Zafarrancho bajo el Arco de Moncloa
Hasta 5.000 autocares cruzar¨¢n en mayo las hondas zapatas que sujetan la puerta, al culminar la ampliaci¨®n de la estaci¨®n
El Arco de Moncloa, durante 40 a?os emblema de la victoria militar franquista sobre la Espa?a republicana, en el comienzo de la Ciudad Universitaria, parece tener los pies de barro. Esto es, desde hace unos d¨ªas, lo que todo aquel que se adentre en Madrid por la carretera de A Coru?a interpreta, al contemplar la base del monumento, que aparece descarnada, bajo la cual se abre un enorme hueco negro. A ambos lados del vac¨ªo, las jambas de 20 por 10 metros sobre las que la enorme cancela p¨¦trea se soporta. Por el gran agujero se escuchan ruidos procedentes de actividad subterr¨¢nea.
El origen de esta imagen se encuentra en la prosecuci¨®n de las obras de ampliaci¨®n de la macroestaci¨®n de Moncloa, que una uni¨®n temporal de empresas prolonga bajo el Arco de Moncloa gracias al trabajo de dos centenares de operarios. Han instalado sus casetas en torno al edificio del llamado Pabell¨®n de Gobierno de la Universidad Complutense y su faenar es incesante.
Dos grandes soportes se hunden hasta 18 metros por debajo de la cota del suelo
El arquitecto Javier Aldecoa dirige las obras, cuya responsabilidad compete al Consorcio Regional de Transportes, que rige el ingeniero de Caminos, Jos¨¦ Manuel Pradillo.
Bajo el Arco de Moncloa se encuentra ya excavado, y casi a punto de su remate, un vest¨ªbulo de 150 metros de longitud por 110 de fondo y unos 10 de profundidad. Alojar¨¢ 36 d¨¢rsenas. A ellas acceder¨¢ medio centenar de l¨ªneas de autobuses interurbanos, concretamente 55, unos 5.000 autocares diarios, con un movimiento de viajeros estimado en 150.000 personas por d¨ªa.
En su expansi¨®n, las obras, que abarcan 18.000 metros cuadrados, que se a?adir¨¢n a los 10.000 con los que cuenta el intercambiador existente, han mordido tambi¨¦n la base subterr¨¢nea de la cercana Junta Municipal de Moncloa, un edificio circular de ladrillo y caliza, de apariencia basilical, que permanece vallado desde hace semanas. "Lo m¨¢s importante", explica Jos¨¦ Manuel Pradillo, gerente del Consorcio Regional de Transportes "es que cuando culmine en mayo de 2007 la ampliaci¨®n del intercambiador, los autocares que accedan a Madrid cuando el Bus-VAO es de entrada, no necesitar¨¢n salir a la superficie, como ahora hacen, a la altura de paseo de Moret, ante un sem¨¢foro. En cambio, entrar¨¢n directamente por una rampa desde la rotonda del Cardenal Cisneros, situada frente a la Escuela de Ingenieros Agr¨®nomos".
Esta actuaci¨®n, presupuestada en 97 millones de euros, que cuando finalice habr¨¢ durado dos a?os, ha consistido en deshacer el obst¨¢culo que presentaba el trazado de la l¨ªnea 3 de metro en Moncloa, cuya terminal se hallaba justo debajo del edificio de la Junta y truncaba en dos el intercambiador. La l¨ªnea 3 de metro, que desde el subsuelo del Cuartel General del Aire hac¨ªa un codo hasta la calle de Fernando el Cat¨®lico, donde mor¨ªa y su trazado obligaba a los autocares que llegaban al intercambiador a emerger y detenerse en el sem¨¢foro.
Junto a un pasaje de la cercana calle del Arcipreste de Hita, que conecta esta v¨ªa con la prolongaci¨®n de Princesa, un grupo de operarios ultimaba ayer la puesta a punto de las escaleras mec¨¢nicas, a¨²n cubiertas con pl¨¢sticos y reci¨¦n instaladas. Hoy, la nueva estaci¨®n va a ser inaugurada. Fuentes t¨¦cnicas consultadas sobre el terreno destacan que no van a ser tocados los ¨¢rboles de gran porte que se encuentran en la linde del contiguo parque del Oeste. Esta gran extensi¨®n boscosa, que sufri¨® la proximidad del frente b¨¦lico durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939, era entonces un escenario de desmontes en cuyas inmediaciones se alzaba la C¨¢rcel Modelo, sobre el solar donde hoy se halla el edificio, de traza neoescurialense, del Cuartel General del Aire. Antes de que el general Franco mandara edificar el arco, que fue bautizado de la Victoria como autohomenaje a las tropas de su bando durante la Guerra Civil espa?ola entre 1936 y 1939, la zona donde hoy se asienta el arco era un extenso vertedero.
Ello explica que el suelo sobre el que fuera erigido a marchas forzadas entre 1953 y 1956 estuviera compuesto de materiales echadizos que le otorgaban una evidente inestabilidad. Tanta, que los constructores hubieron de corregirla de la siguiente manera: hincar el arco de piedra sobre dos enormes zapatas, de 6,92 metros cada una, unidas por la losa ahora visible, cuya apoyatura con el suelo firme se hunde m¨¢s de 18 metros por debajo de la cota del suelo visible desde el exterior de la plaza.
El hecho de que la profundidad de las zapatas sea tan honda obedec¨ªa a la necesidad de afianzar el monumento sobre una base tan inestable, procedente de escombros.
Por esta raz¨®n, ambas zapatas han sido rodeadas con sendos cajones de hormig¨®n que las ci?en, para impedir cualquier tipo de desplazamiento.
Asimismo, el punto de encastre entre la losa horizontal y los dos grandes tacones de hormig¨®n ha sido forrado con materiales el¨¢sticos para impedir que los movimientos del terreno o los impactos sobre las piedras lleguen a la c¨²spide del arco.
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