Peras, manzanas y chipirones
Marion H?nsel y John Boorman, dos conceptos distintos del cine
![?ngel S. Harguindey](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fab52df12-59c7-499b-8a1f-d3ec49d9c585.png?auth=22660fcc13273f5dcadb8dac1502074f2d8231f541e0682405c7435a548a0642&width=100&height=100&smart=true)
La cuarta jornada del festival result¨® ejemplar para se?alar algunas de las grandes contradicciones de los cert¨¢menes, del quehacer de la industria y de las valoraciones de los comentaristas y cr¨ªticos: Si le vent soul¨¨ve les sables, coproducci¨®n belga-francesa realizada por Marion H?nsel, y The tiger's tail, coproducci¨®n brit¨¢nico-irlandesa dirigida por John Boorman, muestran los distintos conceptos del cine, los muy diferentes estilos de narrar una historia en im¨¢genes, el enorme desequilibrio de medios de producci¨®n y las metas que presumiblemente se marcan sus creadores cuando deciden realizar sus correspondientes proyectos.
La belga Marion H?nsel adapt¨® al cine la novela Chamelle, del franc¨¦s Marc Durin-Valois, en la que se narra una literal y dolorosa traves¨ªa del desierto de una familia que s¨®lo se tiene a s¨ª misma, un dromedario y ocho o nueve cabras. Obligados por la sequ¨ªa a un desesperado ¨¦xodo, su larga marcha -que es la nuestra en tanto que espectadores- ir¨¢ diezmando a tres de los cinco componentes del grupo, al dromedario y a las cabras. A la dureza del clima y de la hambruna se unen las partidas descontroladas de grupos rebeldes y los militares corruptos de un r¨¦gimen innominado de un pa¨ªs que conscientemente nunca se cita. Yibuti fue el marco elegido de esta producci¨®n europea con actores de Burkina Faso y Ruanda.
H?nsel utiliza la c¨¢mara para se?alar la injusticia. Boorman busca el entretenimiento
H?nsel utiliza la c¨¢mara como una plataforma desde la que lanzar al mundo su "homenaje al sufrimiento de aquellas vidas a las que habitualmente s¨®lo se les dedican unos cuantos segundos en los noticieros". Y a?ade: "Tuve ganas de convertir esas im¨¢genes ajenas y lejanas, lamentablemente banalizadas, en emociones pr¨®ximas: materializar la conmiseraci¨®n". Un estilo sobrio, lento, acompasado al caminar de sus personajes, con muy pocos di¨¢logos, esenciales, una producci¨®n con medios econ¨®micos justos y el deseo de mostrar las condiciones infrahumanas en las que malviven millones de africanos.
Es una pel¨ªcula inc¨®moda, morosa, que nos habla de unos hechos tan indiscutiblemente dram¨¢ticos como de compleja resoluci¨®n. En cualquier caso, Marion H?nsel, que logr¨® concluir su filme con la ayuda de la cadena alemana Arte, consigui¨® sembrar las dudas entre una parte de los espectadores sobre la correcci¨®n, o no, de cenar unos chipirones de anzuelo en un restaurante de post¨ªn en el que, probablemente, tambi¨¦n estar¨ªa el equipo de Si el viento sopla la arena.
El veterano John Boorman, por su parte, present¨® El rabo del tigre, una eficaz y muy personal variaci¨®n del relato de Mark Twain El pr¨ªncipe y el mendigo, que entretuvo al personal asistente a la proyecci¨®n y consigui¨® una calurosa ovaci¨®n. Es una pel¨ªcula bien realizada, con una interpretaci¨®n s¨®lida de sus protagonistas (Brendan Gleeson, el excelente secundario con aspecto de Obelix -Harry Potter y el c¨¢liz de fuego, Troya o Could Mountain, entre otras- que aqu¨ª es el doble protagonista absoluto y Kim Cattrall), con un buen ritmo de montaje, unos di¨¢logos con las dosis de iron¨ªa y cinismo que exige la tradici¨®n en Reino Unido y una h¨¢bil mezcla de g¨¦neros, desde el melodrama disparatado a la comedia.
Un director que tiene en su haber pel¨ªculas como Deliverance, Excalibur, El general o El sastre de Panam¨¢, entre otras, no deja lugar a dudas sobre su concepto del cine: entretener, y hacerlo al mayor n¨²mero posible de espectadores, y para ello la industria le ofrece todo su apoyo si el previsible rendimiento en taquilla lo justifica. Es, pues, uno de los imprescindibles realizadores de la industria del entretenimiento que aspira a rentabilizar la inversi¨®n y la confianza que han depositado en ellos. Naturalmente, despu¨¦s de la proyecci¨®n de El rabo del tigre usted puede ir a cenar sin el menor remordimiento al sitio que m¨¢s le plazca y le permita su cartera.
Dos formas de concebir el cine, con recursos econ¨®micos dispares y distinta finalidad que, sin embargo, tendr¨¢n que juzgar con ecuanimidad los miembros del jurado y los comentaristas y cr¨ªticos cinematogr¨¢ficos. En realidad, hablamos de peras, manzanas y, si acaso, chipirones en su tinta.
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