Las compa?¨ªas estatales entran en juego
El proyecto Sakhalin II se desarrolla en Rusia en el marco de la denominada Ley de Producci¨®n Compartida, una f¨®rmula utilizada para atraer inversiones extranjeras. B¨¢sicamente, consiste en que el Estado no percibe todos los impuestos que deber¨ªa de las compa?¨ªas inversoras hasta que recuperan el coste del proyecto que desarrollan.
Por ello, por ejemplo, Sakhalin Energy no ha tenido ning¨²n inconveniente en duplicar la evaluaci¨®n de los gastos de su proyecto. En el caso de Sakhalin II, antes de la recuperaci¨®n de costes, el Estado obtendr¨¢ aproximadamente 23,6 millones de euros; despu¨¦s de ello, las entradas del Gobierno se disparar¨¢n a 1.577 millones anuales.
La Ley de Producci¨®n Compartida conven¨ªa a Rusia en sus a?os de vacas flacas. Pero ahora, cuando las arcas del Estado est¨¢n repletas y el Gobierno no sabe qu¨¦ hacer con tanto dinero por la venta de sus hidrocarburos, ya no tiene necesidad de ella. German Greff, el ministro de Econom¨ªa, lo dijo claramente ayer en San Petersburgo: el r¨¦gimen de producci¨®n compartida ya "no tiene gran futuro para la explotaci¨®n de nuevos yacimientos en las actuales condiciones". Las recurrentes amenazas del Ministerio de Recursos Naturales y las presiones que se ejercen sobre las compa?¨ªas extranjeras indican que Rusia desea terminar con la producci¨®n compartida. Adem¨¢s, las actuales presiones y amenazas se enmarcan en la pol¨ªtica general del Kremlin de controlar los recursos energ¨¦ticos del pa¨ªs. Lo que el Gobierno ahora quiere es que no haya ning¨²n proyecto exitoso en el que no participen las empresas del Estado.
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