P¨¦simo mensaje

El Ministerio del Interior anunci¨® el pasado martes la decisi¨®n de suspender la cumbre de ministros de Vivienda prevista para los pr¨®ximos 16 y 17 de octubre, a la que hab¨ªan confirmado su asistencia representantes de 30 pa¨ªses europeos. Seg¨²n la versi¨®n de su titular, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, los responsables de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona habr¨ªan coincidido en la necesidad de aplazar la reuni¨®n por razones de seguridad, ante las amenazas de okupas y otros grupos radicales. Ambas instituciones catalanas han desmentido al ministro.

Si bien el error inicial pudo encontrarse en fijar la fecha de la reuni¨®n coincidiendo con la campa?a para las elecciones auton¨®micas del pr¨®ximo 1 de noviembre -una imprevisi¨®n de la que, en ¨²ltima instancia, deber¨ªa responder la ministra Trujillo-, el aplazamiento por razones de seguridad es una decisi¨®n rotundamente equivocada. Adem¨¢s de poner en evidencia la falta de coordinaci¨®n entre las distintas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de los que las polic¨ªas municipales y auton¨®micas forman parte, transmite nefastos mensajes pol¨ªticos en m¨²ltiples direcciones.

Los grupos de alborotadores que amenazaron el normal desarrollo de la cumbre han obtenido, por primera vez, lo que para ellos equivale a una victoria, algo que no redundar¨¢ en la tranquilidad de futuras citas de relieve en Barcelona. Y es dif¨ªcil, por otra parte, que los Gobiernos invitados a la cumbre no extraigan la err¨®nea conclusi¨®n, alimentada por los argumentos con los que han sido desconvocados, de que Barcelona se enfrenta a un problema de seguridad mayor que otras ciudades europeas.

En el trasfondo de la decisi¨®n de aplazar la cumbre queda flotando, por ¨²ltimo, la impresi¨®n de que ninguna fuerza pol¨ªtica ha querido correr el riesgo de que unos eventuales incidentes tuvieran consecuencias electorales adversas. La acci¨®n de v¨¢ndalos como los que se han dejado ver estos d¨ªas y que amenazaban con reaparecer en la cumbre de ministros de Vivienda no puede ser, ni directa ni indirectamente, una baza electoral para nadie. M¨¢s bien, un motivo de firme y un¨¢nime condena.