El tiro por la culata
La prisa es siempre mala consejera. Pero, en pol¨ªtica suele ser generalmente mortal. V¨¦ase, si no, lo que est¨¢ ocurriendo en el laborismo brit¨¢nico en torno a la sucesi¨®n de Tony Blair, una situaci¨®n nada original por otra parte si se examinan las conspiraciones urdidas contra los l¨ªderes pol¨ªticos brit¨¢nicos. Le pas¨® a Gladstone, una vez que fracas¨® su intento de conceder la autonom¨ªa a Irlanda en 1886. Churchill fue acosado durante dos a?os por una insurrecci¨®n de los notables del partido encabezada por su sucesor, Anthony Eden, hasta que se decidi¨® a abandonar el 10 de Downing Street en 1955. Y, en 1990, la conspiraci¨®n alcanz¨® tintes de tragedia de Shakespeare con la defenestraci¨®n de Margaret Thatcher cuando se hallaba en visita oficial a Par¨ªs. Pero, en aquella ocasi¨®n, el conspirador en jefe y ministro de Defensa de la Dama de Hierro, Michael Heseltine, sali¨® trasquilado. El grupo parlamentario conservador aplic¨® la vieja m¨¢xima de que Roma no paga traidores y, ante la estupefacci¨®n de Heseltine, nombr¨® l¨ªder y, por tanto, primer ministro, a John Major. Lo mismo le podr¨ªa suceder al hasta ahora heredero aparente de Blair, el canciller del Exchequer, Gordon Brown.
Supongamos, hay que ser generosos, que Brown no ha tenido nada que ver, como ¨¦l afirma, con la carta en la que 17 parlamentarios laboristas, incluidos un subsecretario y algunos cargos menores de la Administraci¨®n, exig¨ªan al primer ministro una fecha concreta para el abandono de su cargo, una demanda que la mayor¨ªa del partido ha considerado extempor¨¢nea, dado que el propio Blair ya hab¨ªa anunciado que no se presentar¨ªa a un cuarto mandato, tras ganar tres elecciones generales consecutivas, un hecho sin precedentes en el laborismo brit¨¢nico. Su respuesta a la carta fue anunciar que su retirada se producir¨ªa en los pr¨®ximos 12 meses, pero sin especificar la fecha, muy posiblemente, seg¨²n fuentes cercanas al primer ministro, cuando se cumplan en mayo los 10 a?os de su primera victoria electoral. Esta decisi¨®n le ha parecido razonable a los afiliados del partido, que no comparten las prisas de los rebeldes. Seg¨²n afirma The Economist, citando una encuesta del Times, s¨®lo un tercio de los laboristas desea que Blair se retire este a?o y a dos quintas partes no les importar¨ªa que mantuviera su liderazgo hasta las pr¨®ximas elecciones a celebrar como m¨¢ximo en 2010. Y un dato interesante de la encuesta: los conservadores tienen ahora una ventaja de cuatro puntos sobre los laboristas, peque?a seg¨²n el sistema mayoritario, pero la distancia aumenta a nueve puntos con Brown como candidato.
Con o sin la participaci¨®n o inspiraci¨®n directa del canciller, la realidad es que la maniobra ha causado el efecto contrario al buscado. Preocupados por la sensaci¨®n de divisi¨®n que el partido est¨¢ ofreciendo a la opini¨®n publica, influyentes laboristas se han comenzado a preguntar, por primera vez, si realmente el canciller es el candidato adecuado para disputar las elecciones al teleg¨¦nico l¨ªder conservador, David Cameron. El ex ministro del Interior, Charles Clarke, destituido por Blair hace unos meses, afirm¨® hace una semana que el comportamiento de Brown hab¨ªa sido "completamente est¨²pido". Y un diputado laborista, conocido por su independencia, Tony Wright, declar¨®: "No est¨¢ tan claro, como lo estaba hace dos semanas, que Brown vaya a convertirse en el pr¨®ximo l¨ªder porque existe la sospecha de que ha fomentado el descontento dentro del partido".
El corolario es que, dadas las circunstancias actuales, de una sucesi¨®n autom¨¢tica, como estaba previsto, Brown se vea ahora abocado a someterse a unas primarias, posibilidad que ¨¦l mismo acaba de admitir, en las que tendr¨ªa que explicar, cosa que no ha hecho hasta ahora, en qu¨¦ se diferenciar¨ªan sus pol¨ªticas de las de Blair. Si, finalmente, los laboristas se decantan por unas primarias, recuerden un nombre que dar¨¢ mucho que hablar en el futuro. John Reid, ministro del Interior y anterior titular de Defensa. Adelant¨¢ndose a los hechos, Brown ha apuntado a algunas de sus intenciones pol¨ªticas. Ha declarado a The Sun que Reino Unido se mantendr¨¢ "hombro con hombro" con EE UU en la lucha contra el terrorismo, que mantendr¨¢ las tropas en Irak el tiempo que sea necesario y que Reino Unido no regatear¨¢ esfuerzos para mantener "sus compromisos militares en el exterior". La foto de las Azores no se vela tan f¨¢cilmente.
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