El optimismo de la voluntad
En plena dictadura franquista, reci¨¦n decretado uno de los estados de excepci¨®n, se presenta A. G. D., con la barba afeitada, en la puerta de casa de unos amigos, y les dice que est¨¦n tranquilos que no pasa nada. Es la misma persona que en otras circunstancias, acabada de ingresar en la prisi¨®n Modelo de Barcelona, cuando hab¨ªa sido detenida junto con 113 personas m¨¢s pertenecientes a la Assemblea de Catalunya, en el a?o 1973, anima a sus compa?eros dici¨¦ndoles: "Los tenemos acorralados". Era Antoni Guti¨¦rrez Diaz.
Es s¨®lo una muestra del optimismo nato que infund¨ªa al trabajo pol¨ªtico democr¨¢tico en clandestinidad una constante aureola de voluntarismo y contagiaba ilusiones en todos aquellos que pudiesen contribuir a engrosar las filas de los dem¨®cratas para derribar la dictadura y alcanzar un r¨¦gimen de libertades democr¨¢ticas.
Lo demostr¨® ya en el penal de Burgos, tras una primera detenci¨®n y condena, donde conoci¨® a Juli¨¢n Grimau poco antes de que ¨¦ste fuese asesinado por la dictadura.
Lo reafirm¨® en el PSUC como dirigente y como secretario general que fue desde la transici¨®n hasta entrada la democracia. Y luego lo consolid¨® con su firme fe europe¨ªsta con ah¨ªnco y dedicaci¨®n en el ¨¢rido Parlamento de Estrasburgo o Bruselas, del que lleg¨® a ser uno de sus vicepresidentes y uno de sus miembros m¨¢s activos. Estaba dotado de una gran capacidad de trabajo pol¨ªtico y de una rapid¨ªsima habilidad t¨¢ctica.
En esta misma direcci¨®n quiz¨¢ su aportaci¨®n m¨¢s valiosa a la lucha pol¨ªtica democr¨¢tica fue su voluntad unitaria. La hab¨ªa demostrado bajo las m¨¢s duras condiciones de la represi¨®n. La proyect¨® en sus constantes viajes por la geograf¨ªa espa?ola para hilvanar puntos de movilizaci¨®n y organizaci¨®n. Y la culmin¨® con su contribuci¨®n a la construcci¨®n de la plataforma unitaria m¨¢s exitosa que fue la Assemblea de Catalunya.
Para ello se inspir¨® en la Assemblea de Intel¡¤lectuals que se reuni¨® en el Monasterio de Montserrat para protestar ante los juicios de Burgos y las temidas, y luego indultadas, penas de muerte.
La Assemblea de Catalunya era una plataforma genuinamente catalana, donde se encontraban representantes de partidos pol¨ªticos (partidos en su gran mayor¨ªa de presencia nominal m¨¢s que real, dada la represi¨®n franquista), de nacientes sindicatos y asociaciones vecinales, de dirigentes de colegios profesionales, de entidades culturales, entre otras representaciones de la ciudadan¨ªa, todo tipo de asociaci¨®n que tuviese un sentido claro de necesidad de enfrentarse a la dictadura y de sumar en torno a los famosos puntos de libertad, amnist¨ªa y estatuto de autonom¨ªa, junto con una voluntad de coordinaci¨®n con otras plataformas antifranquistas de otras latitudes del Estado espa?ol. Fue precisamente en esta cuesti¨®n, al aparecer la Junta Democr¨¢tica de Espa?a, cuando Guti vivi¨® una dura prueba de contrastaci¨®n de la realidad al intentar sin ¨¦xito trasladar este mismo esquema a Catalu?a.
En definitva, A. G. D. fue el motor de la pol¨ªtica unitaria en Catalu?a y uno de sus m¨¢ximos impulsores a nivel de Estado espa?ol. De ah¨ª que no fuese casualidad que, dando un vuelco a los recelos en parte basados en el desconocimiento sobre la instituci¨®n de la Generalitat en el exilio, apostase tambi¨¦n por fundir la legitimidad hist¨®rica con la surgida de las elecciones de junio de 1977. As¨ª particip¨® en el Gobierno de unidad de la Generalitat provisional restablecida con Tarrradellas como presidente.
Con el mismo empe?o, contribuy¨® a reformular las posiciones del PSUC como partido alineado con las denominadas tesis eurocomunistas y a su vez espec¨ªficamente catal¨¢n. Como es sabido, ambas dimensiones, la del debate ideol¨®gico como la de la especificidad catalana, generaron incomprensiones y escisiones org¨¢nicas tanto dentro del PSUC como en relaci¨®n con la direcci¨®n del PCE.
Este mismo empe?o voluntarista lo traslad¨® a la apuesta europe¨ªsta cuando fue elegido eurodiputado y posteriormente vicepresidente del Parlamento Europeo. Hace muy pocos meses su convicci¨®n europe¨ªsta le llev¨® a defender, con argumentos s¨®lidos y de largo alcance, un s¨ª cr¨ªtico al proyecto de nuevos tratados constitucionales de la Uni¨®n Europea. Nos ha dejado un pol¨ªtico activo, honesto, din¨¢mico y con un enorme sentido vital que participaba con ilusi¨®n y optimismo en cada paso de avance hacia la democracia.
Rafael Rib¨®, s¨ªndic de greuges de Catalu?a
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