Transici¨®n
Hoy no hay mucho que contar. Aunque m¨¢s vale poco pero bueno, como es el caso. Y es que el pensamiento un¨ªvoco del d¨ªa es que esto ya est¨¢ terminado. Todo est¨¢ ya visto para sentencia, as¨ª que cerramos, echamos el punto final y volvemos para casa. Y eso es una gran noticia.
Ayer fue un d¨ªa de tr¨¢mite, un verdadero d¨ªa de transici¨®n a pesar de la trascendencia que se le da a los kil¨®metros contra el crono. Pero lo que realmente pas¨® es que, someramente, uno se hizo un buen regalo de cumplea?os, otros afianzaron lo suyo y la mayor¨ªa -como yo- cumplieron con el expediente m¨¢s o menos dignamente. Por cierto, que lo de los d¨ªas de transici¨®n es un chiste recurrente en el pelot¨®n, uno de ¨¦sos que dejan una sonrisa amarga. No hace falta mucho bucear en el pasado; por ejemplo, anteayer, la etapa de Ciudad Real fue con todas las de la ley lo que se considera como una de transici¨®n. Que se lo pregunten a mis piernas, al ¨¢cido l¨¢ctico que circulaba por mis m¨²sculos -¨¦se s¨ª que transitaba- y que se hac¨ªa recordar en cada repecho. ?Transici¨®n?, te preguntan; rep¨ªtemelo que me da la risa. Transici¨®n fue en realidad para Arrieta, que pas¨® en unos segundos de un estado de normalidad a uno de felicidad suprema. Bendita transici¨®n. Para los dem¨¢s, ni transici¨®n ni nada: seis horas de tortura y m¨¢s de la mitad cruzando Sierra Morena, nada m¨¢s.
Ayer era diferente. Ayer estaba ya todo vendido. La ¨²nica dificultad habr¨ªa sido la lluvia, en caso de presentarse, pero -afortunadamente- no lo hizo. Cuarenta y una rotondas que met¨ªan el miedo en el cuerpo, pero que se quedaron en menos de la mitad, pues la gran mayor¨ªa se pod¨ªan negociar en l¨ªnea recta, sin apenas alterar la trazada y sin siquiera soltar las manos del acople aerodin¨¢mico del manillar. Pocas rectas, y cortas. Un continuo sube y baja que la verdad es que se hac¨ªa francamente entretenido. Lo dicho: aunque nada pas¨®, no estuvo mal del todo.
Tambi¨¦n me qued¨¦ yo en la mitad. No del recorrido, que ¨¦se lo hice sin problemas, sino a la hora de miccionar. En el control antidoping, me refiero, que no es cuesti¨®n de ponerse ahora escatol¨®gico. Pasaban el control el ganador, el l¨ªder y dos por sorteo. Ayer fue mi d¨ªa de suerte. ?Tienes problema para mear?, me preguntaron. Qu¨¦ va, ahora mismo, dije optimista y... me qued¨¦ en la mitad. Menuda gracia. No me qued¨® m¨¢s remedio que hidratarme y tom¨¢rmelo con calma mientras mi cuerpo produc¨ªa m¨¢s excedentes. Una cerveza, dos, tres, para acelerar la diuresis y, al final, llen¨¦ el botecito. Y, claro, entre el esfuerzo, el est¨®mago vac¨ªo, el alivio, el calor del sol, la relajaci¨®n y las cervezas, c¨®mo no, al salir de all¨ª todo parec¨ªa ser a¨²n mejor de lo que en realidad era. Entonces, de verdad sent¨ª que todo hab¨ªa terminado.
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