Habitaciones tras un p¨®rtico del siglo XVI

Si hay alguna persona capaz de elevar a categor¨ªa art¨ªstica las paredes desnudas de un convento, ¨¦sta es Antonia Baz. No s¨®lo porque el material del cual est¨¢n hechos sus sue?os sea el cenobio que fundaran en 1561 los hermanos Ozores de Sotomayor junto al puerto pesquero de A Guarda, cerca de donde el Mi?o vierte sus aguas al mar. La propietaria del hotel Convento de San Benito se ha dado el gusto de convertirlo, adem¨¢s, en un museo de arte sacro y antiguo, con alguna que otra incursi¨®n por los territorios est¨¦ticos de la pintura contempor¨¢nea. Desde hace tres lustros, un peque?o hotel con encanto. A un precio, adem¨¢s, inmejorable.

El p¨®rtico original conserva en sus jambas de piedra labradas los tornos por donde las monjas benedictinas despachaban sus dulces o recib¨ªan noticias del exterior. Junto a la recepci¨®n aparece una talla de san Benito originaria del siglo XVII. Un escueto claustro, ambientado con una palmera y una fuente de piedra, distribuye las dependencias de uso com¨²n: la escalinata a la planta noble, las habitaciones, un museo de azulejos hispano¨¢rabes de los siglos XIV al XVI y una biblioteca incrustada bajo un soportal con 1.800 vol¨²menes de los siglos XVI al XVIII.

La evoluci¨®n estil¨ªstica del monumento se observa en los rellanos, las galer¨ªas, los dormitorios, herederos de las antiguas celdas en la forma, pero no en el fondo. Ahora visten tapicer¨ªas elegantes, cabeceros de madera o forja, ara?as discretas, butacones de raso y otros muebles de los siglos XVIII y XIX. Bajo hornacina se exhiben tallas religiosas del siglo XV y, en las paredes, los ¨®leos y grabados de la colecci¨®n particular de Antonia Baz. Quedan restos, es verdad, de la primigenia decoraci¨®n firmada por Isabel G. Tapia, aunque los toques cl¨¢sicos de la propietaria otorgan mayor gravidez a las alcobas y quiz¨¢ menos fluidez a los cuartos de ba?o. Est¨¢n dedicadas muchas de ellas a las primeras se?oras que tomaron el h¨¢bito en este convento, como do?a Constanza, do?a Florencia y do?a Blanca Correa de Sotomayor. Sin olvidar a la primera abadesa, do?a Beatriz Pereira de Castro.