500 ni?os buscan comunidad adoptiva

"Para comer me dan dos platos y, de postre, me dejan repetir yogur. Los 10 euros que os env¨ªo cada semana me los entregan para que vaya al cine o a la discoteca". Eso contaba la carta que envi¨® a su familia un muchacho senegal¨¦s acogido en un centro de Canarias. El texto fue reproducido la pasada primavera por un peri¨®dico de Dakar y se convirti¨® en uno de los principales elementos del efecto llamada. Cientos de familias del ?frica subsahariana se animaron a embarcar a sus hijos en un peligroso viaje en cayuco de 2.000 kil¨®metros. Los 40 euros que el chaval de la carta env¨ªa cada mes a su familia son, en Senegal, una peque?a fortuna. Con ellos es posible alimentar a una decena de personas.

"Obedientes, humildes, disciplinados, generosos y muy aplicados", los define un educador

No debe extra?ar, pues, que el n¨²mero de menores subsaharianos llegados a las islas este a?o haya crecido en progresi¨®n geom¨¦trica y se acerque ya al millar. Ello, a pesar de que el muchacho de la carta enga?¨® a sus parientes: no son 10, sino 15 los euros que le entregan los asistentes sociales para su solaz semanal.

El Ejecutivo de Canarias, que hace cuatro a?os logr¨® que el Gobierno del Estado y las comunidades aut¨®nomas accedieran a acoger a los inmigrantes africanos adultos que llegan a las islas y no es posible repatriar, ha pedido ahora el mismo trato para los menores. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jes¨²s Caldera, se ha comprometido a repartirlos en la Pen¨ªnsula, pero la mayor¨ªa de los Gobiernos aut¨®nomos del PP est¨¢n dispuestos a vender cara su colaboraci¨®n. Faltan siete meses para las elecciones auton¨®micas y lo que se haga con esos menores puede suponer un pu?ado de votos a favor o en contra.

As¨ª que el futuro de los muchachos no s¨®lo pende de las plazas de acogida disponibles en cada comunidad aut¨®noma, sino tambi¨¦n de la cotizaci¨®n electoral de la solidaridad.

El Gobierno de Canarias intenta despejar reticencias enumerando las buenas cualidades de los chicos, cuyo perfil difiere del de los marroqu¨ªes, en principio, m¨¢s conflictivos. "Obedientes, disciplinados, humildes, generosos, con hambre de aprender y de integrarse", as¨ª los define el director de uno de los centros de emergencia habilitados para acogerlos. Tienen entre 15 y 17 a?os, y la mayor¨ªa procede de poblados del interior o de arrabales de pescadores de la costa de Senegal. Poseen estudios primarios y suelen hablar franc¨¦s.

Muchos han llegado con n¨²meros de tel¨¦fono de familiares instalados en Espa?a. El Ejecutivo de las islas se ha puesto en contacto con ¨¦stos y ha abierto una veintena de expedientes para intentar la reagrupaci¨®n familiar en los casos en que el pariente se halle en situaci¨®n regular y est¨¦ dispuesto a acoger al muchacho. En otros casos, ha contactado telef¨®nicamente con sus familiares de Senegal, pero ¨¦stos s¨®lo desean que sus hijos trabajen y les manden dinero.

Tambi¨¦n los chicos quieren empezar a trabajar cuanto antes. Algunos han llegado a mentir sobre su edad para lograrlo. Se han atribuido 17 a?os, con el fin de alcanzar la mayor¨ªa legal en unos meses e incorporarse al mercado laboral. Pero las pruebas oseom¨¦tricas han descubierto que s¨®lo tienen 15 a?os, por lo que deber¨¢n esperar tres m¨¢s antes de tener oportunidad de subirse a un andamio. Entre tanto, deben seguir su formaci¨®n, aunque a¨²n nadie sabe d¨®nde. Su viaje a la Pen¨ªnsula se presenta tan dif¨ªcil como el que les llev¨® a Canarias.