Cuando el tren no llega

Con la que est¨¢ cayendo sobre el tren, quejarse de un retraso parece una minucia. En las dos ¨²ltimas semanas ha habido m¨¢s de una docena de aver¨ªas (s¨®lo una imputable a Renfe, el resto al ADIF, la empresa de v¨ªas y obras) y cientos de trenes retrasados. El lector que reclama lo hace consciente de que su peripecia es menor pero, en cierto sentido, sintom¨¢tica. De no ser porque el tren falla un d¨ªa s¨ª y dos tambi¨¦n, las quejas cuando llueve o una excavadora corta un cable seguramente ser¨ªan mucho menos airadas y m¨¢s comprensivas.

El lector, Francisco J. P., trabaja en el aeropuerto de El Prat. En una empresa de handling (tan denostadas tras la huelga de los trabajadores de tierra de Iberia). Entra a las 7.00 y toma en Sants el tren de las 6.30. Un viernes, sin embargo, el tren no lleg¨®. Tampoco hubo aviso alguno por megafon¨ªa sobre un posible retraso, que no fue tal porque no hubo tren alguno. El que lleg¨® fue el siguiente, media hora despu¨¦s, lo que hac¨ªa que tanto ¨¦l como algunos compa?eros que confiaban en el tren llegaran tarde al trabajo. Estas personas tienen un plus de puntualidad, pero no lo pierden si llevan una certificado de Renfe seg¨²n el cual el retraso es imputable a la impuntualidad de los trenes. De modo que, cuando llegaron al apeadero que la empresa ferroviaria tiene en el aeropuerto, fueron a buscar el certificado de marras. Tarea vana. Ese d¨ªa Renfe estaba en racha: el tren no lleg¨®, la megafon¨ªa no inform¨® y la oficina de reclamaciones estaba cerrada. ?Bingo para el usuario!

Renfe reconoci¨® todos estos hechos, aunque precis¨® que cab¨ªa reclamar por el retraso a trav¨¦s de Internet. El portavoz no pudo, sin embargo, precisar los motivos por los que el tren no se present¨®, ni por qu¨¦ no fueron informados los usuarios, ni cu¨¢l fue la causa de que la oficina estuviera cerrada cuando deb¨ªa estar abierta. Nadie se extra?a de ello. Los usuarios de Renfe est¨¢n acostumbrados. Funciona casi peor que el metro.

Para quejas en esta secci¨®n, pueden dirigirse a catalunya@elpais.es, a la atenci¨®n de Francesc Arroyo.