?Y la participaci¨®n?
La preparaci¨®n de las elecciones en Francia por parte de las grandes fuerzas pol¨ªticas est¨¢ haciendo aparecer los grandes temas de la agenda europea: inmigraci¨®n, exclusi¨®n social, seguridad, precariedad laboral, emancipaci¨®n juvenil y, como no pod¨ªa ser de otra manera, la crisis de la pol¨ªtica institucional y convencional y la necesidad de avanzar hacia formas m¨¢s potentes de deliberaci¨®n democr¨¢tica y de participaci¨®n social. Si nos centramos en este ¨²ltimo aspecto, los problemas no son de hoy ni mucho menos. De hecho, la frase que encabezaba el llamado Libro Blanco sobre la gobernanza europea que la comisi¨®n de la Uni¨®n Europea public¨® en el 2001 dec¨ªa: "Hoy, los l¨ªderes pol¨ªticos de toda Europa se enfrentan a una paradoja. Por un lado, los europeos les piden que encuentren soluciones a los grandes problemas que tienen planteadas nuestras sociedades. Por otra parte, la gente desconf¨ªa cada vez m¨¢s de las instituciones y de los pol¨ªticos o simplemente han dejado de interesarles". No sabemos si la frase pretend¨ªa ser prof¨¦tica, pero si recordamos lo que ha ido sucediendo con la construcci¨®n europea y el intento de profundizar en su institucionalizaci¨®n con el salto adelante que preted¨ªa ser la llamada "Constituci¨®n Europea", no podemos menos que dar la raz¨®n a la Comisi¨®n por su diagn¨®stico sobre la deficiente calidad de nuestra democracia.
En este sentido, uno de los debates centrales entre los candidatos a ocupar la primera plaza de los socialistas franceses en las pr¨®ximas presidenciales se centra en dirimir hasta qu¨¦ punto conviene o no insistir en los temas de la participaci¨®n pol¨ªtica y las nuevas formas de implicaci¨®n ciudadana en pol¨ªtica. La candidata Segol¨¨ne Royal ha insistido en que la renovaci¨®n de la vida pol¨ªtica francesa que ella pretende representar debe pasar por cambios en los mecanismos de legitimidad democr¨¢tica, profundizando en aspectos de implicaci¨®n m¨¢s directa de la gente en los asuntos p¨²blicos. Lionel Jospin, que va dando vueltas a la posibilidad de volver a encabezar el socialismo franc¨¦s, comenta mientras con escepticismo que es m¨¢s importante tener ideas s¨®lidas y valores contrastados que jugar al marketing pol¨ªtico de los nuevos instrumentos de participaci¨®n, instrumentos que "de tomarse en serio, conviene ser consciente de su dificultad y de sus l¨ªmites".
?Qu¨¦ ocurre entre nosotros? Por lo que estamos viendo en estas ¨²ltimas semanas predomina el marketing y las t¨¦cnicas comunicativas a la solidez de ideas y contenidos. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el lema de la muy reciente Conferencia Pol¨ªtica del PSOE, Nuevos tiempos, nueva pol¨ªtica, que destac¨® m¨¢s por su puesta en escena y por la nueva televisi¨®n socialista v¨ªa Internet, que por sus contenidos, m¨¢s bien convencionales. Si repasamos los puntos dedicados al tema de la participaci¨®n e innovaci¨®n democr¨¢tica, se apunta a que el PSOE es partidario de la "democracia participativa" y su apuesta por "la democracia de calidad". Pero, luego, las especificaciones de esas afirmaciones gen¨¦ricas no son muy estimulantes ni concretas. Tampoco es eso excepcional. De hecho, los partidos hablan a menudo de mejorar nuestra democracia, de implicar m¨¢s a los ciudadanos, pero luego su pr¨¢ctica habitual es muy institucional y se centra en c¨®mo conseguir las mayor¨ªas necesarias para gobernar.
Que en Catalu?a CiU no mencione el tema tras su larga y estrechamente institucional experiencia de Gobierno, o que al PP ni se le ocurra ir por ah¨ª, no nos resulta extra?o. Lo significativo ser¨ªa lo contrario. Pero, me sorprende que si bien uno de los cuatro ejes del Pacto del Tinell era el que hablaba de "m¨¢s y mejor autogobierno, m¨¢s calidad democr¨¢tica", los partidos que lo firmaron no hagan, en general, referencias al tema en esta fase preelectoral. Y m¨¢s me sorprende cuando a diferencia de otros aspectos del pacto de Gobierno del tripartito que han quedado in¨¦ditos, en este caso algunas cosas se han hecho y el camino emprendido no resulta anecd¨®tico. Destacar¨ªa sobre todo el cambio en la regulaci¨®n de la iniciativa legislativa popular. La nueva ley aprobada en 2005 mejora sustancialmente la anterior normativa. Rebaja el n¨²mero de firmas necesarias para presentar una proposici¨®n de ley, permite que los firmantes puedan tener 16 a?os o m¨¢s. Y sobre todo evita la esperp¨¦ntica situaci¨®n anterior en que (como ocurri¨® con la iniciativa popular que pretend¨ªa acabar con la incineraci¨®n en Catalu?a) cualquier proposici¨®n de ley surgida de una campa?a popular pudiera acabar siendo aprobada por el Parlamento en sentido totalmente contrario a las aspiraciones de los firmantes, y sin que ¨¦stos tuvieran posibilidad de defender sus posiciones o retirar la proposici¨®n. La direcci¨®n general creada por el tripartito para impulsar la participaci¨®n ciudadana ha empezado a incorporar estas nuevas perspectivas de deliberaci¨®n y presencia ciudadana en diversas pol¨ªticas, siguiendo en muchos casos las directrices que la Uni¨®n Europea ha establecido obligatoriamente en temas como por ejemplo la gesti¨®n de las cuencas hidrogr¨¢ficas. Se ha intervenido positivamente en desbloquear la instalaci¨®n de c¨¢rceles en el territorio y se ha colaborado en la implementaci¨®n participativa de la llamada Ley de Barrios. Y se ha logrado ampliar la presencia de entidades y personas de la sociedad civil en proyectos de ley tan significativos como la de servicios sociales o la de infancia. Y destacar¨ªa, asimismo, el lograr que el 20% de los municipios catalanes hayan contado con recursos para realizar experiencias de participaci¨®n democr¨¢tica local. Con todo ello no quiero afirmar que el balance de estos a?os pueda llevarnos a la conclusi¨®n de que se han alcanzado los objetivos que sobre este tema figuraban en el acuerdo de Gobierno de finales de 2003. Pero, hemos de reconocer que, al menos, no nos hemos quedado en la mera reiteracion de buenos prop¨®sitos, de buenas palabras que luego s¨®lo tienen concreciones en nuevos cauces de informaci¨®n o de estricta comunicaci¨®n institucional. Lo importante ser¨ªa que esa experiencia prometedora, y que de alguna manera rompe con el conformismo con relaci¨®n a la cacareada distancia entre instituciones y ciudadan¨ªa, no se acabe aqu¨ª.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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