Regularizaciones

Los Gobiernos de Espa?a y Francia no est¨¢n tan distanciados sobre la regularizaci¨®n de inmigrantes ilegales, por mucho alboroto que hayan causado las recientes declaraciones cr¨ªticas de Sarkozy contra la medida espa?ola y la dura respuesta de Zapatero de que no acepta lecciones de nadie. El ministro del Interior franc¨¦s ha dicho que no quiere darlas, pero que tampoco est¨¢ dispuesto a recibirlas. Quiz¨¢ la fricci¨®n quede en an¨¦cdota frente al gran reto que Europa tiene con el fen¨®meno. Pero si hay algo claro despu¨¦s de la reuni¨®n ministerial de ayer en Madrid de los ocho pa¨ªses que forman la frontera sur europea es que todos ellos coinciden en que en el futuro ning¨²n socio de la Uni¨®n Europea debe realizar procesos de regularizaci¨®n masivos y que sobre todo cualquier norma en ese sentido tiene que ser consensuada en el seno de la UE.

Es un aviso para navegantes, y en particular para Espa?a. Es obvio que as¨ª sea, porque si el fen¨®meno es un problema com¨²n de la Uni¨®n, ning¨²n pa¨ªs miembro puede actuar por su cuenta y riesgo como ingenuamente hizo el jefe del Gobierno espa?ol a principios de esta legislatura. ?sa es una lecci¨®n que es de esperar que Zapatero haya aprendido. Y ayer en Madrid se la recordaron los europeos. Pero si de lecciones se trata, Sarkozy deber¨ªa admitir que resulta ilusorio que pueda fijarse por ley, como ¨¦l propone al igual que Rajoy, la prohibici¨®n de regularizaciones. Lo que se legisle hoy puede quedar obsoleto ma?ana. Sin embargo, est¨¢ bien que se hable de consensos y de que se fijen criterios sobre un problema del que no hay todav¨ªa una pol¨ªtica com¨²n.

La minicumbre madrile?a ten¨ªa todo el sentido, pues al fin y al cabo los ocho pa¨ªses participantes son los que m¨¢s afectados est¨¢n por la llegada de ilegales. Del encuentro salen por lo menos dos necesidades coincidentes: hay que reforzar la colaboraci¨®n operativa, dotando de nuevos recursos a la Agencia de Control de Fronteras (Frontex) y desarrollando m¨¢s las operaciones de patrullaje conjunto, y hay que intensificar la cooperaci¨®n con los pa¨ªses de tr¨¢nsito y de origen a trav¨¦s de m¨¢s ayuda econ¨®mica y la firma de convenios de repatriaci¨®n. No pocas de las medidas esbozadas en materia de visados o de derechos sociales para los inmigrantes resultaba impensable que pudieran ser aplicadas hasta hace poco tiempo en el seno de la UE. Ahora, sin embargo, comienzan a ser m¨¢s factibles debido a la conciencia generalizada de que no puede aplazarse por m¨¢s tiempo la puesta en marcha de una pol¨ªtica com¨²n migratoria europea.