Mundo cayuco

Con la proyecci¨®n de Ghosts, del brit¨¢nico Nick Broomfield, comenz¨® ayer la 54? edici¨®n del Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n, pocos d¨ªas despu¨¦s de que finalizara el certamen de Venecia y pocos d¨ªas antes de que comience el nuevo festival internacional de Roma, un orden cronol¨®gico que no conviene despreciar pues la proximidad de dos concursos cinematogr¨¢ficos con mayores presupuestos que el donostiarra s¨®lo puede perjudicarle.

En unas declaraciones preventivas, Mikel Olaciregui, director del festival, reconoc¨ªa las cada vez mayores dificultades para conseguir la cuota de glamour al que aspira cualquier evento cinematogr¨¢fico. Las grandes estrellas de Hollywood se comportan como las deidades que parecen ser, al menos desde el punto de vista de la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, y como tales dioses no comparten los usos y costumbres de los dem¨¢s mortales. Exigen, por ejemplo, viajar en jets privados y lo hacen con un numeroso grupo de asesores, maquilladores, peluqueros, secretarias, agentes y profesores de yoga o de la ¨²ltima moda en el supermercado del bienestar espiritual. Como adem¨¢s las diosas y dioses del celuloide viven siempre lejos de San Sebasti¨¢n, incluso de Espa?a y Europa, naturalmente, es un dinero importante. Conclusi¨®n: Nicole Kidman y su equipo inaugurar¨¢n el festival de Roma. Pero no se piense que Kidman es una excepci¨®n: en festivales anteriores, talentos como Woody Allen o macarras reconvertidos en actores como Mark Wahlberg no le andaban a la zaga a la bella australiana en cuanto a exigencias y caprichos.

Con la elecci¨®n de un filme como Ghosts para la gala inaugural, San Sebasti¨¢n dejaba muy claro que: a) se hace lo que se puede, y b) el inalcanzable glamour deja paso al compromiso. Nick Broomfield es un curtido documentalista que en esta ocasi¨®n reconstruye, con ese tono documental que le caracteriza, las dram¨¢ticas circunstancias que rodean al fen¨®meno de la inmigraci¨®n ilegal. El tema no s¨®lo es de actualidad sino que est¨¢ basado en hechos reales ocurridos hace poco m¨¢s de dos a?os, en el Reino Unido. Broomfield muestra con eficacia y un estilo probablemente m¨¢s televisivo que cinematogr¨¢fico el largo viaje de una joven china desde su provincia natal hasta la bah¨ªa de Morecambe, en Gran Breta?a, en donde en la noche del 5 de febrero de 2004 se ahogaron 23 compatriotas mariscadores. La protagonista del filme, Ai Qin Lin, tambi¨¦n protagonista y superviviente del drama de los ilegales, reconstruye ese inmenso y terrible via crucis laico en el que los camiones sustituyen a los cayucos pero en el que las mafias, los meses de trayecto, las deudas que asumen ellos y sus familias para llegar a lo que consideran un lugar al sol hasta comprender que son el ¨²ltimo escal¨®n de la estructura laboral de los pa¨ªses desarrollados, en el l¨ªmite de la esclavitud, son lo mismo.

Ghosts (Fantasmas) es como los chinos ilegales llaman a los brit¨¢nicos. En realidad, los fantasmas son ellos, los invisibles e inexistentes salvo para alg¨²n desahogo racista de primates blancos y, por supuesto, para la cadena productiva de muy diversas industrias, desde la manipulaci¨®n de alimentos a la construcci¨®n o el marisqueo, que asumen los tres millones de inmigrantes ilegales que hay en el Reino Unido con la naturalidad y el liberalismo que, al parecer, confiere el pagar a los sin papeles la mitad, o menos, de lo que se?ala la normativa laboral.

Nick Broomfield lleva m¨¢s de 30 a?os en el oficio y, por supuesto, nadie sobrevive en ese gremio sin un m¨ªnimo de talento o habilidad. Entre sus numerosos largometrajes documentales, caben se?alar el que dedic¨® a Kurt Cobain y se?ora (Kurt & Courtney) en 1997 y los dos que dedic¨® a Aileen Wuornos, la mujer de Florida que entre finales de 1989 y comienzos de 1991 asesin¨® a seis individuos que hab¨ªan pagado por sus servicios sexuales. Wuornos inspir¨® el filme Monster (2003), de Patty Jenkins, por el que Charlize Theron consigui¨® el Oscar. Broomfield film¨® en 1992 Aileen Wuornos: The selling of a serial killer (La venta de una asesina en serie), con el que dejaba claro desde el t¨ªtulo el negocio que se hab¨ªa montado en torno a la asesina de Florida. A?os despu¨¦s, en 2003, realiz¨® un segundo documental: Aileen Wuornos: Life and death of a serial killer. Ser¨ªa demasiado simple, incluso grosero, se?alar que con la denuncia del mercantilismo que rode¨® a la ajusticiada Wuornos, el denunciante tambi¨¦n consigui¨® beneficios econ¨®micos. En todo caso, un Broomfield muy alejado del glamour inaugur¨® con correcci¨®n y compromiso el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n.