Quiz¨¢s no se repongan nunca
Resulta sorprendente la facilidad con la que estamos dispuestos a enredarnos en cuestiones intrascendentes mientras pasan por delante de nuestros ojos, a un ritmo infernal, cambios enormes, sobre los que no podemos ni chistar. ?Qu¨¦ ha pasado, se pregunta el historiador brit¨¢nico Tony Judt, para que los liberales de todo el mundo act¨²en como los "tontos ¨²tiles" del entramado que rodea al presidente Bush? ?Para que sean incapaces de promover iniciativas contra el feroz ataque que sufren las libertades civiles y las leyes internacionales? Tanto criticar a la generaci¨®n del 68 y resulta que, por lo menos, aquellos j¨®venes tuvieron la mente lo bastante despierta y la boca lo bastante abierta como para exigir el respeto a sus derechos. Al final, va a resultar que ten¨ªan m¨¢s raz¨®n a los 20 a?os que a los 50, cuando, al parecer, decidieron que la verdad estaba del lado de quienes defend¨ªan el abandono y el cinismo.
Que nadie crea que el espacio que estamos recorriendo hacia atr¨¢s se recuperar¨¢ f¨¢cilmente. Lo m¨¢s probable es que los derechos y garant¨ªas que estamos perdiendo en virtud de la llamada guerra contra el terror se pierdan para mucho tiempo. Quiz¨¢s, ?por qu¨¦ no?, incluso no se repongan nunca: quiz¨¢s ya nunca se pueda confiar en la prohibici¨®n de la tortura, ni en las leyes internacionales, ni en el derecho a saber de qu¨¦ se le acusa a uno y con qu¨¦ pruebas, ni en la obligaci¨®n de que sea un juez quien decida sobre tu libertad. ?Es posible que aceptemos todo eso s¨®lo porque creemos que nunca nos afectar¨¢ a nosotros, ni a nuestros hijos o nietos? ?Es posible que nuestros hijos y nietos piensen que eso no les afectar¨¢ a ellos, ni a sus hijos ni a sus nietos? ?que ignoren que caer¨¢ probablemente con toda violencia sobre los primeros de entre ellos que se atrevan, de verdad, a poner en peligro la continuidad de lo que representan Cheney y Bush?
Que nadie crea que lo que sucede en EE UU es ajeno a nosotros. Todos sabemos que los Gobiernos europeos y las instituciones de la UE han permanecido impasibles ante el secuestro de pretendidos terroristas, su traslado a c¨¢rceles secretas y su tortura. La Uni¨®n Europea no se ha atrevido, ni tan siquiera, a emitir un comunicado formal condenando las c¨¢rceles de la CIA (?en cu¨¢ntos de los actuales pa¨ªses miembros han estado instaladas?, ?en cu¨¢les de los pa¨ªses que est¨¢n a punto de entrar?). Todos nos hemos conformado, Espa?a incluida, para nuestra propia verg¨¹enza, con una miserable declaraci¨®n verbal del presidente de la Comisi¨®n.
Quiz¨¢s hayamos vuelto a la justicia que imperaba en el siglo XVII y quiz¨¢s necesitemos otros cuatrocientos a?os para recuperar lo que estamos perdiendo. En el Reino Unido se celebra cada julio una fiesta que se llama el D¨ªa de Guy Fawkes. Como viene recordando todos los a?os el profesor de la Universidad de Londres Justin Champion, Fawkes fue un fan¨¢tico cat¨®lico que constitu¨ªa una aut¨¦ntica amenaza para el poder protestante. Fue detenido en secreto, torturado, primero con m¨¦todos suaves (los que las leyes estadounidenses dicen ahora que est¨¢n justificados) y luego de forma met¨®dica, hasta que denunci¨® a otros implicados.
Cuatrocientos a?os despu¨¦s, dice Champion, los brit¨¢nicos pretenden ignorar que durante muchos siglos, para defender las aut¨¦nticas libertades de los protestantes en Inglaterra, Escocia e Irlanda, se persigui¨® y se neg¨® el disfrute de esas mismas libertades a los anticuados y perversos cat¨®licos. No se les llamaba cat¨®lico-fascistas, como ahora est¨¢ de moda llamar a los seguidores del Islam, simplemente porque no exist¨ªa ese vocabulario. La verdad es que s¨®lo la extensi¨®n del h¨¢beas corpus, la condena de la tortura y el respeto a derechos de las minor¨ªas permiti¨® acabar con la opresi¨®n de cat¨®licos sobre protestantes y de protestantes sobre cat¨®licos y con la amenaza que supon¨ªan unos para los otros.
Que nadie crea que el resto del mundo no se est¨¢ dando cuenta. Kishore Mahbubani, profesor de la Universidad de Singapur y uno de los m¨¢s conocidos analistas pol¨ªticos de Asia lo escribi¨® hace poco: "Muchos asi¨¢ticos se plantean una simple pregunta: ?usar¨¢ Occidente su actual dominio para preservar su propio poder o para preservar las reglas que ¨¦l mismo estableci¨® en el siglo XX?". El primer responsable es el Gobierno de Estados Unidos, pero el segundo es Europa y nuestros propios Gobiernos. solg@elpais.es
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