Viajando hacia el Poniente
Quiz¨¢ para restarles trascendencia, quiz¨¢ para disculparse por su inteligencia y profundidad, quiz¨¢ por ambas cosas, Orhan Pamuk suele rematar sus comentarios con una carcajada. Es lo que hizo aquella glacial y soleada ma?ana de diciembre de 2002 cuando, en su estudio del barrio de Taksin, en Estambul, solt¨® esta f¨®rmula definitiva: "La discusi¨®n sobre si los turcos son o no europeos es bizantina; lo importante es que los turcos quieren ser europeos".
El escritor acababa de regresar de un viaje a Nueva York y se emborrachaba en el balc¨®n de su estudio con una vista asombrosa: en primer plano, la c¨²pula y los dos alminares de la vieja mezquita de Cihangir, moteados de blanco por los restos de una nevada; detr¨¢s, el B¨®sforo, el estrecho que separa Europa y Asia, por el que hormigueaban buques de todos los tama?os y nacionalidades; a la derecha, el casco hist¨®rico de la ciudad, con Topkapi, Santa Sof¨ªa, la Mezquita Azul, el Gran Bazar y el Cuerno de Oro, y enfrente, Asia y unas lejanas monta?as coronadas de blanco.
Pamuk, un cincuent¨®n alto y con un rostro infantil comido por una densa cabellera entrecana y unas gafotas, reflexionaba para el EPS sobre la europeidad de Turqu¨ªa. La identidad de los turcos, dijo, estaba marcada tanto por Oriente, de cuyas estepas asi¨¢ticas comenzaron a huir en el siglo XI, como por Occidente, hacia donde siempre hab¨ªan caminado. El imperio otomano hab¨ªa tenido un pie en Asia y otro en Europa, pero su mirada siempre hab¨ªa estado fijada en el Poniente. Las reformas de Mahmud II y otros sultanes del siglo XIX, la revoluci¨®n laica y jacobina de Ataturk y la solicitud turca de incorporaci¨®n a la UE, formaban parte del mismo viaje.
"No es el dilema entre laicismo e islamismo lo que hoy divide a los turcos", dijo Pamuk. "Nuestra principal fractura interior es la muy injusta distribuci¨®n de la riqueza. Aqu¨ª hay una minor¨ªa escandalosamente rica y una mayor¨ªa pobre o muy pobre. As¨ª que si tienen un nivel de vida digno y un Estado democr¨¢tico y respetable, los musulmanes turcos ser¨¢n europeos entusiastas y gente tan feliz y pac¨ªfica como los cat¨®licos espa?oles o los protestantes holandeses". Irrebatible, ?no?
Babelia
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