Los campesinos sin tierra dan la espalda a Lula
El MST reprocha al presidente no haber hecho una reforma agraria
En la vereda de un polvoriento camino de tierra que desciende hasta la ciudad de Cajamar, al norte de S?o Paulo, se levantan varios chamizos construidos con planchas de madera y telas donde unas 40 familias viven desde hace cinco a?os. El terreno donde habitan pertenece a la Compa?¨ªa de Aguas del Estado de S?o Paulo, pero ellos tratan de transformarlo en un pueblo de peque?os agricultores al que han denominado Irma Alberta.
Son una peque?a proporci¨®n de las 180.000 familias que, bajo la direcci¨®n del Movimiento Sin Tierra (MST), ocupan terrenos por todo Brasil y echan en cara al presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva que no haya realizado una profunda reforma agraria. Brasil es el pa¨ªs que cuenta con los mayores latifundios del mundo.
El reparto de la tierra no ha sido mencionado por ninguno de los dos principales candidatos
Cuando quedan tres d¨ªas para las elecciones presidenciales del pr¨®ximo domingo -la campa?a finaliz¨® ayer- el tema del reparto de la tierra no ha sido mencionado por ninguno de los dos principales candidatos.
Rosana Santos, de 21 a?os, es la "coordinadora del sector de educaci¨®n" del asentamiento. Lleva tres a?os aqu¨ª con sus padres y un hermano y espera que dentro de poco, al igual que ha sucedido en otros sitios, el Estado termine reconociendo la situaci¨®n y oficialice el asentamiento; es decir, les otorgue el derecho sobre la tierra que ocupan. "Este terreno no s¨®lo era improductivo, sino que la compa?¨ªa propietaria pensaba instalar un basurero", explica mientras recuerda que los momentos de mayor tensi¨®n se han vivido en la media docena de ocasiones en que la compa?¨ªa ha tratado de expulsarlos. Desde que el MST fue fundado, en 1984, unas 350.000 familias han visto legalizada su situaci¨®n.
Sin luz, sin agua corriente, sin alcantarillado ni escuela, y con un s¨®lo tel¨¦fono instalado en una caseta bajo la bandera roja del MST, Rosana y otros vecinos del asentamiento aseguran que la vida all¨ª es mucho mejor que la que han dejado atr¨¢s. Pero no todos han pensado igual; y de hecho a lo largo de los ¨²ltimos cuatro a?os, varias familias han optado por cambiar de aires.
Aunque est¨¢n relativamente cerca de la ciudad, y por tanto tienen accesos a los comercios, lo cierto es que la vida gira en torno a un huerto donde se cultivan desde cebollas a hierbas medicinales. "Alguna vez nos traen la Cesta B¨¢sica del Gobierno". Se trata de una ayuda que forma parte del programa de lucha contra el hambre, puesto en marcha por Lula "Pero llega a veces y tiene que quedar claro que es muy, muy b¨¢sico, apenas harina y jud¨ªas", subraya la joven.
"Lula ha errado en la distribuci¨®n de la riqueza por tres motivos", subraya Jo?o Paulo Gon?alves, de la Direcci¨®n Nacional del MST. "En primer lugar, ha mantenido la pol¨ªtica econ¨®mica de Fernando Henrique Cardoso [presidente entre 1995 y 2002]. Ese ha sido su pecado capital. En segundo lugar, al no tener mayor¨ªa en el Congreso, y para poder aprobar las leyes, ha hecho una alianza muy complicada con sectores muy conservadores y extremadamente corruptos de la sociedad. Y en tercer lugar, no tiene proyecto para Brasil. O mejor, el proyecto de Lula es el lulismo que s¨®lo est¨¢ en su cabeza", a?ade.
Parad¨®jicamente el MST coincide con la oposici¨®n socialdem¨®crata en acusar a Lula, no por lo que ha hecho durante su gesti¨®n, sino por las oportunidades que ha dejado pasar, aunque claro que en direcci¨®n radicalmente opuesta. "No pensamos que Lula sea un traidor; de hecho no hemos pedido a nuestros seguidores que voten contra ¨¦l, pero ha dejado pasar las oportunidades. Por ejemplo no ha querido hacer como Hugo Ch¨¢vez en Venezuela, que aunque haga negocios con Estados Unidos ha sido capaz de construir una alianza con una amplia base social", apunta el dirigente del MST.
Es cierto que el Movimiento Sin Tierra no ha dado consigna a sus seguidores para votar, pero no lo es menos que las posibilidades reales de que, por ejemplo, los votantes del asentamiento de Irma Alberta, acudan a las urnas el domingo son muy escasas, por no decir nulas.
Sin recursos, ni medios de transporte, se encuentran en la mayor¨ªa de los casos a cientos de kil¨®metros de los lugares donde fueron censados; y eso que Irma Alberta es el primer asentamiento cercano a un casco urbano. Los dem¨¢s est¨¢n pr¨¢cticamente aislados. Aunque todas las familias que actualmente est¨¢n en el asentamiento votar¨¢n al mismo candidato -y hay que descontar a los ni?os- apenas llegar¨ªan al medio punto porcentual del censo nacional. Resultado: el tema ya no est¨¢ en el debate pol¨ªtico.
Los moradores del asentamiento lo saben. "Las elecciones no son la soluci¨®n para los problemas de Brasil. El cambio vendr¨¢ por la organizaci¨®n del pueblo", destaca otra joven que se encarga de controlar el acceso al lugar. Los comicios tampoco preocupan a dos hombres que rondan los sesenta y presentan un aspecto de tener noventa, ocupados en pelar unas jud¨ªas peque?as y tiernas que luego vender¨¢n en la ciudad a 8 reales (unos 2 euros) el kilo. "?Sabe el trabajo y el tiempo que me lleva conseguir un kilo de ¨¦stas?", pregunta uno de ellos se?alando un plato lleno de jud¨ªas. "No me importa quien sea el pr¨®ximo presidente", termina.
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