Una sabidur¨ªa serena y alerta
Manual de infractores es el libro de alguien que ha alcanzado la sabidur¨ªa de mantenerse sereno y alerta al mismo tiempo. Esa clase de estado que cualquiera desear¨ªa no s¨®lo para la literatura sino tambi¨¦n para la vida y que supone haber pasado por numerosas fases previas, haberse sabido desprender de lo accesorio y tener un inter¨¦s genuino por lo que sucede delante de los ojos. Cada poema del libro es el resultado de una rigurosa operaci¨®n expresiva en la que la inteligencia se apoya en la sensualidad o la sensualidad conduce a la inteligencia. Cada poema es un lugar donde las provocaciones entre la sorpresa verbal y el pensamiento son continuas, como si no supiesen mantenerse quietos y ordenados en su sitio.
Tambi¨¦n, como indica su t¨ªtulo, es el libro de un infractor, de alguien que entiende la poes¨ªa como un ejercicio de subversi¨®n ¨ªntima. Es decir, que hace de cada poema la transgresi¨®n de una cierta norma social, moral, c¨ªvica, de un convencionalismo, y a la vez, un veh¨ªculo para atravesar las fronteras del lenguaje, para reordenar sus categor¨ªas, para devolverle a las palabras su condici¨®n de hallazgo moment¨¢neo.
La poes¨ªa de Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald se ha distinguido, desde la aparici¨®n en 1952 de Las adivinaciones, por su personal aventura ling¨¹¨ªstica, por la b¨²squeda de los destellos menos frecuentes de la lengua castellana, por el vocablo poco usado, las frases sentenciosas, las referencias a la literatura cl¨¢sica y el protagonismo de los conceptos, lo que le alej¨® del estilo de los poetas de su grupo, el llamado del 50, que utilizaban como base de sus poemas el lenguaje coloquial.
Una rigurosa revisi¨®n del barroco espa?ol, pero del barroco entendido no como ret¨®rica sino como laberinto, es decir, como la necesidad del camino m¨¢s largo para llegar a algunas respuestas, late en sus libros Memorias de poco tiempo (1954), Anteo (1956), Las horas muertas (1959), Pliegos de cordel (1963), Descr¨¦dito del h¨¦roe (1977) y Laberinto de fortuna (1984), una revisi¨®n feliz e insobornable que hizo de Caballero Bonald el due?o de un mundo po¨¦tico y de un estilo propio.
Pero es a partir de Diario de Arg¨®nida, el libro que public¨® en 1997, cuando su poes¨ªa, manteniendo el mismo timbre personal, se hizo m¨¢s deshuesada, m¨¢s sint¨¦tica y m¨¢s volcada en las confluencias sensoriales, emocionales e intelectuales del instante.
Por eso le conviene tanto a Manual de infractores, como le conven¨ªa a Diario de Arg¨®nida, el car¨¢cter de anotaci¨®n instant¨¢nea, diar¨ªstica, de sujeci¨®n de lo fugitivo que tienen los poemas. Se trata de elaborados apuntes en los que el autor observa lo que sucede alrededor y dentro de s¨ª mismo y establece una red de relaciones, l¨®gicas o imaginativas, que en ocasiones confluyen en el encuentro con peque?as paradojas fundamentales: la soledad, que salva de estar solo, las disputas del presente zanjadas en el pasado, la evocaci¨®n de lo vivido como forma de invenci¨®n, el olvido de los detalles en el recuerdo de las sensaciones. En uno de los poemas del libro, el titulado Coartada, escribe "La luz prensil de los espejos / atrapa a quien se mira. / Al fondo / pululan turbios flecos, marcas / opacas, falsos / indicios de la realidad, / la triste lepra antigua del azogue. / Todo es ya su reflejo. / ?Qui¨¦n / se hizo pasar por qui¨¦n? / C¨®mplice de s¨ª mismo, / el que se mira inculpa a quien lo observa".
Manual de infractores es una lecci¨®n maestra de lo que la poes¨ªa es capaz de hacer en el mundo contempor¨¢neo para encontrar su sentido pleno, para intensificar su campo expresivo y para socavar la conciencia de los lectores. Cada poema es un ejercicio de libertad y de pasi¨®n, una invitaci¨®n a distinguir lo que importa, a mirar m¨¢s.
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