Cuestiones irrenunciables

La negociaci¨®n ha sido posible, al cumplirse dos demandas que, por su relaci¨®n con el contencioso de fondo, eran irrenunciables para Espa?a. La primera, la garant¨ªa escrita dada por Londres, el pasado marzo, de que no volver¨¢ a repetirse en Gibraltar una emergencia nuclear como la que plante¨® la llegada del submarino Tyreless hace seis a?os. La segunda se refiere a la nueva Constituci¨®n de Gibraltar acordada en Londres, tambi¨¦n ese marzo. Su pr¨®xima aprobaci¨®n en refer¨¦ndum equivaldr¨¢ a un "acto de autodeterminaci¨®n", seg¨²n los dirigentes del Pe?¨®n. La gran crisis de los a?os sesenta sobre Gibraltar se produjo, precisamente, como consecuencia de la promulgaci¨®n de la primera Constituci¨®n gibraltare?a.

Londres respalda la tesis de que el refer¨¦ndum equivaldr¨¢ a la autodeterminaci¨®n de Gibraltar, pero a?ade que s¨®lo a "efectos internos". El pasado marzo, el Foreign Office dio garant¨ªas por escrito a Exteriores de que este proceso constitucional no puede afectar a los derechos sobre Gibraltar que el Tratado de Utrecht concede a Espa?a ni tampoco al estatuto internacional del Pe?¨®n. Pero, los pol¨ªticos gibraltare?os han dicho en distintas ocasiones que tratar¨¢n de utilizar su "autodeterminaci¨®n" para que la ONU saque a Gibraltar de su lista de territorios colonizados.