Piedras y dise?o
Faltaba un a?o para los Juegos Ol¨ªmpicos y el entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Oriol Bohigas, lanz¨® su proyecto de unificar las distintas colecciones de artes decorativas repartidas en diferentes museos municipales en un solo centro que ¨¦l propon¨ªa denominar Museu Folch i Torres. Se hicieron informes, exposiciones de prefiguraci¨®n, surgi¨® alguna que otra pol¨¦mica y, en fin, el proyecto fue pasando de mano en mano y de a?o en a?o... Como suele suceder en Barcelona, faltaba la excusa urban¨ªstica para tirar adelante la idea porque ya se sabe que un proyecto cultural resulta dif¨ªcil de justificar si no sirve, de paso, para otorgar centralidad, movilidad o vidilla a alguna zona en fase de desarrollo urbano.
El edificio del Centro del Dise?o de Gl¨°ries costar¨¢ 87 millones de euros. No hay presupuesto para ampliar la colecci¨®n
En fin, que la ubicaci¨®n id¨®nea result¨® ser la plaza de las Gl¨°ries, donde se proyect¨® un centro semisoterrado cuyo concurso arquitect¨®nico gan¨® en mayo de 2001 el estudio Martorell-Bohigas-Mackay. El muse¨®logo Jordi Pardo se encargaba de definir los contenidos mientras el Ayuntamiento de Barcelona iniciaba, no sin pol¨¦mica, la "compactaci¨®n" de gesti¨®n y servicios de los museos afectados: el de Artes Decorativas, Cer¨¢mica, Gr¨¤fica y T¨¨xtil y de la Indumentaria. El entonces gerente del Instituto de Cultura de Barcelona, Jordi Mart¨ª -que en este tiempo ha tenido tiempo de irse y de volver al mismo cargo- habl¨® entonces de 2004.
Pero ya se sabe c¨®mo son estas cosas. Si no es urgente, como el F¨®rum, las fechas son relativas y no viene de 10 a?os. La ubicaci¨®n, c¨®mo no, era complicada. No se puede poner ninguna piedra hasta que no est¨¦ totalmente definida y en marcha la complicada reforma de la plaza de las Gl¨°ries, y eso va para largo. Adem¨¢s, cuando se lanz¨® el proyecto tampoco hab¨ªa presupuesto...
Nada, que Pardo abandon¨® el proyecto y se fue con Montserrat Tura al Departamento de Interior, y la definici¨®n del proyecto pas¨® a manos de Ramon Prat, dise?ador y fundador de la innovadora editorial Actar y de la librer¨ªa-galer¨ªa Ras, especializadas en arquitectura y dise?o. Ayer, por fin, Prat adelant¨® a un grupo de periodistas algunas de las claves del futuro Centro Cultural del Dise?o de Barcelona.
Ser¨¢ un todoterreno 4x4x4. Es decir, se centrar¨¢ en cuatro disciplinas: arquitectura, dise?o industrial, grafismo y moda. Tendr¨¢ en cuenta las cuatro patas que intervienen en el proceso del dise?o: sector profesional, institucional, industrial y usuario. Y estar¨¢ dividido en cuatro grandes apartados: museo (unos 3.500 metros cuadrados destinados a exhibici¨®n de las colecciones con lecturas transversales y otros 2.500 metros cuadrados de reservas visitables); diagnosis (apartado de exposiciones temporales, actividades, publicaciones, talleres, etc¨¦tera); investigaci¨®n (incorporar¨¢ un centro para desarrollar productos en colaboraci¨®n con empresas o instituciones, organizaci¨®n de cursos, redes, publicaciones), y Producci¨®n (el centro producir¨¢ objetos y servicios).
Los dos ¨²ltimos apartados son los m¨¢s novedosos y los que pueden distinguirlo de otros museos similares. Prat ha realizado un an¨¢lisis bastante serio de la situaci¨®n del dise?o en Barcelona -"ni fuimos nunca capital del dise?o en una supuesta ¨¦poca dorada ni tampoco ahora todo est¨¢ tan mal como se dice"-, y se confiesa "no muy pesimista aunque la situaci¨®n no es para estar optimista". Como siempre el problema es que la industria no colabora y estos centros de I+D subvencionados tal vez contribuyan a dinamizar el sector. El objetivo es que el dise?o deje de ser considerado un adjetivo y se convierta en la estructura gramatical del producto. Respecto a las colecciones, siguen siendo las que hay. Hechas de donaciones y buena voluntad en su mayor parte, resultan incompletas. "Por ejemplo, falta la silla Barcelona, de Mies, aunque es bastante cara", dice Prat. " Pero hay voluntad de ampliarlas y, sobre todo, de generar un debate sobre qu¨¦ tipo de colecci¨®n queremos". Jordi Mart¨ª, que le acompa?a, asiente y asegura que desde que se presente el proyecto definitivo, hacia febrero de 2007, hasta que el museo pueda inaugurarse, no se sabe cu¨¢ndo, el centro comenzar¨¢ a funcionar con actividades de todo tipo. "?Hay presupuesto de adquisiciones?". "No". ?Y est¨¢ previsto en 2007 una partida para las actividades?". "Tal vez".
Hay que mantener la tradici¨®n y de momento lo ¨²nico que tiene presupuesto es la piedra, con perd¨®n. El edificio costar¨¢ 87 millones de euros, que en pesetas son casi 15.000 millones. Dos terceras partes las pagar¨¢ la Generalitat, que ya ha autorizado el gasto, a cuenta de la cesi¨®n municipal del Palacio de Pedralbes. El Ayuntamiento de Barcelona busca ahora nuevos socios para que le ayuden a pagar el resto, compartir los gastos de funcionamiento y ampliar la colecci¨®n para que el contenido sea digno de tan caro contenedor. Minucias.
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