Bush presiona al Congreso para juzgar a su modo a los presos de Guant¨¢namo
Un pacto entre dem¨®cratas y republicanos disidentes frena el proyecto del presidente
George W. Bush est¨¢ decidido a sacar adelante su propuesta de comisiones militares para juzgar a los detenidos en Guant¨¢namo, a pesar de que el Comit¨¦ de las Fuerzas Armadas del Senado aprob¨® un proyecto alternativo, gracias a un pacto entre cuatro republicanos disidentes y los dem¨®cratas. El presidente se mostr¨® ayer agresivo y, aunque se comprometi¨® a seguir negociando, amenaz¨® con que no permitir¨¢ una ley que no "aclare los criterios de actuaci¨®n de los profesionales" en los interrogatorios a los sospechosos de terrorismo.
El 29 de junio, el Supremo fall¨® que Bush se hab¨ªa extralimitado al ordenar que los detenidos en Afganist¨¢n y otros lugares fueran juzgados en Comisiones militares "que violan los acuerdos internacionales sobre prisioneros de guerra y las normas de Estados Unidos" y pidi¨® que la Casa Blanca negociara con el Congreso una ley sobre el tratamiento y el proceso de los detenidos. La nueva propuesta de Bush -no muy diferente de la que derrib¨® el Supremo- ha sido aceptada en la C¨¢mara de Representantes, pero, a pesar de que el propio presidente tom¨® el jueves la poco habitual decisi¨®n de desplazarse al Capitolio, sufri¨® un grave tropiezo en el Senado.
Cuatro republicanos, liderados por John McCain -aspirante a la candidatura presidencial de 2008- apoyaron un texto en el que se plantean compromisos sobre la tortura que se ajustan a la Convenci¨®n de Ginebra y se defiende el derecho de los detenidos a tener acceso a informaci¨®n clasificada en el curso de su defensa. El Gobierno cree que no debe abrir toda la informaci¨®n secreta a los sospechosos de terrorismo, y que en cambio s¨ª debe servir la informaci¨®n obtenida bajo presi¨®n y coacci¨®n.
Ah¨ª reside el mayor desacuerdo: en la manera en la que la CIA lleva a cabo los interrogatorios. El art¨ªculo III de la Convenci¨®n de Ginebra establece que los prisioneros de guerra deben "ser tratados humanamente". La Casa Blanca dice que la ley de 2005, que proh¨ªbe "el trato cruel, inhumano o degradante", se ajusta perfectamente, pero McCain (autor de aquella ley) considera que la CIA tambi¨¦n debe respetar la provisi¨®n del art¨ªculo III, que proh¨ªbe "atropellos a la dignidad personal, en particular, tratos humillantes y degradantes".
La CIA, explic¨® McCain, "quiere tener las manos libres y quiere que sus agentes est¨¦n protegidos contra cualquier acusaci¨®n". Irritado, Bush -que se est¨¢ enfrentando a una revuelta en sus filas que puede desembocar en una votaci¨®n en el pleno del Senado que derrote su proyecto- dijo ayer que "el enemigo quiere atacarnos de nuevo", que si no hubiera sido por los interrogatorios "nuestra comunidad de inteligencia cree que Al Qaeda y sus aliados habr¨ªan tenido ¨¦xito en un nuevo atentado contra Estados Unidos" y que "es vital proteger a los profesionales" responsables de esos interrogatorios: "No quieren ser tratados como criminales de guerra, esperan que les aclaremos lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer".
En opini¨®n de Bush, "el art¨ªculo III es muy vago... Por eso propongo una ley para aclararlo, para que nuestra gente sepa que lo que est¨¢ haciendo es legal". Bush insisti¨® en que es fundamental "conseguir informaci¨®n y usar las herramientas adecuadas para enfrentarnos al enemigo y defendernos".
El presidente jug¨® la carta nacionalista argumentando que los estadounidenses deben "aprobar sus propias leyes para aclarar sus compromisos con los tratados internacionales", y recurri¨® a algo muy similar al chantaje cuando reiter¨® que "este programa [los interrogatorios a los detenidos] no seguir¨¢ si no se aclaran las vaguedades del art¨ªculo III, si no hay claridad y seguridad para nuestros profesionales".
En el fiero debate, el ex secretario de Estado, Colin Powell, ha unido su voz a la de otros militares en la reserva para apoyar a McCain, al que le ha dicho, en una carta, que "el mundo est¨¢ empezando a tener dudas sobre las bases morales de nuestro combate contra el terrorismo". La referencia sirvi¨® para enfadar a¨²n m¨¢s a Bush: "Es inaceptable que se establezca cualquier comparaci¨®n entre el comportamiento de EE UU y los actos de los extremistas isl¨¢micos que matan a mujeres y ni?os inocentes para lograr sus objetivos".
La ley, seg¨²n The New York Times, "tendr¨ªa un impacto m¨ªnimo en las operaciones antiterroristas, pero podr¨ªa asestar serios da?os a la justicia". "Las dudas de las que Powell habla", se?ala The Washington Post, "est¨¢n estorbando la guerra; un presidente que presiona para favorecer la tortura alimenta esas dudas incluso si, como esperamos, el Congreso rechaza su propuesta".
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