El metro a oscuras
Recorrido con un viajero invidente por el suburbano de Madrid, donde muchas l¨ªneas carecen de megafon¨ªa
Tras las gafas amarillas de Luis Palacio se extiende un banco de niebla en el que la sombra de los objetos con los que se cruza aparece de repente. S¨®lo cuando ya est¨¢ a punto de tropezarse con ellos. A los 18 a?os empez¨® a quedarse ciego y hoy apenas conserva el 2% de la visi¨®n. Logan, un perro con nombre de aeropuerto estadounidense, le gu¨ªa a todas partes. "Me avisa hasta de los bordillos. Pero, claro, si ahora le digo 'Logan, ?a Barquillo 17!', pues el pobre se queda parado", dice soltando una carcajada y mirando a su escudero. Otra cosa que no sabe hacer su lazarillo es reconocer las paradas de metro o autob¨²s. Aunque esto no ser¨ªa un problema si el Ayuntamiento se hubiera preocupado de que el sistema de alerta sonora funcionase en todos los vagones.
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EL PA?S realiz¨® un recorrido el pasado viernes con Luis y Logan por el metro de Madrid y comprob¨® c¨®mo m¨¢s de la mitad de los vagones carec¨ªa del aviso que alerta en las paradas. "Hombre, siempre se puede pedir ayuda a la gente. Pero se trata de que uno pueda moverse por la ciudad de forma aut¨®noma", reivindica Luis.
Tras sortear el campo de batalla en el que las obras han convertido la calle de la Montera, Luis y su perro llegan a Sol. Suben a un vag¨®n de la flamante l¨ªnea 3 y comprueban que no hay aviso de las paradas. "Mucha modernidad pero ni rastro de la megafon¨ªa", denuncia. La Consejer¨ªa de Transportes asegura que ya se avis¨® de que hasta el mes de noviembre no funcionar¨ªa, puesto que el servicio est¨¢ en pruebas. "Pues me parece impresentable que desde el consorcio no se haya exigido la obligatoriedad de que funcione desde el primer d¨ªa", protesta este usuario. "En Mosc¨², en el a?o 81, ya funcionaba en todos los trenes". Ser¨ªa cosa del comunismo.
Se bajan en Moncloa y van en busca de un tren de la l¨ªnea 10 para ir hacia Tribunal. Dentro del vag¨®n una vocecita de mujer anuncia la siguiente parada. "Vaya, pues esta ma?ana no funcionaba", asegura Luis. El anuncio de las paradas tiene un sistema de antena a antena. Cuando el convoy se acerca a la estaci¨®n, recibe una se?al que conecta el sistema de megafon¨ªa. Sin embargo, si hay alg¨²n tipo de interferencia, la frecuencia queda inhibida y deja de funcionar durante dos estaciones. Por eso, a veces, el mismo tren anuncia s¨®lo algunas paradas.
Mientras se acerca la siguiente estaci¨®n, Luis esboza algunos de los problemas de la gente de su asociaci¨®n. ?l es coordinador de la Plataforma Baja Visi¨®n de Espa?a. S¨®lo en la Comunidad de Madrid hay m¨¢s de 250.000 personas que, sin llegar a la ceguera total, perciben un mundo sesgado a trav¨¦s de los ojos. La mayor¨ªa no lleva bast¨®n, gafas oscuras o lazarillo. Son invisibles para el resto de ciudadanos. La baja visi¨®n puede afectar al campo visual (amplitud), o a la agudeza visual (profundidad).
"Una persona puede ser capaz de ver el color del sem¨¢foro pero tener problemas para saber si pasan coches", explica Luis. "Luego est¨¢n los bolardos", dice como anunciando la peste. "Tenemos heridos graves cada dos por tres. La gente con problemas de campo visual se da con ellos a menudo. Y cuando trata de sortearlos, con la vista permanentemente pegada al asfalto, termina d¨¢ndose contra los toldos de las tiendas".
En San Bernardo, Luis pone a prueba la l¨ªnea 4. N funciona. "En qu¨¦ parada debemos estar...", pregunta con sarcasmo. "?Qu¨¦ deber¨ªa hacer ahora? ?Bajo y le digo al conductor que no funciona la megafon¨ªa?". En Arg¨¹elles, la l¨ªnea 6 en direcci¨®n a Pr¨ªncipe P¨ªo carece tambi¨¦n de la se?al de aviso.
En uno de los cambios de tren, un hombre quiere ayudar a Luis. ?l se lo agradece pero lo rechaza. "A veces es peor cuando te ayudan. Te empujan hacia alg¨²n sitio que no quieres ir. O cuando se acercan a acariciar al perro... Es como si le hicieran cosquillas al conductor de un autob¨²s", subraya. "Por eso es importante poder valerse por uno mismo".
Luis se despide para coger un tren de cercan¨ªas en direcci¨®n a Aravaca, donde vive. "Por suerte, los cercan¨ªas tienen todos la se?al de aviso", dice. De vuelta, en la l¨ªnea 2, una voz casi imperceptible anuncia la parada del metro de Sevilla.
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