"La cultura se hace en torno a los muros que nos dividen"
Laura Restrepo (Bogot¨¢, 1950) tiene ahora sobre su mesa nuevas ediciones de sus primeras novelas y las presenta en Espa?a, adonde ha venido, desde M¨¦xico, tambi¨¦n para participar en el Festival Hay de Segovia, donde habl¨® ayer con su admirado Vikram Seth. Las novelas las ha reeditado Alfaguara, cuyo premio gan¨® en 2005 con Delirio; son La isla de la pasi¨®n (1989), Leopardo al sol (1993), Dulce compa?¨ªa (1995) y La novia oscura (1999). Ojos grandes, negros, intensos: una mirada que siempre busca historias. Ahora, dice, "la historia y la cultura se hacen en torno a los muros que dividen a los hombres".
Pregunta. Ha dicho usted en Segovia que los novelistas ingleses son autores que admira, pero ?por qu¨¦ no fijarse en escritores de otras partes del mundo?
"El escritor siente la obligaci¨®n de saber; el periodista tiene permiso para preguntar. La vida es mucho m¨¢s llevadera en la medida que preguntas"
"Independientemente de que caiga bien o mal L¨®pez Obrador, son millones de personas las que gritan algo tan simple como 'Voto por voto..."
Respuesta. Estoy convencida de que Reino Unido tiene el grupo de escritores m¨¢s importantes del momento y los leo con placer, pero aqu¨ª hemos constatado hasta qu¨¦ punto el Reino Unido es una isla literaria; est¨¢n encerrados, no se dan cuenta de que el mundo ha dado muchas vueltas y de que no hay un centro, sino muchos. Dec¨ªan que no nos conoc¨ªamos. "No nos conocen ustedes a nosotros", les he dicho. Nosotros s¨ª les hemos le¨ªdo a ellos.
P. ?De d¨®nde vienen sus historias?
R. A m¨ª me gusta que pasen cosas en los libros. En Snoopy el perro se mete a escritor y descubre que a ¨¦l le gusta que haya un solo protagonista y que no pase nada. A m¨ª me pasa lo contrario que al perro. As¨ª que ando por el mundo mirando d¨®nde pasan cosas que tengan visos de aventura. Reconozco las virtudes de los libros en los que no pasan cosas, y me encanta leer a sus autores, pero para vivir y escribir yo necesito que pasen cosas, muchas cosas.
P. ?Y qu¨¦ le pasa ahora?
R. Estoy viviendo en M¨¦xico; lo que se vive all¨ª es apasionante, y tiene que ver con la democracia real. Tengo dudas de que la prensa est¨¦ reflejando la noticia en toda su dimensi¨®n. Es muy emocionante ver los millones de mexicanos que hay en la calle. Independientemente de que caiga bien o mal L¨®pez Obrador, son millones de personas las que gritan una consigna tan simple como "Voto por voto...". Nos estamos quedando con una democracia que son cascarones de grandes intereses econ¨®micos, de grandes manipulaciones de medios, y esa gente mexicana est¨¢ demandando el derecho a reclamar su voto... Entre esa gente ve¨ªas a unos viejecitos con piel de alpargata vestidos de blanco, que no son los zapatistas del subcomandante Marcos sino los zapatistas de Zapata...
P. ?C¨®mo imagina todo lo que est¨¢ ocurriendo all¨ª como materia de ficci¨®n?
R. Hay algo m¨¢s que ocurre en M¨¦xico: lo que pasa en la frontera... A m¨ª me parece que en torno a los muros y en contraposici¨®n a los muros se est¨¢ definiendo la cultura desde hace unos a?os. El muro de Berl¨ªn, el muro de Tijuana, el muro que cerca de los palestinos... En la medida que esos muros caigan, la humanidad tiene posibilidad de futuro. En Tijuana lo palpas de una manera casi f¨ªsica: ese cruce de aguas de dos culturas constituye el caldo de cultivo de una nueva civilizaci¨®n.
P. Dos novelas suyas al menos tienen a una periodista como narradora. ?Qu¨¦ le ha dado a usted el periodismo como escritora?
