Vicios inmortales
Tengo a la vista un ejemplar del c¨®mic Vicios Modernos, editado por La Banda de Moebius en 1978. En la portada hay un retrato a tinta de Alberto con su tup¨¦, su chupa y sus patillas dibujado por Ceesepe. Se entra en el c¨®mic a la manera de una pel¨ªcula. Antes de los t¨ªtulos, el dibujo a toda p¨¢gina de una ni?a traspasada por un sable desangr¨¢ndose en el suelo. "Cascorro Factory presenta... 20 p¨¢ginas de vicios modernos... lo m¨¢s moderno en vicio y depravaci¨®n... hecho dibujo y letra por Ceesepe... a partir de fotos de Alberto Garc¨ªa-Alix...".
En 1978, Alberto y Ceesepe rondaban los veinte a?os y apenas pod¨ªan haber tocado vitalmente ni una part¨ªcula del c¨²mulo de heroicas depravaciones que a continuaci¨®n relatan textual y visualmente. ?Se trata entonces de un sue?o? No. Se trata de una herencia. En sus p¨¢ginas se pueden rastrear entre otras las sombras de Robert Crumb y Gene Vincent, es decir, el feliz encuentro entre la contracultura y el rock macarra.
Muchas de las fotograf¨ªas que recupera ahora Alberto pertenecen a esa ¨¦poca, la segunda mitad de los a?os setenta, la verdadera edad de hierro en la que se disuelven en un excitante potaje nihilista las dogm¨¢ticas visiones de ultraizquierda con el escapismo drogadicto tardohippie. Un tiempo que visto en la distancia parece que fue un sue?o.
Vicios Modernos tambi¨¦n
fue publicado en el n¨²mero 38 de la revista Star, editada en Barcelona. Rebusco en la biblioteca y el primer ejemplar que encuentro lleva en la portada un retrato de Franco en colores psicod¨¦licos flipando como si estuviera en ¨¢cido. Tambi¨¦n es memoria hist¨®rica. En el propio n¨²mero 38 se publica una conversaci¨®n entre Serge Gainsbourg y Alain Pacadis que la revista presenta de la siguiente manera: "Puede que estos nombres no te digan nada, pero est¨¢n mucho m¨¢s cerca de ti de lo que piensas. Dos productos de una generaci¨®n frustrada, medio-rom¨¢ntica, medio-mecanizada, que es muy posible que sea la ¨²ltima". En la conversaci¨®n ambos se confiesan perturbados porque antes todo el mundo era de extrema izquierda y ahora los Sex Pistols son unos anarquistas de extrema derecha que se traspasan la carne con insignias nazis. Luego mantienen una amable disertaci¨®n sobre los beneficios de la hero¨ªna. Efectivamente, como pronosticaba el Star eran genuinos representantes de una generaci¨®n que iba a ser la ¨²ltima. Quiz¨¢ esa generaci¨®n ya hubiera desaparecido por completo si Alberto Garc¨ªa-Alix no hubiera tenido el buen gusto de encontrarse, contra todo pron¨®stico, entre nosotros. Aqu¨¦lla era la ¨²ltima generaci¨®n que consideraba la obra personal y la vida una misma cosa. Y ambas dos, un apasionante experimento que s¨®lo se hace una vez.
Alberto era muy joven en aquel tiempo y ha hecho todo el trayecto portando la antorcha de esa herencia que ilumina la consciencia de que s¨®lo eres lo que vives. Que hay que llevar esa vivencia hasta el extremo. Que lo vivido permanece m¨¢s tiempo en la memoria y, por m¨¢s que arriesgado, doloroso y cercano a la locura, si ha sido voluntario y libre, al final consuela.
Toda la obra de Alberto es una completa autobiograf¨ªa visual. Cada instant¨¢nea retrata de frente una compleja historia personal. Una intensa y perturbadora porci¨®n de vida propia, que, siendo adem¨¢s un narrador de gran talento, ¨¦l mismo no tiene inconveniente en relatar con m¨¢s detalle. Vidas as¨ª ya no se viven en nuestros d¨ªas. Mir¨¢ndolo a trav¨¦s del tiempo es como comparar a Mike Hailwood ganando por d¨¦cima vez en la isla de Man con cualquiera de los cien mil hijos de ?ngel Nieto.
Borja Casani es editor y comisario de exposiciones. Fund¨® la revista La Luna y el proyecto El Europeo.
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