'La hora fr¨ªa': el apocalipsis seg¨²n Elio Quiroga
Hace exactamente 10 a?os pas¨® por Sitges un aut¨¦ntico ovni cinematogr¨¢fico: Fotos, ¨®pera prima del canario Elio Quiroga, una audacia comparable a Arrebato, de Iv¨¢n Zulueta, o Diferente, de Luis M. Delgado, por su innegociable vocaci¨®n de singularidad. Su proyecci¨®n sembr¨® el desconcierto en la platea y espole¨® el entusiasmo de Quentin Tarantino, que solt¨® una frase -"pervertida, divertida y sexy"- que Filmax, productora de la pel¨ªcula, convirti¨® r¨¢pidamente en eslogan publicitario. "Me acuerdo de Julio Fern¨¢ndez, productor de la pel¨ªcula, grit¨¢ndome la consigna: '?Es una comedia, no te olvides de decir que es una comedia!', mientras nos dirig¨ªamos a la rueda de prensa", rememora un Elio Quiroga de regreso a Sitges con La hora fr¨ªa, su segundo largometraje, bajo el brazo.
Pero el caso es que Fotos no era una comedia, sino una marcianada hecha con total convicci¨®n, de cuya avasalladora extra?eza el espectador s¨®lo pod¨ªa protegerse con risas nerviosas. Historia de amor loco con ¨¢ngeles, v¨ªrgenes y padres sadomasoquistas, Fotos puntu¨® su rodaje con sesiones de sofrolog¨ªa que sumieron a su protagonista, Mercedes Ortega, en un estado de hipnosis inducida ideal para impostar el enajenamiento m¨ªstico que viv¨ªa el personaje. Tarantino intent¨® que Miramax distribuyese la pel¨ªcula en Estados Unidos, pero los hermanos Weinstein la odiaron con todas su fuerzas. Tras una d¨¦cada en el dique seco, La hora fr¨ªa confirma a Quiroga como un director con innegable poder¨ªo visual, pero tambi¨¦n ilustra el ¨²nico futuro de la heterodoxia en nuestra industria: el camino de la domesticaci¨®n y la normalidad.
Relato apocal¨ªptico acerca de un grupo de supervivientes asediado por mutantes y extra?as criaturas, La hora fr¨ªa -que se resiente de su draconiana producci¨®n- tiene algo de moderno episodio de Historias para no dormir y de tebeo de la Warren con final sorpresa: "Los personajes se hallan en un profundo estado de degradaci¨®n. Su situaci¨®n no tiene salida. Hay muchas historias que se mueven por debajo de lo que vemos, mucho hast¨ªo y rencor acumulado. Todo se contempla a trav¨¦s de la mirada de un ni?o, porque est¨¢ limpia y puede soltar verdades como pu?os que los adultos siempre evitan", explica Quiroga, que muy pronto empezar¨¢ a rodar su tercer trabajo, No-Do, protagonizado por Ana Torrent. "Ser¨¢ una historia de fantasmas alrededor de los noticiarios del franquismo, los No-Dos. Tendr¨¢ un componente anti-clerical. 'El Otro Mundo al alcance de todos los espa?oles' podr¨ªa ser un buen subt¨ªtulo para este trabajo", a?ade el director.
De signo muy distinto fue otra de las pel¨ªculas programadas en la secci¨®n competitiva: Rohtenburg (Grimm love story), de Martin Weisz, que puede presumir de ser el primer largometraje cuya exhibici¨®n ha sido prohibida en Alemania despu¨¦s de la II Guerra Mundial. La cinta recrea el caso del llamado Can¨ªbal de Rohtenburg, condenado por devorar a un hombre que hab¨ªa accedido a convertirse en su v¨ªctima a trav¨¦s de un foro intern¨¢utico. La tesis de una estudiante de Psicolog¨ªa sirve de hilo conductor y de lastre un tanto pomposo al puzle de flash-backs que reconstruir¨¢n esta historia que Weisz contempla como conmovedora historia de amor imposible entre dos soledades terminales. Los actores Thomas Ketschmann y Thomas Hubber logran que nos creamos una historia tan extrema, pero el director practica la hipocres¨ªa: disfraza de reflexi¨®n lo que no es sino explotaci¨®n morbosa.
De la magistral cinta de animaci¨®n P¨¢prika, de Sathosi Kon, vista en secci¨®n paralela, habr¨¢ que hablar con detenimiento.
HOY
- Exiled, de Johnny To. Un homenaje al cine de Sergio Leone a cargo de un maestro hongkon¨¦s.
- FUERA DE COMPETICI?N.
The fountain, de Darren Aronofsky. La b¨²squeda de la inmortalidad en una historia de amor tr¨¢gico
a trav¨¦s de los tiempos.
Retribution, de Kiyoshi Kurosawa. Un thriller con elementos de terror y mirada existencialista.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.