Conspiraci¨®n
El comienzo del curso pol¨ªtico est¨¢ protagonizado por los dos grandes debates que se disputan la agenda medi¨¢tica: la inmigraci¨®n a Canarias y la presunta conspiraci¨®n del 11 de Marzo. Algo as¨ª pasaba justo hace un a?o, cuando la agenda tambi¨¦n estuvo fijada en dos temas, y uno de ellos era el mismo 11-M, cuya Comisi¨®n investigadora, al decir de la oposici¨®n, se hab¨ªa cerrado en falso ese verano. La diferencia es que el otro gran tema de hace un a?o era el debate del Estatut catal¨¢n, que a punto estuvo de destruir el sost¨¦n electoral del Gobierno. Y algo parecido podr¨ªa ocurrir tambi¨¦n este a?o con la afluencia ilegal de inmigrantes, pues si no se logra visualizar el cierre medi¨¢tico del coladero, este desbordado Gobierno podr¨ªa empezar a perder el menguante apoyo de sus bases electorales. De ah¨ª la decisi¨®n de rectificar adoptada por la vicepresidenta, que ha impuesto un giro pol¨ªtico tratando de escenificar el cierre de nuestras fronteras mediante un golpe de efecto medi¨¢tico como el representado por las repatriaciones a Senegal.
En cualquier caso, hay que felicitarse de que la inmigraci¨®n ocupe el primer rango de nuestra agenda pol¨ªtica, pues representa un problema real. Pero no sucede lo mismo con el falso problema que le disputa el protagonismo medi¨¢tico. Me refiero a la inexistente conspiraci¨®n del 11-M, espuriamente utilizada por la oposici¨®n para desgastar al Gobierno con flagrantes falsedades. ?C¨®mo puede caer tan bajo un pol¨ªtico como Rajoy, que hasta ahora exhib¨ªa una trayectoria relativamente digna? ?No se da cuenta de que est¨¢ cayendo al nivel del mexicano L¨®pez Obrador, sin escr¨²pulos para "mandar al diablo las instituciones" con tal de negar la victoria de su rival?
La falaz manipulaci¨®n del 11-M implica id¨¦ntica estrategia negacionista que la de L¨®pez Obrador, intentado negar el resultado electoral del 14-M a riesgo de mandar al diablo la instituci¨®n judicial. Un negacionismo que no busca inculpar al Gobierno actual, acusado de organizar la masacre que le llev¨® al poder, sino exculpar al Gobierno anterior y a su prensa adicta, a fin de tapar su indigna conducta de aquellos d¨ªas que les hizo perder el poder con la invenci¨®n de una sarta de calumnias a modo de coartada justificatoria. Y como esta patra?a pronto quedar¨¢ desenmascarada cuando se promulgue el pertinente veredicto judicial, emprenden este montaje medi¨¢tico como un ataque preventivo contra dicho veredicto futuro, tratando de desvirtuarlo con insidiosas fabulaciones antes de que se haga p¨²blico.
Lo que no se entiende es por qu¨¦ se presta Rajoy a seguir esta l¨ªnea conspirativa que le marcan los chantajistas. Una l¨ªnea que puede convenir a los pol¨ªticos que han quemado su carrera pol¨ªtica, como Aznar, Acebes o Zaplana, pues como ya no tienen nada que perder, para ellos cuanto peor mejor. Pero a Rajoy esa l¨ªnea nihilista no le beneficia en absoluto, pues mientras represente el futuro de su partido deber¨ªa estar interesado en defender su respetabilidad institucional. Y la ¨²nica explicaci¨®n posible es que Rajoy ya da por perdida la batalla electoral. Por eso, renunciando al electorado moderado, prefiere concentrar su mensaje nihilista en su electorado radical, a fin de mantenerlo en tensi¨®n para que no caiga en el abstencionismo en 2008 (como le sucedi¨® al PSOE en el 2000), lo que dar¨ªa al PSOE la mayor¨ªa absoluta. Que es lo que puede pasar finalmente si Rajoy no se desmarca a tiempo del gui¨®n que le dictan los chantajistas.
Pero para sufrir los efectos de las mayor¨ªas absolutas no hace falta esperar hasta 2008, pues en la pr¨¢ctica hoy Zapatero ya gobierna sin una aut¨¦ntica oposici¨®n digna de ese nombre, ya que no se puede calificar de tal a la que hoy padecemos. En lugar de hacer pol¨ªtica y controlar la acci¨®n efectiva del Gobierno, esta oposici¨®n nihilista prefiere hacerse eco de las falsas conspiraciones a las que presta cr¨¦dito. Lo cual plantea un grave problema, pues cuando la oposici¨®n dice a todo que no, el efecto de tan est¨¦ril nihilismo es como si dijera que s¨ª a todo, dejando que el poder gobierne a ciegas sin l¨ªmite ni control.
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