La fabulosa historia del Papiro de Artemidoro
Las dudas y el misterio rodean la supuesta primera cartograf¨ªa de un territorio de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
La historia del Papiro de Artemidoro comienza hace m¨¢s de 2.000 a?os, cuando un ilustrador egipcio dibuja un mapa de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Y se equivoca: en lugar de Iberia, traza el perfil de la B¨¦tica, m¨¢s o menos la actual Andaluc¨ªa. Con ese error, que invalida la m¨¢s antigua cartograf¨ªa del territorio espa?ol llegada hasta hoy, arranca una aventura fabulosa, llena de prodigios y casualidades. Demasiados prodigios, dicen algunos especialistas, poco convencidos de la autenticidad del papiro. La versi¨®n de quienes sospechan contiene, sin embargo, puntos oscuros, tantos como la versi¨®n de quienes avalan la antig¨¹edad de la pieza. O m¨¢s.
El Papiro de Artemidoro fue adquirido por la Fundaci¨®n de Arte de la Compa?¨ªa San Paolo, la m¨¢s poderosa entidad financiera de Tur¨ªn, al precio de 2,7 millones de euros. ?Qui¨¦n vendi¨® la maravilla? Eso qued¨® envuelto en el misterio. El papiro se expuso por primera vez en el palacio Bricherasio de Tur¨ªn entre el 8 de febrero y el 7 de mayo de este a?o. La muestra supuso el pen¨²ltimo episodio de la peripecia. El ¨²ltimo, por ahora, es la pol¨¦mica.
El Papiro de Artemidoro lo adquiri¨® la fundaci¨®n de arte de una poderosa entidad financiera de Tur¨ªn al precio de 2,7 millones de euros
Luciano Canfora, director de 'Quaderni di Storia', publica un art¨ªculo en el que expone dudas profundas sobre la autenticidad del mapa
Hay que empezar por el principio, siguiendo la reconstrucci¨®n hist¨®rica realizada por los profesores Claudio Gallazzi y Salvatore Settis, comisarios de la muestra de Tur¨ªn. En el principio est¨¢ la mano de un dibujante que trabaja en un taller de Alejandr¨ªa, a mediados del siglo I antes de Cristo. El dibujante tiene ante s¨ª un papiro de 32 cent¨ªmetros de ancho y 240 de largo. Un escriba ha copiado en ¨¦l un texto del ge¨®grafo Artemidoro de ?feso referido a Iberia y ha dejado espacios para las ilustraciones. Artemidoro ha muerto hace unas d¨¦cadas, su prestigio es muy alto y el papiro, una vez terminado, ser¨¢ enrollado y guardado en una biblioteca, quiz¨¢ en la misma Alejandr¨ªa.
El dibujante se equivoca. En lugar de copiar toda la Pen¨ªnsula, copia un pedazo de ella. O el propio dibujante o el cliente que encarga el trabajo perciben que eso no es Iberia sino la B¨¦tica, el fragmento meridional de la Pen¨ªnsula. Y hacen lo ¨²nico que puede hacerse: pedir un nuevo papiro en blanco y enviarlo al escriba para que recomience, porque el error no se puede borrar. El primer papiro, con su texto y su dibujo desafortunado, queda en la papelera.
Pero un papiro es caro y ¨¦ste contiene a¨²n muchos espacios en blanco: los destinados a las ilustraciones que no llegaron a realizarse y todo el reverso. Un taller de decoraci¨®n se queda con el papiro y lo utiliza como muestrario. En los espacios aprovechables, otros artistas dibujan rostros humanos, animales reales o mitol¨®gicos y bocetos muy diversos.
Veinte siglos atr¨¢s, las casas de los ricos se decoraban con pinturas murales y esculturas realizadas por encargo. El cliente examinaba un muestrario y eleg¨ªa los motivos que deseaba. Durante varias d¨¦cadas ¨¦se es el destino del P¨¢piro de Artemidoro, el proyecto de obra cartogr¨¢fica se queda en cat¨¢logo comercial. Llega un momento en que el papiro, ajado y con dibujos anticuados, deja de servir en el taller. Hacia mediados o finales del siglo I se env¨ªa a otro establecimiento, un servicio de pompas f¨²nebres, donde se mezcla con otros papiros (cartas y documentos de la administraci¨®n romana en Egipto), empapado en agua, amasado y transformado en papier mach¨¦ para rellenar el interior de la m¨¢scara mortuoria de una momia. El Papiro de Artemidoro pasa los siguientes 20 siglos en una tumba.
M¨¢scaras mortuorias
Ya a mediados del siglo XIX se consiguieron deshacer algunas m¨¢scaras mortuorias para rescatar pedacitos del papiro original. La m¨¢scara que nos ocupa fue descubierta hace unas d¨¦cadas (se ignora la fecha exacta) y vendida a un an¨®nimo ciudadano alem¨¢n, quien decidi¨® destruirla para averiguar qu¨¦ conten¨ªa. La apuesta, arriesgada hasta lo incre¨ªble, dio un resultado no menos incre¨ªble: las t¨¦cnicas modernas hicieron aflorar el Papiro de Artemidoro casi ¨ªntegro. Un prodigio. Claudio Gallazzi, director del Instituto de Papirolog¨ªa de la Universidad de Mil¨¢n, y Barbara Kramer, especialista alemana, certifican en 1999 la autenticidad del documento. La Fundaci¨®n San Paolo, tutora del museo egiptol¨®gico de Tur¨ªn, el m¨¢s prestigioso del mundo despu¨¦s del museo de El Cairo, se apresura a comprar la pieza y a exponerla.
Ahora llegan las dudas. Hace unas semanas, Luciano Canfora, director de Quaderni di Storia, profesor de Filolog¨ªa Griega y Latina en la Universidad de Bari, publica un art¨ªculo en el que expone dudas profundas sobre la autenticidad del papiro. Canfora revela que el papiro procede de un comerciante armenio afincado en Hamburgo y enumera sus objeciones. Una: en el texto atribuido a Artemidoro hay errores de sintaxis y de l¨¦xico, poco veros¨ªmiles en un autor de gran nivel intelectual. Dos: las primeras 14 l¨ªneas de la cuarta columna del papiro coinciden con la voz Iberia de una enciclopedia atribuida a Esteban de Bizancio, estudioso del siglo VI. Tres: el mapa del papiro es parecid¨ªsimo a otro que figura en las ocho p¨¢ginas robadas en el monasterio del monte Athos por el griego Constantino Simonidis (1824-1867 o 1890), te¨®logo, pintor, falsificador y aventurero. Simonidis vendi¨® las p¨¢ginas robadas a la British Library, donde se conservan. La conclusi¨®n de Canfora: el Papiro de Artemidoro es una falsificaci¨®n realizada por Constantino Simonidis.
Salvatore Settis, fil¨®logo ilustre de la Universidad de Pisa y comisario de la exposici¨®n de Tur¨ªn, contraataca con otro art¨ªculo en defensa de la autenticidad del papiro. ?C¨®mo se procur¨® Simonidis un papiro en blanco de veinte siglos de antig¨¹edad?, pregunta. ?C¨®mo consigui¨® una tinta vegetal id¨¦ntica a la utilizada por los antiguos egipcios? ?C¨®mo pudo emplear t¨¦cnicas y documentos de referencia s¨®lo conocidos a partir de las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX?
El debate prosigue. La historia extraordinaria del Papiro de Artemidoro, tambi¨¦n.
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