Mozart, intocable
Es may¨²sculo el esc¨¢ndalo que se ha generado en Alemania, y no s¨®lo all¨ª, al revelarse que la Deutsche Oper, uno de los tres grandes teatros de ¨®pera del pa¨ªs, ha retirado del programa de oto?o, de forma semiclandestina y vergonzante, la obra de Mozart Idomeneo y que lo ha hecho por miedo a ofender al radicalismo isl¨¢mico. La canciller Angela Merkel ha calificado la decisi¨®n de "insoportable"; el ministro del Interior, Wolfgang Sch?uble, de "demencial y absurda", y el alcalde de Berl¨ªn, Klaus Wowereit, de "cobard¨ªa" y "claudicaci¨®n ante los terroristas". Todos los estamentos culturales y pol¨ªticos han pedido la reposici¨®n y su exhibici¨®n en teatros de todo el pa¨ªs.
La directora de la Deutsche Oper, Kirsten Harms, ha reconocido que tom¨® esta decisi¨®n por miedo a que la escena final en la que se decapita a varias figuras religiosas -Buda, Jesucristo y Mahoma y al dios Poseid¨®n o Neptuno- pudiera provocar represalias de radicales islamistas. Seg¨²n dijo, una "valoraci¨®n de seguridad" encargada a la polic¨ªa suger¨ªa riesgos para el teatro, los cantantes y el p¨²blico por reacci¨®n del islamismo radical a la escenificaci¨®n de Hans Neuenfels. Si alarmante es el miedo de la directora, no lo son menos los aplausos a su decisi¨®n de muchos de los l¨ªderes musulmanes en Alemania. Se?al contraria y positiva la dieron ayer los miembros de la conferencia isl¨¢mica alemana reunida en Berl¨ªn, que anunciaron su decisi¨®n de ir juntos a ver la obra.
Con sus temores a la irritaci¨®n del radicalismo islamista y su decisi¨®n por la autocensura y "rendici¨®n preventiva", como dec¨ªan ayer diversos medios alemanes, lo que ha logrado la directora de la Deutsche Oper ha sido indignar a las sociedades libres y democr¨¢ticas y alarmar a todos los individuos que luchan en todo el mundo por conseguir unas cotas de libertad de expresi¨®n como las que existen en Europa hoy. Son fruto de siglos de lucha continua, con infinitos sacrificios y reveses, desde la Ilustraci¨®n y la Revoluci¨®n Francesa. Son conquistas irrenunciables en las que nadie debe esperar que las sociedades libres den ni un paso atr¨¢s. En nada aminora todo ello el respeto profundo a todas las creencias y religiones que conviven hoy, como en siglos pasados, en Europa.
Se trata de un incidente m¨¢s en un debate que, como demuestran la crisis de las caricaturas y las palabras del papa Benedicto XVI en Ratisbona, cada vez requiere m¨¢s franqueza y buena voluntad de todas las partes. Tambi¨¦n demandan respeto mutuo y, desde luego, coraje y decoro para defender cultura, dignidad y libertad. Le han faltado a la directora de la ¨®pera de Berl¨ªn. Todos debemos estar atentos para que no nos pase otro tanto.
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