"Espa?a recibe lo mejor de nuestra poblaci¨®n"
Tras una accidentada llegada al poder en abril de 2005, durante la revuelta popular que expuls¨® del poder al presidente ecuatoriano Lucio Guti¨¦rrez, Alfredo Palacio (Guayaquil, 1939) reivindica como un logro de su Gobierno la estabilidad social alcanzada en apenas a?o y medio, que le permite asistir a las elecciones del domingo en un clima de calma. Ataviado con una guayabera y un pantal¨®n oscuro, este cardi¨®logo convertido en estadista recibe a EL PA?S en su ciudad natal y se manifiesta partidario de reformar las instituciones para evitar en el futuro situaciones de desencanto que lleven a un estallido social.
Pregunta. Usted ha sido presidente de Ecuador apenas un a?o y medio. ?Qu¨¦ ha podido hacer en un mandato tan corto?
"Apenas hemos tenido 17 meses de Gobierno, pero lo fundamental es haber recuperado el Estado de derecho y los principios de la democracia"
Respuesta. Me voy con algunas satisfacciones y obviamente con frustraciones. Apenas hemos tenido 17 meses de Gobierno, pero lo fundamental es haber recuperado el Estado de derecho, las instituciones fundamentales y los principios de la democracia b¨¢sica que hab¨ªan sido pulverizados. Hemos aplicado pol¨ªticas de Estado que han permitido reorientar recursos econ¨®micos que antes ten¨ªan otra direcci¨®n y hoy se orientan hacia la inversi¨®n social. Podemos hablar por fin de un clima de paz social. Hace unos d¨ªas ha habido un debate entre los candidatos presidenciales, que han dejado claro que ¨¦ste es un pa¨ªs civilizado. Hay un entendimiento social, que todav¨ªa no llega a ser un acuerdo, en que el pa¨ªs no quiere volver a perder la democracia.
P. A pesar de esta calma social que comenta, durante la campa?a son los mensajes populistas de varios candidatos los que m¨¢s ¨¦xito tienen entre el electorado.
R. Acabamos de salir de una situaci¨®n hostil y de caos con un pa¨ªs muy fragmentado donde primaba el "todos contra todos" y el "fuera todos". A veces, por mirar lo que nos falta, que es mucho, no tenemos la sensatez de valorar lo realizado. Tenemos que exigir que las candidaturas presenten propuestas m¨¢s concretas. Debemos plantear una nueva democracia. ?Qu¨¦ dijo el pueblo cuando gritaba "fuera todos?". Ped¨ªa una democracia m¨¢s directa y expresaba su cansancio por esta democracia pseudorepresentativa. Jefferson dec¨ªa que los d¨¦spotas, aunque hayan sido elegidos, siguen siendo d¨¦spotas. Demandamos una democracia donde todos los ciudadanos tengan derecho a opinar y yo he formulado planes concretos al respecto. Probablemente necesitamos nuevas instituciones democr¨¢ticas. Adem¨¢s del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial es necesario hablar de descentralizaci¨®n, de autonom¨ªas, de recuperaci¨®n de las riquezas nacionales.
P. ?Y c¨®mo se puede plasmar ese proyecto en la nueva presidencia?
R. Yo convoco a los candidatos a recoger el esp¨ªritu de concertaci¨®n con el que fui nombrado presidente. Esta concertaci¨®n tiene que alejarse de la ira y debemos aglutinarnos alrededor de cuatro o cinco puntos que no pueden tener discusi¨®n: necesitamos defender los recursos h¨ªdricos de nuestro pa¨ªs (el agua es fundamental, m¨¢s que el petr¨®leo), la inversi¨®n en salud y educaci¨®n, y la reactivaci¨®n de la capacidad productiva.
P. El sistema electoral ecuatoriano deja al Parlamento pr¨¢cticamente atomizado y en constante oposici¨®n al presidente ?es necesaria una reforma de este sistema?
