Baile de gala
En su ¨²ltima funci¨®n, la Bienal realiz¨® su ¨²nica visita al Teatro de la Maestranza, un marco que se adecu¨® de manera perfecta al concepto de gala de clausura que se anunciaba. Era el colof¨®n merecido a una edici¨®n que se hab¨ªa dedicado al baile y, en este terreno, la anfitriona, Sevilla, tiene escuela propia, as¨ª que, para el acto final, nada mejor que homenajearla con las figuras que llevan su ense?a. Para la ocasi¨®n se cont¨®, adem¨¢s, con dos invitados: el core¨®grafo Ram¨®n Oller y la cantante Diana Navarro. Al primero se le debe atribuir el delicado paso a dos de la primera parte, porque se me antoja que poco podr¨ªa tocar en la contribuci¨®n de las figuras principales. La malague?a, por su parte, aport¨® su barroquismo melism¨¢tico a la danza de la sevillana.
Gala de clausura
Baile: Manolo Mar¨ªn, Merche Esmeralda, Manuela Carrasco, Nani Pa?os. Colaboraci¨®n especial: Diana Navarro. Direcci¨®n: Ram¨®n Oller. Teatro de la Maestranza, 15 de octubre de 2006
Las galas tienen a su favor la garant¨ªa de disfrute con unos maestros consagrados que nunca van a decepcionar y en contra, una cierta sensaci¨®n de dej¨¤ vu, que s¨®lo se ver¨¢ mitigada por la inspiraci¨®n que los artistas tengan esa noche. Dos partes y dos caras tuvo la gala. Es el recurrido juego entre el clasicismo de la escuela bolera y la de impronta m¨¢s racial, entre Sevilla y Triana. Merche estilizada, Manuela arrebatada. Ant¨ªtesis aparente de un arte, a la postre, ¨²nico. Hasta la iluminaci¨®n y el sonido contribuyeron a esta dualidad. Colores claros para la primera parte y juego de sombras para la segunda.
Merche Esmeralda es un manual de uso de la bata de cola que mueve con supina elegancia en cualquier estilo. Su cintura es prodigiosa, su escorzo roza lo inveros¨ªmil y sus brazos son un cat¨¢logo infinito de figuras. Adem¨¢s de sus alegr¨ªas y su sole¨¢, supo conjugar un l¨ªrico paso a dos con Nani Pa?os y unos tangos de arte y picard¨ªa junto a Mar¨ªn. Manuela Carrasco impone el poder¨ªo con su presencia y reparte emociones con la fuerza de sus pies. Sobria en la seguiriya, abierta en el taranto y racial como ella sola en una sole¨¢ de tinte taurino en un traje que remit¨ªa al capote torero. Los dos cuadros, cada uno en su estilo, gozaron adem¨¢s de un atr¨¢s de lujo que son¨® a la perfecci¨®n. No fue el caso del zapateado de Manuela que sufri¨® una incomprensible y met¨¢lica sonorizaci¨®n.
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