R. La capacidad de preguntar. El escritor siente la obligaci¨®n de saber; el periodista tiene permiso para preguntar. Para m¨ª la vida es mucho m¨¢s llevadera en la medida que preguntas y que no pretendes saber cosas. Todas mis novelas est¨¢n contadas siempre por personas que no saben de qu¨¦ est¨¢n hablando. En Delirio el marido se enfrenta a la locura de su mujer sin las herramientas profesionales que requiere un caso como el que ella padece; pasa algo parecido en La novia oscura; en Dulce compa?¨ªa, una periodista se enfrenta al fen¨®meno popular de la creencia fan¨¢tica desde su posici¨®n antigua de no creyente...
P. Y en La isla de la pasi¨®n usted cuenta una historia real del M¨¦xico de principios de siglo, como una periodista que haya ido a hacer historia...
R. Esa historia real tiene que ver con mi situaci¨®n de entonces en M¨¦xico... Yo estaba exiliada. Como escritor, uno siente la necesidad de contar lo que le est¨¢ pasando, pero el pudor se lo impide, as¨ª que vas buscando m¨¢scaras para hablar de lo que sientes sin tener que hablar de ti. Y buscando una historia mexicana que contar di con lo que ocurri¨® en torno a 1908 en lo que Magallanes llam¨® La Isla de la Pasi¨®n, y que ahora se llama Clipperton. Un grupo de gente aislada, nueve a?os, en un islote maloliente, que durante siglos aparece como un punto en el oc¨¦ano Pac¨ªfico marcado con una se?al que dice "existencia dudosa". El tirano Porfirio D¨ªaz hab¨ªa decidido que ten¨ªa que defender ese islote de un enemigo que ni siquiera exist¨ªa, y envi¨® all¨ª a soldados y a sus familias... Una isla que huele a mierda, que tiene en su centro una laguna azufrosa de aguas contaminadas, donde esta gente vive dependiendo de un barco que les lleva provisiones cada tres meses. Cuando llega la revoluci¨®n mexicana y cae el tirano, esa gente sigue all¨ª defendiendo un Gobierno que ya no existe... Como el paradigma del hero¨ªsmo, de todo lo que el hero¨ªsmo tiene de absurdo, de tragic¨®mico, el hero¨ªsmo al servicio de nada... Todo eso ten¨ªa mucho que ver con la situaci¨®n de argentinos, de colombianos, de brasile?os que coexist¨ªamos en M¨¦xico cuando yo tambi¨¦n estaba all¨ª en el exilio, siguiendo en cierta manera el propio camino del exilio de los republicanos espa?oles...
P. ?Sigue siendo La isla de la pasi¨®n una met¨¢fora de lo que sucede en Am¨¦rica Latina?
R. S¨ª, en lo que tiene de reflejo de la lucha por la dignidad humana pese a todo, que es por otra parte el asunto de mi obra, en general. C¨®mo se conserva la dignidad humana pese a todo, tambi¨¦n en situaciones l¨ªmite. Un poco como Lazarillo de Tormes, que prefiere hervir piedras antes de que se sepa que no tienen verduras o huesos para echarles al caldo. Puedes estar mordiendo el polvo, pero el ser humano se erige como un ser que vale la pena.
P. ?C¨®mo ser¨ªa la novela que querr¨ªa escribir ahora?
R. La novela del pueblo palestino, la gran saga de nuestros d¨ªas. All¨ª es donde se define el futuro de la humanidad; es el pueblo que lleva a cabo una lucha m¨¢s solitaria. Pero me hubiera gustado escribir Memorias de Adriano, lo malo es que ya lo hizo Marguerite Yourcenar.
P. Viene usted a Espa?a a hablar de novela, en Segovia. ?C¨®mo ve la novela que se hace?
R. Me apasiona la novela inglesa: Kureishi, Seth, los irlandeses, los escoceses... Y hoy en d¨ªa me parece extraordinario lo que escribe ese ser homosexual, que se rebela con una capacidad torrencial y magistral del manejo de la palabra, con la que rompe toda la mezquindad de la vieja moral. Me refiero a Fernando Vallejo, mi paisano... Y a?adir¨ªa un chileno, Pedro Levedel, otra persona homosexual arrasadora, que suple todo el caos de su rebeld¨ªa con su dominio del lenguaje.
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