R. Absolutamente s¨ª. He intentando seis veces consecutivas reformar el sistema electoral. En tres ocasiones lo he planteado ante el Congreso Nacional y en otras tres ante el Tribunal Supremo Electoral. Hay que reformar el sistema porque no representa correctamente a los ciudadanos. Soy partidario de circunscripciones en las que el votante conozca al candidato que elige y sepa c¨®mo vota las leyes en el Congreso. La verdad es que he realizado un s¨¦ptimo intento: en enero de 2006 he mandado un paquete de reformas al Legislativo que ni han sido discutidas, pero la ley marca que al cabo de un a?o y cuatro meses el presidente de la Rep¨²blica puede someter la cuesti¨®n a refer¨¦ndum. Eso es algo que le tocar¨¢ al pr¨®ximo presidente.
P. Hasta el ¨²ltimo momento su Gobierno est¨¢ tratando de negociar la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE UU. ?Por qu¨¦ es tan importante firmar este Tratado y cu¨¢l es el peligro de no firmarlo?
R. Ning¨²n proceso puede detenerse. Uno no se puede poner contra la historia, y la globalizaci¨®n es un proceso hist¨®rico. Si se rompen las fronteras para que fluyan bienes, capitales y trabajadores, significa que debemos tener la capacidad de competir y poder distinguir aquello que corresponde a un tratado sobre comercio y aquello que no corresponde. Desde que asum¨ª la presidencia no he abandonado nunca una mesa de discusi¨®n en el caso particular del TLC, pero mantengo una posici¨®n muy clara en dos temas: agricultura y propiedad intelectual, que tiene que ver b¨¢sicamente con patentes de medicamentos. Estamos abiertos a tratados de libre comercio con todo el planeta, pero creemos que deben circunscribirse a los asuntos comerciales e incorporar otros temas fundamentales como por ejemplo las inversiones en ciencia y tecnolog¨ªa.
P. ?C¨®mo van a evolucionar las relaciones con Estados Unidos?
R. Las relaciones de todos los pa¨ªses tienen que basarse en los principios internacionales del derecho: claridad en la resoluci¨®n pac¨ªfica de conflictos, derecho a la autodeterminaci¨®n de los pueblos e igualdad entre todos los pa¨ªses. Pero esto ya no es suficiente. Es necesaria una econom¨ªa globalizada que reduzca la riqueza que se condensa en manos del 20% de la poblaci¨®n mundial y la reparta entre el 80% que carece de ella. Yo me he educado en EE UU y echo mucho de menos la vida acad¨¦mica all¨¢ y reclamo en las relaciones con Ecuador las mismas que yo tengo con mis amigos estadounidenses: una relaci¨®n de igual a igual. El Derecho internacional no permite que una naci¨®n le imponga nada a la otra. Debo decir que durante mi mandato hemos tenido muy buenas relaciones con EE UU.
P. En los ¨²ltimos a?os una importante proporci¨®n de la poblaci¨®n ecuatoriana se ha afincado en Espa?a. ?C¨®mo ve una emigraci¨®n tan focalizada?
R. La emigraci¨®n es un problema global que debe ser manejado tanto por el pa¨ªs que emite como por el que recibe. Hay cuestiones muy positivas para ambos pa¨ªses. Espa?a recibe lo mejor de nuestra poblaci¨®n. Quienes se marchan tienen un esp¨ªritu emprendedor y se convierten en una importante fuerza laboral, no s¨®lo de m¨²sculo sino tambi¨¦n intelectual. Para Ecuador tiene un factor negativo: la desestructuraci¨®n familiar que provoca. Aunque los ingresos que env¨ªan nuestros emigrantes por todo el mundo constituyen la segunda fuente de ingresos del pa¨ªs. Estoy trabajando para que los emigrantes puedan sufragar seguros sociales para la familia que dejan aqu¨ª. Hace unas d¨¦cadas la preocupaci¨®n de la gente con menos recursos era la esclavitud y ahora es la exclusi¨®n, el no tener trabajo.
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