Nuevo realismo
A menos de un mes de las elecciones, empiezan a asomar las primeras escaramuzas y se prueban t¨ªmidamente estrategias. De momento parece que las dos grandes formaciones pol¨ªticas catalanas han optado por la escalada de promesas, caracterizadas esta vez por su concreci¨®n y detallismo. Ante nuestros ojos desfilan gafas, aud¨ªfonos, semanas de maternidad, estancias en balnearios, euros para guarder¨ªas, premios anuales de natalidad, atenci¨®n bucodental a ni?os y pensionistas (abstenerse ortodoncia)... Los populares tratan de meter baza con el tema de la inmigraci¨®n y la inseguridad, mientras Iniciativa se esfuerza en acentuar los aspectos sociales de su mensaje (lucha contra la precariedad y la inseguridad laboral, emancipaci¨®n juvenil...). Esquerra est¨¢ poniendo el acento en los temas de desarrollo econ¨®mico y de competitividad del pa¨ªs, buscando modificar percepciones y reducir incertidumbres. Y todos sin excepci¨®n han entendido finalmente que faltan viviendas dignas y accesibles. De alguna manera parecer¨ªa que, tras la pasi¨®n estatutaria y los inflamados discursos que origin¨®, se fuera consciente de que el personal agradecer¨ªa una campa?a de perfil menos rutilante, m¨¢s centrado en cuestiones espec¨ªficas. Si la campa?a del 2003 se plante¨® en clave de contradicci¨®n radical con el neocentralismo impulsado por un Partido Popular que se sent¨ªa due?o y se?or del cotarro estatal, y se trataba de ver qu¨¦ fuerzas pol¨ªticas pod¨ªan encabezar mejor ese escenario, hoy la clave parece situarse en qui¨¦n da m¨¢s seguridad a un cuerpo electoral muy traqueteado por tres a?os de subir y bajar del debate de las esencias a la dura realidad de un Gobierno inestable y lleno de desconfianzas internas.
Los autores del reci¨¦n presentado libro La rectificaci¨® (editorial Destino), con la legitimaci¨®n que les da el ser periodistas curtidos y bien informados (Llu¨ªs Bassets, Enric Juliana, Ferran S¨¢ez y Antoni Puigverd) o personas conocedoras de los grandes dilemas ling¨¹¨ªsticos e hist¨®ricos de la Catalu?a contempor¨¢nea (Josep Maria Fradera y Albert Branchadell), apuntan a ese cambio necesario en el rumbo pol¨ªtico del pa¨ªs cuando hablan de la necesidad de encontrar "una dial¨¦ctica (pol¨ªtica) m¨¢s sincera con la realidad", o cuando propugnan un "nuevo realismo". En la introducci¨®n al libro repiten por dos veces que "¨¦ste no ha sido un libro f¨¢cil de plantear". Y lo cierto es que mi lectura apresurada me ha dejado con la sensaci¨®n de que el libro no resulta f¨¢cil de encasillar. ?se es sin duda uno de sus aciertos (el no caer en la trampa de la simplificaci¨®n y rehuir un manique¨ªsmo frecuente en este tipo de ejercicios) y al mismo tiempo ¨¦sa es tambi¨¦n su dificultad (no se sabe a ciencia cierta hacia d¨®nde dirigen la rectificaci¨®n que postulan). A falta del sosiego necesario para una lectura exigente, llena de matices, citas literarias y grosor hist¨®rico, uno tiene la impresi¨®n de que los autores consideran, desde sus propios perfiles, que el balance de estos tres a?os no ha sido el esperado y que los potenciales beneficios del cambio de Estatuto no quedan en absoluto compensados por las reacciones m¨¢s o menos furibundas, pero antag¨®nicas, que ha generado en Espa?a el reavivamiento s¨²bito de la "cuesti¨®n catalana", bastante m¨¢s all¨¢ de lo que era habitual en una l¨®gica pujolista que se daba por descontada.
El libro no es en absoluto una mera cr¨®nica pol¨ªtica oportunista lanzada en pleno debate electoral. Hablando de la coyuntura pol¨ªtica, incorporan suficientes referencias al cambio de escenario pol¨ªtico global y cosmopolita, al proceso de decadencia de los estados naci¨®n y a c¨®mo encuadrar los nuevos mimbres de la escena pol¨ªtica catalana en el contexto europeo e internacional, que de hecho trascienden el fugaz momento pol¨ªtico actual. Pero, como ellos mismos manifiestan en su introducci¨®n conjunta, al final uno se queda con la sensaci¨®n de que ha predominado la prudencia y no se han sentido suficientemente seguros para apuntar su postulada rectificaci¨®n hacia alguno de los escenarios posibles. Y ¨¦se es, entiendo, el principal problema en el que estamos ahora encallados. Estamos a 25 d¨ªas de las elecciones y no sabemos muy bien hacia qu¨¦ direcci¨®n nos quieren conducir las formaciones pol¨ªticas que pugnan por reunir apoyos y voluntades. Unos y otros, insatisfechos con lo conseguido. Unos y otros, m¨¢s conscientes que antes de la capacidad de resistencia de los aparatos estatales y de la capacidad de presi¨®n de los poderes econ¨®micos. Unos y otros, sin un mensaje estrat¨¦gico claro en el que reunir los retazos sectoriales, las promesas minuciosas, las reacciones diarias ante las declaraciones cruzadas. Sin duda esa falta de perspectiva no es un problema estrictamente catal¨¢n. Las recientes elecciones en Italia, Suecia y Austria, o las pr¨®ximas contiendas en Francia y el Reino Unido, no nos arrojan m¨¢s luz sobre relatos pol¨ªticos potentes o sobre narrativas colectivas capaces de ser encarnadas por un partido o un l¨ªder y que se?alen rumbos que seguir. Pero esas carencias no deber¨ªan empujarnos a encogernos de hombros o simplemente resignarnos ante las urgencias de un mundo crecientemente segmentado, lleno de dilemas vitales no resueltos, y ante el cual la pol¨ªtica en su sentido tradicional se siente impotente o muy seriamente limitada. No s¨¦ si necesitamos m¨¢s realismo pol¨ªtico o nuevas miradas sobre una realidad social que no encuentra respuestas en esa pol¨ªtica convencionalmente realista. Comparto la necesidad urgente de una nueva dial¨¦ctica pol¨ªtica m¨¢s sincera con la realidad. Y por ello ser¨ªa bueno que, sin renunciar al conflicto ideol¨®gico que sigue siendo vital para la renovaci¨®n de la pol¨ªtica, sepamos buscar pol¨ªtica, tambi¨¦n en Catalu?a, no s¨®lo en el quehacer institucional y de las ¨¦lites, no s¨®lo en la modificaci¨®n de la articulaci¨®n de las distintas esferas de gobierno, sino tambi¨¦n en otros muchos lugares, gentes y pr¨¢cticas.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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