?Oh Mar¨ªa!
Uno ya no se suele sorprender por nada, saturados como estamos por el continuo bombardeo informativo. Hay tantas y estrafalarias noticias que lo del hombre aquel que mordi¨® al perro se ha convertido en lo m¨¢s rutinario; hay que ir al retru¨¦cano de la noticia para que ¨¦sta lo sea. As¨ª, en Bilbao, la polic¨ªa no s¨®lo detiene a unas personas por vender droga, es que hac¨ªan esta actividad il¨ªcita en una pensi¨®n ilegal. La pensi¨®n estaba fuera de la ley, los delincuentes estaban fuera de la ley, lo ¨²nico que faltaba para cerrar el c¨ªrculo es que la polic¨ªa fuera ilegal. Aunque tampoco sorprender¨ªa demasiado, despu¨¦s de lo que le ha pasado a esa chica gallega cuando cog¨ªa el avi¨®n en Canc¨²n de regreso de su viaje de bodas. Lo normal a la vuelta de un viaje de novios, como todo el mundo sabe, es traer unas cuantas balas y un fulminante, con todos los controles que hay hoy en los aeropuertos. Algo huele a podrido.
Tampoco uno se sorprende demasiado, despu¨¦s de que el Papa se tocara con un tricornio de la Guardia Civil, que al arzobispo de Pamplona le regalaran uno -adem¨¢s, de gala-, tras ver el desfile de la Benem¨¦rita. Ese gesto puede mostrar mejor que mil palabras que Navarra no es Euskadi; en las otras tres provincias ning¨²n obispo se atrever¨ªa a tanto. Porque el pastor de las almas cat¨®licas navarras acab¨®, como el Papa, poni¨¦ndoselo.
Pero, sinceramente, me llam¨® m¨¢s la atenci¨®n ver desfilar por la Castellana a esa nueva unidad militar de intervenci¨®n inmediata con boina amarilla y uniforme oscuro. ?Qu¨¦ horterada! ?Se acuerdan de aquellos fervorosos j¨®venes, chicos y chicas, que al anterior Papa le cantaban cuando reposaba de su enfermedad en una cl¨ªnica, con un sentimiento, unos gestos y una cosa que sal¨ªa de sus corazones, como el Amo a Laura que posteriormente apareci¨®? ?Se acuerdan de aquellos j¨®venes y del cachondeo que se levant¨® en los programas de tele-cotilleo? Pues bien, la unidad militar de intervenci¨®n inmediata lleva el mismo uniforme que aquellos meapilas. Hoy d¨ªa hasta el dise?o entra en el Ej¨¦rcito, aunque al final no se den cuenta de que se parecen a los romeros pijos. Esperemos que no les hagan entonar el ?Oh Mar¨ªa! que le dedicaron al Papa, aunque siempre quedar¨¢ la excusa para hacerlo de que la patrona de la infanter¨ªa es la Inmaculada Concepci¨®n.
Parece el mundo al rev¨¦s: el arzobispo con tricornio y los militares de monaguillos. El imperio de la comunicaci¨®n es lo que est¨¢ en todo su esplendor; gestos y uniformes est¨¢n para salir en los medios, y el que no se moje no tendr¨¢ popularidad. De ah¨ª el ¨¦xito del candidato de Ciutadans de Catalunya, ¨¦ste sin uniforme alguno, saliendo en la foto en pelota picada, como Dios lo trajo al mundo. Resulta una forma inocente de ser conocido, a la vez que connota otro mensaje: que est¨¢n en el desamparo m¨¢s absoluto -ande, ¨¦chele unos votitos a ver si le alcanza para comprarse algo de ropa para cubrirse-, o que est¨¢n m¨¢s solos que la una en esa Catalu?a correcta y feliz del siglo XXI, donde los mordiscos de los partidos grandes sobrepasan a los de aquel hombre que mordi¨® al perro.
Por eso siempre ser¨¢ bienvenida, por esperada, la noticia de que finalmente en el Santuario de Arantzazu se ha constituido un centro para la paz bajo los auspicios de los franciscanos, pac¨ªficos y humildes frailes que nunca se dejaron llevar por la violencia, hija de la santa indignaci¨®n, de sus coet¨¢neos fraticelli. Aquellos que, dirigidos por Arnaldo -no Otegi, sino de Arnaldo de Brescia- ocuparon Roma durante una d¨¦cada en el siglo XI, hasta que las tropas llamada por el Papa los colgaron a todos. Buena noticia la del centro por la paz. Despu¨¦s de muchos a?os hemos descubierto que m¨¢s vale un centro para la paz que un mal campo de entrenamiento en Las Landas. Siempre sacaremos m¨¢s producto de lo primero que de lo segundo, y es bueno que la palabra paz vaya dejando de tener connotaciones claudicantes y traidoras. Esperemos que muy pronto se vaya abriendo espacio la libertad, porque de la paz sin ¨¦sta era de lo que hac¨ªa gala un se?or muy peque?ito con estrellas de general que hasta se atrevi¨® a hacer una campa?a de "veintincinco a?os de paz". Sin embargo, Paul Preston, en la inmejorable biograf¨ªa de Franco, dej¨® claro que lo que se conmemoraba era veinticinco a?os de victoria. Que no cunda el ejemplo de manipularla, ?oh Mar¨ªa!
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