del ¨¦xito popular gracias a Cotolay, un drama religioso a mayor gloria del por entonces idolatrado Vicente Parra en la que ¨¦ste interpretaba nada menos que a san Francisco de As¨ªs. Todas ellas son pel¨ªculas m¨¢s o menos logradas, que no alcanzan, desde luego, el fulgor de Surcos, pero en la que late la figura de un cineasta atento y profesional. Mucho menos destacables son las obras de Nieves Conde en los a?os setenta, aunque a¨²n se puedan encontrar en su quehacer creativo curiosidades como La revoluci¨®n matrimonial (1974), con gui¨®n de Rafael Azcona, y destellos tan s¨®lidos como Volvoreta (1976), seg¨²n la novela de Fern¨¢ndez Fl¨®rez. En 1995, el Festival de Valladolid le dedicar¨ªa una retrospectiva con la entrega de una Espiga de Oro especial y en 1996 recoger¨ªa una de las medallas de oro del Centenario del cine en Espa?a, concedida por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogr¨¢ficas.
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